Fundadores en fuga
Cuando Instagram dio sus primeros pasos en 2010, la aplicación de fotografía digital se destacaba por sus diferentes y llamativos efectos y filtros retro. Creada por el brasileño Mike Krieger y el estadounidense Kevin Systrom, en 2014 Facebook la compró por 1000 millones de dólares, y desde entonces pasó de tener 30 millones a 1000 millones de usuarios.
Brian Acton, un exempleado de Yahoo!, junto con su socio, Jan Koum, intentó postularse a Facebook, pero no quedó seleccionado. Luego crearon WhatsApp, el chat que, ya con 450 millones de usuarios, sería adquirido por Facebook en 2014 (la cifra actual es de mil millones de personas).
Koum dijo que una de las inspiraciones para crear el chat vino en uno de sus tantos viajes por el mundo. Y en particular, en un viaje a la Argentina, donde tuvo que lidiar con la particular forma de marcar un número desde el exterior.
El gran crecimiento de estas apps estuvo acompañado por la independencia que Mark Zuckerberg les otorgó a sus fundadores para desarrollar nuevas funciones y sostener la demanda de los nuevos usuarios. Pero pronto llegaron los roces. Algunos señalan que Koum se alejó por diferencias en el manejo de datos personales que tuvo la red social y por la potencial llegada de los avisos publicitarios en WhatsApp. Acton fue más explícito y, tras el escándalo con Cambridge Analytica, fue elocuente: #deletefacebook.
"Mike y yo estamos agradecidos por los últimos ocho años en Instagram y seis años con el equipo de Facebook. Ahora estamos listos para nuestro próximo capítulo", dijo Systrom sobre la partida de la compañía, en un tono más amigable, pero en el contexto de un llamativo éxodo de fundadores de dos de las aplicaciones más utilizadas en todo el mundo.
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