Estaba por cumplir los 30 años y no se imaginaba que un accidente menor lo llevaría a hacer lo que nunca se había animado: perseguir su sueño
Nunca había tenido el valor de entregarse a su pasión, soltar los miedos y aferrarse a lo que realmente le gustaba. Inspirado por su padre, que era músico pero nunca se había podido dedicar profesionalmente a su vocación, Juan Pablo Granatelli se acercó al fascinante universo de la música a los ocho años. Estudió desde temprana edad y obtuvo el título de profesor a los 21. “Siempre me vinculé de manera semi profesional, tocaba en algunas bandas y daba clases. Lleno de creencias erróneas acerca de poder vivir de lo que me apasionaba o desarrollar el talento para también beneficiar a los demás, la realidad es que nunca tuve el coraje de dedicarme de lleno a lo que me apasionaba: la música”.
Y así como sucede en el mundo de la música, “cuando la disonancia lleva a la consonancia” (en palabras de Juan Pablo), un accidente menor, pero no por ello sin importancia, lo llevó hacia su nuevo camino. Corría agosto de 2005. Juan Pablo trabajaba en el sector de finanzas de un prestigioso laboratorio sobre la Avenida San Juan de la Ciudad de Buenos Aires. Imposibilitado de desplegar sus capacidades en ese ámbito, un descuido hizo que se fracturara el pie mientras caminaba por el centro cuando hacía un trámite para la empresa donde trabajaba. “Estaba próximo a cumplir mis 30 años. El universo me estaba enviando un claro mensaje: yo era maratonista, corría más de 15km diarios y me fracturé el pie. Si bien al principio toqué fondo -algo que luego entendí como parte esencial para mi proceso de cambio- y me deprimí muchísimo, luego de estar un mes en cama para alguien muy inquieto como yo, comencé a replantearme toda mi vida”.
Era el momento de ir por sus sueños
No lo dudó. Ya no tenía nada más que perder. Pero Juan Pablo no tenía un plan B y, para colmo de males, “cargaba” con la historia de su papá que se había hecho emprendedor y le había ido muy, pero muy mal. Tanto, que la aventura puso en peligro la casa donde vivían.
Con muletas y la confianza de sus primeros alumnos
Sin embargo Juan Pablo no estaba dispuesto a bajar la mirada. Sabía que su comienzo iba a ser difícil. “Renuncié a todo lo hipotéticamente seguro: sueldo mensual, obra social, vacaciones, entre otras tantas ideas que tenemos arraigadas y me animé a crear mi propio espacio de enseñanza musical, con un método propio muy disruptivo, para una meta que había tenido siempre en mi cabeza. Quería conectar y utilizar a la música como vehículo para desarrollar el talento y la creatividad en las personas. Algo que después, con el correr de los años, me di cuenta que lo había aplicado en mí mismo. Entonces armé un plan que integraba música y liderazgo personal. Y, sin tener ningún referente a mano, confié y empecé”.
Aunque su familia nunca dio el visto bueno para que generara su independencia laboral -¡y mucho menos con la música!- en ese momento lo vieron tan mal anímicamente que, de algún modo, se resignaron y dejaron que Juan Pablo transitara su propio camino.
Con las muletas bajo los brazos, salía a repartir volantes a las casas de música y negocios del barrio. Tuvo buena respuesta en poco tiempo. “Y les agradezco a todos esos primeros alumnos que confiaron en mí. Además de enseñar música, empecé a desarrollar todo tipo de habilidades y talentos personales con todos ellos. Para comienzos de 2006 ya ganaba más que en el anterior trabajo y durante mucho tiempo la lista de espera de interesados en estudiar conmigo, siempre estaba llena. Mi vida había cambiado rotundamente”.
Subir el nivel
En 2017 sintió que era el momento de ir por más. Apuntó a un objetivo alto, pero no por eso inalcanzable. “Para ese momento funcionaba más como un mentor personal que un profesor de música”. Se asoció con un alumno con experiencia en el área del marketing corporativo y juntos comenzaron a crear propuestas y actividades disruptivas para trabajar con los sectores de Recursos Humanos de diferentes firmas.
Los recibieron con los brazos abiertos. Hasta que en 2019 los directivos de Mercado Libre se interesaron en la propuesta y contrataron los servicios de Juan Pablo para los empleados. Primero fue a nivel local y luego a nivel regional. Hoy se define como un speaker que brinda conferencias de alto impacto sobre diversas temáticas de negocios y de desarrollo personal, educando y entreteniendo al mismo tiempo. A través de la música como vehículo, da talleres de formación para empresas, líderes y profesionales sobre: inspiración y técnicas creativas, liderazgo disruptivo, el trabajo en equipo, la inteligencia emocional y gestión de personas. El año pasado abrió su propia consultora El Dragón “Break Your Limits”.
Actualmente cuenta con un área dentro de su casa destinada a la escuela de música. Allí da clases a personas desde los 4 años en adelante. Su alumno más grande tiene más de 60. “Dentro de la diversidad de alumnos, puedo encontrar desde CEOs, emprendedores y empleados de empresas hasta niños, jóvenes y adolescentes. Todos ellos tienen algo en común: su pasión por la música, su talento y su determinación para transformarse y traspasar sus límites permanentemente. Eso es lo que me sucedió precisamente a mí. Soy muy feliz, casi que volví a nacer a partir de aquella fractura que cambió mi vida de forma inesperada. Me levanto muy temprano. Como soy muy apasionado, estudio todos los días. Medito tres veces por semana y hago running otros 3 días. Sí, sigo corriendo ¡y mucho!”.
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