El Terraza Palace es una de las joyas arquitectónicas de la ciudad
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Tiene departamentos con escaleras internas. Tiene unidades dúplex y tríplex. Supo tener jardines flotantes y piletas con agua de mar. Su forma escalonada dio nacimiento a un mito: se dijo que lo mandó a construir la empresa Olivetti con el pedido de que pareciera “una máquina de escribir”. El sello de su arquitecto se percibe apenas se ingresa, con la presencia de dos sillas BKF (por sus creadores Bonet, Kurchan y Ferrari). Fue uno de ellos, Antonio Bonet, quien diseñó este edificio tan vanguardista como único. Una obra que fascina a los arquitectos locales y a los de otras ciudades, y que siempre fue, según el historiador Víctor Pegoraro, “la excepción, no la norma”, ya que no hay nada parecido en la ciudad costera.
Pegoraro, marplatense, doctor en Historia por la Universidad de San Andrés y autor del libro ‘Mar del Plata vertical. Piqueta, construcción y progreso’, conoce todos los secretos y pormenores de “la máquina de escribir”, o de la “escalera”, como lo llaman varios. Repasa su historia en una entrevista con LA NACION.
-Víctor, ¿en qué contexto surge la construcción del Terraza Palace?
-Tiene que ver con las consecuencias de la sanción de la ley de propiedad horizontal en 1948 a nivel nacional. Mar del Plata era un lugar privilegiado para las inversiones inmobiliarias por el mar, el casino y por la demanda habitacional de gente. En la década del 50 se da un boom de la construcción sobre todo en el centro de la ciudad de Mar del Plata, impulsado por la necesidad de alojar turistas. Pero Playa Grande, la zona donde está emplazado el Terraza Palace, el metro cuadrado siempre fue más caro y creció a otro ritmo, más lento y más controlado. Los proyectos, por lo general, buscaron rodear el Parque San Martín para aprovechar el verde, la vista y ese litoral marítimo. Pero fue bastante difícil porque hubo algunas reglamentaciones que impidieron hacer construcciones en altura. El Terraza Palace entra en esa historia como un ejemplo planificado y un proyecto exponente de la arquitectura moderna que respeta el paisaje urbano costero de Mar del Plata.
-¿Por qué tiene un estilo escalonado?
-Porque elimina la posibilidad de reflejar conos de sombra hacia la arena. En general el problema de Mar del Plata ha sido siempre que los edificios han generado conos de sombra, incluso después del mediodía o a horas de la tarde, sobre la playa, porque el sol se pone sobre el Oeste. Y lo que hace el Terraza Palace justamente por su diseño es eliminar esa posibilidad y respetar, podríamos decir, ese entorno, ese paisaje marítimo. Además porque es vanguardista, es un proyecto muy vanguardista para la época.
-Algunos lo llaman “máquina de escribir”. ¿Por qué? ¿Por la forma?
-Sí, y había surgido un rumor de que lo había construido Olivetti, pero fue todo un mito popular...
-Podría decirse que el edificio va en contra de las leyes del mercado, por todo el espacio aéreo que desaprovecha...
-Así es. En la zona de Playa Grande se planificó más, se seleccionaron mejor los proyectos. Eso no quita que después haya construido cualquier cosa... Pero este tipo de edificación era para una clase media alta, porque hablamos de un metro cuadrado más caro y un proyecto vanguardista. En el Terraza Palace los departamentos son dúplex y tríplex. Comprar un departamento realizado por un arquitecto emblemático también denota otro precio, otro valor. Entonces, con eso, se podía recuperar un poco la inversión original.
-¿Existía algo en ese terreno antes de la construcción del Terraza Palace?
-Existía un chalet, el cual hubo que tirar abajo. Era un chalet de estilo pintoresquista, muy de la primera época de Mar del Plata, que pertenecía a Rufino Rodríguez de la Torre. Se demolió para hacer lugar a este edificio.
-¿Esto generó problemas?
-No. Por lo menos en la prensa local no generó ningún ruido. No tengo datos sobre qué pasó con la familia propietaria. Obviamente que habrán querido vender y alguien se lo habrá pagado bien, pero esa historia por lo menos no ha salido a la luz en nuestros estudios o en la opinión pública de los diarios. También es lógico que las familias que veranean en Mar del Plata en algún momento quieran vender sus chalets. No generó ninguna controversia porque tampoco había conciencia de preservación en esa época.
El Terraza Palace no era el único proyecto innovador para el área de Playa Grande. Explica Pegoraro: “Donde hoy esta ubicado el Costa Galana, se iba a a hacer también un hotel de 4 o 5 estrellas, el Hotel del Mar, que al final solamente se hicieron los cimientos, y quedó ahí. Esa zona de playa grande se pensó siempre para una clase media alta, con un poder adquisitivo mayor, entonces cuando se hace el Terraza Palace, se hace un proyecto acorde a esa demanda, no se hace cualquier edificio.
De origen catalán, Antonio Bonet Castellana, el arquitecto del icónico edificio, era un representante del movimiento moderno. “Un discípulo de Le Corbusier, ese gran arquitecto de la modernidad, de esa vanguardia arquitectónica”, dice Pegoraro. “Integraba el Grupo Austral, un grupo de arquitectos muy importantes, todos discípulos de Le Corbusier, que desarrolló obras de vanguardia en Buenos Aires. En la ciudad de Mar del Plata, Bonet tuvo cinco proyectos de edificios en altura, pero también hizo chalets, algunos se encuentran en la zona sur de la ciudad. Hacía arquitectura de autor y ya tenía prestigio internacional”.
-¿Quién le encomienda a Bonet la construcción del Terraza Palace?
-Un empresario llamado Norberto Blumenweit, un empresario papelero que ya había realizado un edificio en Punta del Este que se llama el Bahía Palace. Y acá le encomienda realizar un proyecto a este arquitecto, a Bonet, y contrata para la construcción a una de las empresas familiares más reconocidas del Mar del Plata, que es Bernasconi Hermanos. Le dan “presupuesto libre”.
-¿Cuánto se demora la construcción?
-Empieza en 1957 con la demolición del chalet y se inaugura el 2 de enero de 1960, cuando todavía le faltaban algunos detalles. Pero es un proyecto y un arquitecto muy meticuloso, cosa que por ahí no pasa en otros casos. Todo está cuidado, desde la comodidad, la luz, los servicios que tiene cada una de las unidades, los apartamentos, el retiro de la línea municipal, la planta baja, los ascensores, los pasillos, las puertas... Es un edificio a estudiar porque tiene en cada detalle la marca de Bonet. Por eso hay gente, como te decía antes, fanática de este arquitecto. Se distingue por su originalidad, por esta cuestión de formato de escalera, por eso la gente le empezó a decir que se parecía a una máquina de escribir, que lo había construido Olivetti. Fue todo un mito popular...
-Así se lo conoce popularmente, como la “máquina de escribir”.
-Así le pusieron los guías turísticos de la época del 60 en Mar del Plata, que lo tenían como paso obligado en los circuitos por la ciudad. Incluso la gente le empezó a decir la escalera, también.
-¿Quiénes fueron los primeros habitantes del edificio?
-Fue concebido para turistas con un poder de compra mayor que los que veraneaban en los edificios del centro de Mar del Plata. Por eso su diseño contempla que sus ocupantes viajen con su personal doméstico. No hay comercios en Planta Baja, es un edificio pensado para tener todas las características de un palacio.
“Jardines flotantes”
Otro de los atractivos del Terraza Palace son sus jardines flotantes. En la época de la inauguración, fueron publicitados en los afiches inmobiliarios. “Lo que proponía el edificio era que la gente fuera a residir en los jardines flotantes frente al mar. ¿Por qué? Porque cada terraza estaba decorada con plantas, algunas de especies exóticas. Después todo eso se remplazó con baldosas de cemento... pero originalmente era todo verde, mucha naturaleza, y una vista increíble...”, explica Pegoraro.
-¿Bonet tuvo algún tipo de contratiempo u obstáculo en la construcción?
-No, acá el desafío es el suelo del lote. Estamos en la desembocadura del complejo de Sierras de Tandilia y todo el suelo es rocoso. En este caso en particular, se aprovechó la pendiente del terreno para realizar este tipo de edificación.
-¿La construcción del edificio tuvo algún impacto en la arquitectura de la ciudad?
-No, la verdad que siempre fue un modelo atípico. Dentro del paisaje arquitectónico vertical, las obras de Bonet, tanto el Terraza Palace como la Galería Rivadavia, siempre fueron la excepción y no la norma. Entonces no hubo, más allá de esta cuestión de los arquitectos locales de glorificar estas obras de autor y demás, y de fanatizarse con esto, no hubo modelos que se asimilaran porque no cualquiera lo podía hacer. Siempre se puso de ejemplo al Terraza Palace, de lo que se debería hacer con el buen gusto y la buena arquitectura. Pero si vos ves a lo largo de las décadas se ha construido más alto, sin respetar esa forma escalonada. Entonces no se siguió el modelo. Por eso es una excepción y no la norma.
-¿Su construcción tuvo algún efecto en el mercado inmobiliario local a corto plazo?
-Permitió valorizar también la zona de Playa Grande. Como te decía antes, hoy el metro cuadrado ahí, en Playa Grande, es de los más caros de Mar del Plata. Siempre fue difícil construir ahí. No cualquier inversionista ponía plata en un terreno rocoso. Había que dinamitar el suelo... Entonces en general es muy dificultoso. Entonces en general los proyectos hechos ahí fueron para una clase media alta, con tal de recuperar la inversión.
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