Zipaquirá es el pueblo que vio nacer al más reciente héroe colombiano: el ciclista Egan Bernal, ganador del Tour de Francia en julio pasado. También es el lugar que Gabriel García Márquez consideraba "una villa soñolienta donde no había más distracciones que estudiar", en alusión a sus años adolescentes en el Liceo Nacional.
Lo cierto es que los 2.650 metros de altura de esta ciudad determinan varias cosas que explican ambos hechos. Por un lado, dan alta capacidad aeróbica a los deportistas y, a la vez, condicionan la vida diaria. Pero también ofrecen características ideales para los yacimientos de sal, que concentran los esfuerzos de los mineros y son el imán que atrae sus partículas de intensa fe religiosa.
Allí, los trabajadores extrajeron durante 11 meses 35.000 toneladas de sal, movidos en principio por su devoción. Es un volumen equivalente a 5.833 elefantes, extirpados de las entrañas de la tierra, a 180 metros de profundidad. En esa cavidad erigieron una catedral subterránea, con las 12 estaciones del Vía Crucis.
Para verla, bastan un par de horas de viaje en auto desde Bogotá. Una vez allí, se la recorre en una caminata de un kilómetro, que se puede hacer con audioguía, durante una hora y media, mientras bajo nuestros pies, en otros niveles, el yacimiento sigue activo.
Se ingresa por un domo armado en acero y revestido en madera de eucalipto, que ayuda a petrificar el agua salada que se filtra por las paredes hasta crear estalactitas y estalagmitas. En estas profundidades, los gases se miden a diario para garantizar la seguridad de los visitantes, quienes de hecho reciben la promesa de parte de los guías acerca de que el ambiente salino resulta beneficioso para quienes padecen asma y rinitis. El aire entra por debajo, por un túnel vehicular, y sube por presión atmosférica natural a las cámaras que son los "pulmones" de la estructura, que puede alojar hasta a 500 personas.
Tiene la particularidad de no exhibir imágenes religiosas en las estaciones. El eje son cruces de piedra talladas en roca de sal y el arte abstracto con el que se representa el Calvario. Una grieta en el piso, por ejemplo, simboliza la primera caída.
El diseño de esta estructura subterránea es de 1990, después de que la construcción original, de 1952, tuviera que ser cerrada definitivamente. Es una inversión pública y privada que fue dirigida por el ingeniero de minas Jorge Castelblanco. Fue un trabajo que en total demandó dos años y medio ya que incluye una sala donde hay una cúpula de 11 metros de diámetro con piso de mármol, y la cruz más grande del mundo que existe bajo tierra.
La escultura es como un edificio de cinco pisos: mide 16 metros de alto por 10 de ancho, y resulta sobrecogedora porque sus 16 toneladas de mármol de Carrara parecen flotar en el fondo de una de las tres grandes naves. En otra hay una pira bautismal con agua salada, para que la roca no se degrade.
La Catedral también cuenta con una escalera de piedra de 42 peldaños inclinada a 45 grados que simboliza el descenso de los penitentes a los infiernos, un balcón con acústica increíble donde cantan los coros junto a una estatua del arcángel San Gabriel, un cine en el que se proyecta un documental sobre cómo se construyó este espacio, locales comerciales, una capilla en la que se celebran misas los domingos y un tour por la mina de sal en actividad. De hecho, en el recorrido del Vía Crucis se pasa por lo que se conoce como la chimenea de descarga. Se trata de una enorme reja en el piso que tapa un profundo pozo al que se echaban las rocas de sal para que se rompieran, y de este modo facilitar su traslado.
Durante el recorrido, por los auriculares se escucha el Ave María. La melodía completa la idea de estar concretando, bajo tierra, un verdadero viaje interior.
Datos útiles
Carrera 6 Calle 1, Zipaquirá, Cundinamarca.
Tel: +57 315 760 7376.
El Parque de la Sal es un complejo turístico que incluye la Catedral subterránea, restaurantes, un muro de escalada, el Museo de la salmuera y un espacio de canopy, entre otras atracciones. A la Catedral no se puede ingresar con mascotas. Entrada a la Catedral: adultos, u$s 16; menores, u$s 14. Tour de la ruta minera: u$s 2.
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