Fiestas minimalistas, informales y a medida
En la Argentina, varias parejas eligen salirse del libreto y hacer bodas menos pomposas
LA NACIONSonia Costa jamás soñó con entrar de blanco en una iglesia, y mucho menos se imaginaba bailando un vals. Por eso, cuando se casó a los 35, después de siete años de novia, planeó un " after office wedding party ", una fiesta que empezaba justo después del trabajo, un viernes, a las 19, y que tenía como premisa ser íntima, para amigos y familiares cercanos.
"Mi marido es cocinero, para él era su segundo matrimonio y queríamos algo informal, rústico. Siempre dijimos que si alguna vez nos casábamos iba a ser una fiesta para amigos", cuenta Sonia, que avisó que se casaba a través de un video que servía como única participación a la fiesta.
Cada vez más parejas eligen bodas menos tradicionales y más informales. "Eran varios los novios que no sabían cómo sentar a sus padres separados, que, a su vez, tenían nuevas parejas, y empezaron a sacar las mesas y armar livings con comida bandejeada", dice la wedding planner Romina Blanco. Pero lo que surgió como una solución a un problema pronto se transformó en tendencia.
"En los casamientos informales lo último son las islas de comida: desde mexicana o peruana hasta sushi, para que cada uno se sirva lo que quiera. Y la mesa dulce tampoco existe: se usa bandejear pequeños bocaditos ", explica Blanco.
Tatiana Goldstein, directora y creadora de CasarCasar ( www.casarcasar.com.ar ), una página donde los novios se registran y pueden crear en forma gratuita la página web de su boda, asegura que la informalidad está en alza, sobre todo en parejas que pagan ellas mismas su casamiento y quieren reducir algunos costos, pero privilegiando siempre la originalidad.
"Hoy la tendencia es hacer algo menos estandarizado. Los novios no quieren que sea una boda más", sostiene Goldstein, cuyo sitio registra 175.000 visitas y tiene más de 5000 usuarios registrados. Blanco coincide: "Hoy las bodas las pagan los novios y al no tener tanto presupuesto se involucran y hacen algo artesanal. Pueden ser los centros de mesa, los souvenirs o las invitaciones, pero son ellos o un familiar los que los hacen".De hecho, Sonia puso a coser a su mamá y a su suegra banderines y caminos de mesa de tela para ambientar su casamiento como un bistró parisino. "Queríamos ahorrar, decorar y servir la comida -recuerda Sonia-. Tuvimos ayuda de la familia y amigos, y por suerte pudimos hacer el casamiento a nuestra medida." Tan contenta quedó, que hoy ayuda a sus amigas a armar sus fiestas.
LA NACIONTemas
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