Gracias a un transplante, nació un bebé de un útero cadavérico
Cuando Jennifer Gobrecht tenía 17 años, los médicos le dijeron que nunca podría tener hijos. Pero ayer, el equipo médico de la Universidad de Pensilvania anunció que en noviembre del año pasado dio a luz por medio de una cesárea a Benjamín, un nene sano. De acuerdo con The New York Times, se trata del segundo nacimiento en Estados Unidos a partir de un trasplante de útero de un donante cadavérico.
Gobrecht, de 33 años, nació con el síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser, lo que significa que tiene ovarios pero no útero. Este trastorno congénito afecta a una de cada 4500 mujeres.
En 2017, su marido y ella exploraban la posibilidad de ser padres por medio del implante de embriones en un útero subrogado cuando fue elegida por el equipo médico de la Universidad de Pensilvania para ser la primera paciente en un ensayo de trasplante de útero de una mujer fallecida. Se espera que este método sea exitoso en otras cinco mujeres que también forman parte del ensayo.
Un trasplante de útero es una manera de poder lograr la maternidad. Gracias a los avances de la ciencia en la medicina, el útero de una mujer muerta también puede ser trasplantado. Este novedoso método podría ayudar no solo a mujeres nacidas sin útero, sino también a aquellas cuyo útero no sea viable o que haya tenido que ser extirpado.
El primer nacimiento en el mundo logrado a partir de un trasplante de útero de una donante cadavérica y el primero en América latina ocurrió en 2017 en Brasil y la nene nació con buen peso y excelente estado de salud. El verano pasado, la Clínica de Cleveland anunció el primer nacimiento en Estados Unidos luego de un trasplante exitoso.
De acuerdo con el Dr. Paige Porrett, profesor asistente del equipo de cirugía del Hospital de Pensilvania y co-líder del estudio, utilizar donantes muertos elimina los riesgos quirúrgicos innecesarios que los pacientes vivos sufrirían como consecuencia de la donación. Sin embargo, más de 80 mujeres ofrecieron donar sus úteros para el estudio.
Un nuevo camino para alcanzar la maternidad
La infertilidad uterina es una condición que afecta al 5% de las mujeres en el mundo. Esta se puede referir al nacimiento sin útero, que haya sido extirpado o que tengan útero pero este no sea viable para procrear.
Médicos del Hospital de la Universidad de Pensilvania señalan que utilizar un útero de una mujer muerta representa ventajas considerables ya que los cirujanos tienen mejor posibilidad de extraer el útero con mayor cantidad de vasos sanguíneos lo que facilita que durante el trasplante, los vasos del donante puedan ser suturados a los del paciente.
En 2018, Gobrecht fue sometida a una cirugía de diez horas para el trasplante de útero. A partir de ese momento tuvo que seguir un régimen muy estricto y tomar inmunosupresores para evitar que su cuerpo rechazara el órgano.
Alrededor de seis meses después de la cirugía, los doctores implantaron el primer embrión y fue exitoso. Posterior al nacimiento del bebé, el útero fue removido de su cuerpo.
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