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A los 53 años, Karina Rabolini conserva intacta la cintura de sus tiempos de modelo y esas piernas perfectas que la hicieron famosa en las pasarelas. ¿El secreto? Su apego a la vida
sana, la buena alimentación y la disciplina para entrenarse a diario, hábito que contagió a su pareja desde hace tres años, Ignacio Castro Cranwell (48), y que ni el aislamiento social, preventivo y obligatorio provocado por la pandemia de Covid-19 logró interrumpir. Por eso, aun durante la cuarentena, la ex mujer de Daniel Scioli y su novio hicieron media hora de gimnasia en casa todas las mañanas (incluidos los fines de semana), siguiendo las diferentes opciones que ofrece la aplicación de Nike, y otra media hora de cinta o bicicleta fija, y en los últimos días también pudieron salir a correr por el barrio de Tigre en el que viven –provistos de sus barbijos– ahora que las autoridades lo permiten.
Además, siguen un plan alimentario sin hidratos, a base de carnes y ensaladas (comen harinas una vez cada doce días) y ambos bajaron de peso (él bastante más que ella). Eso sí, tienen un permitido cada tanto: las milanesas con puré que cocina Ignacio cuando los visitan sus hijos, Valentina (16), Manuel (14) e Isabel (10), semana por medio.






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