Pitti Uomo, la hoguera de las vanidades masculinas
En la feria de moda para hombres más importante de Europa vale todo menos ser aburrido: las redes sociales están a la orden del día y quien no destaca con un look llamativo... no sale en la foto
FLORENCIA, ITALIA-. La postal resulta icónica: un grupo de seis hombres abarrotados sobre un improvisado banco de cemento descansan (o posan, eso nunca queda claro) enfundados en fastuosos trajes sastre de colores y estampados arriesgados, cargados de accesorios, bufandas, mantas, pañuelos, medias llamativas y zapatos de diseños impredecibles. Todo esto junto en una fría tarde de enero, bajo un hilo de sol que apenas se asoma débilmente, conforma una imagen que parece salida de esas campañas de firmas europeas con ropa que desde aquí siempre nos preguntamos: "¿y esto quién lo usa?" Pues no se trata ni de modelos en pleno photoshooting ni de actores rodando una película ambientada en la era dorada del dandismo, sino de una gran cita de hombres -todos vestidos de civiles según sus propios cánones y en ningún caso disfrazados o caracterizados- que trabajan en el mundo de la moda y acuden a esta feria en plan de negocios. ¿Por qué tan producidos? Porque lo que históricamente fue un encuentro de compraventa de tendencias se ha transformado -primero gracias a las revistas de moda y hoy por culpa del bendito Instagram- en una vidriera de personajes tan preocupados por delinear su perfil en redes como por trazar, desde la industria, los nuevos cánones de la moda masculina.
¿Qué es la Pitti Uomo? Un evento de cuatro días donde 1000 marcas de más de 30 países exhiben sus productos de cara a la siguiente temporada de men's fashion shows. Es el lugar perfecto para hacer negocios a grandes y medianas escalas, donde empresarios de la moda, editores, diseñadores, sastres, compradores y expositores de todo el mundo definen lo que un hombre cualquiera interesado en el buen vestir revolverá, un año más tarde, en el perchero de H&M, Zara o Topman.
La feria de ropa para hombre más importante del mundo abrió sus puertas el pasado 10 de enero para celebrar su edición número 90. Esta enorme plataforma para las nuevas colecciones de indumentaria y accesorios masculinos fue creada en 1972 y se celebra en Florencia dos veces al año. Si bien es cierto que los stands y las nuevas propuestas son los grandes intereses de esta cita, la vanidad es una de las grandes protagonistas de esta multitudinaria reunión de diablos vestidos a la moda: basta esperar al mediodía para observar cómo la plaza central de Pitti Uomo se convierte en punto de encuentro para hombres ociosos y vanidosos que buscan ser fotografiados a toda costa.
Para no ser menos, este cronista -a falta de trajes sastre hechos a medida en un roundtrip europeo cargado de vuelos low cost- optó por el estilo sportwear en capas, combinando estratégicamente y a riesgo de no volver nunca jamás del ridículo: un suéter retro de punto inglés con campera de jean y una parka XL cubriendo todo, más un pañuelo de seda estampada y una maxibufanda de lana gruesa. Abajo, un jean noventoso celeste, ancho, y las clásicas Nike Air Max en un tono flúo para romper con cualquier estereotipo y decir "acá estoy". Es que en la Pitti Uomo vale todo menos ser aburrido, y si antes de visitarla estudiamos (sí, estudiamos) los preceptos de la revista GQ que definen este encuentro, las posibilidades de pifiar fuerte se reducen a nuestro buen gusto innato.
La GQ dice: "Este año, podrían resumirse en tres los looks básicos de esta feria: el sportswear a capas, el sartorial con un toque deportivo (con un abrigo acolchado bajo el blazer) y el rigurosamente sartorial". Traducción: el atuendo de quien escribe; un traje a todo trapo con campera inflada colada entre el saco y la camisa y zapatillas rotosas para terminar de descontracturar; o un atuendo de sastrería perfecta, con zapatos clásicos y un sobretodo -liso en colores furiosos o de un exagerado cuadrillé- para dar la nota. Porque en Pitti Uomo, el que no da la nota no sale en la foto. Y si no hay foto en redes, ¿para qué ir?
"Visitar la feria es alucinante. En un mismo lugar se concentran lo mejor de las revistas Esquire, GQ; los estilosos de Instagram, Twitter y otras redes sociales. Todos juntos en un mismo lugar, a la misma hora, con sus mejores caras y pintas estudiando posturas para ser vistos, admirados e inmortalizados ante una cámara. Fotógrafos de estilo callejero mundialmente conocidos como Scott Schumann o Karl Edwin Guerre; blogueros y novelistas de la moda como The Sartorial 7; sastres de todo el mundo como los ACF (Art Come First) o Etton of Sweden, marcas de zapatos emergentes aunque mundialmente conocidas como Del Toro y la noruega SWIMS... Prácticamente todos se daban cita en el mismo lugar, bajo el sol de la Toscana. Cuesta creer que en un lugar tan reducido converjan tantas tendencias", cuenta el periodista Cristian Aninat de la revista SML, la nueva biblia de la moda masculina latinoamericana.
Esas tendencias, que aquí se reflejarán en el invierno de 2018 -con mucha suerte y un poquito de buena voluntad- rescatan los trajes clásicos, elegantes, de buena calidad, como un básico indispensable que luego debe ser condimentado con variadas chucherías "a gusto" del usuario, generando una delgada línea entre ser David Beckham con accesorios audaces o caer en el universo de Carlos di Doménico. ¡Peligro! "La sastrería está en uno de los mejores momentos que recordamos, pues se ha conseguido incorporar un público más joven gracias a una reinterpretación de los códigos clásicos, aportándole un nuevo espíritu y una nueva silueta", rescata el corresponsal de GQ España Javier Girela, quien analiza los extravagantes looks de la feria en vivo y en directo para la web de esta revista.
Este "Sartorial Squad", o pandilla de hombres impecablemente vestidos de traje, presenta ahora variantes que los argentinos más osados podrán asimilar a su guardarropas del invierno que viene para alucinar ser un caballero Pitti Uomo mientras se toman un café en La Biela: dos maxibufandas, en lugar de una, más un par de guantes en el bolsillo del saco a modo de pañuelo; un sutil cuello de zorro (falso, por supuesto, para no ofender a las it girls eco-friendly) adosado a la solapa de nuestro blazer; una manta cool como esas que prestan en La Huella (puede ser una vieja frazada a cuadros reciclada, porque cuando hay onda todo vale) por encima del sobretodo; unas zapatillas Vans con años de uso como remate a un conjunto elegante; o un look entero monocolor con cada pieza en una gama diferente. ¿Cómo combinar todo sin ser una mala copia de Elton John en los ochenta? Leyendo esta nota, o leyendo GQ, que dice lo siguiente: "Para combinar varios estampados de forma correcta, como rayas en la camisa, lunares en la corbata, geometrías en el pañuelo y cuadros en el abrigo, toma uno de los colores principales y búscalo en el resto de piezas. Así conseguirás una armonía entre todas las prendas gracias a un mismo hilo conductor, el color".
Ser audaz, pero sin caer en el ridículo. De eso, detalles más, detalles menos, se trata Pitti Uomo: un encuentro para hombres arriesgados que se divierten con la moda sólo como los italianos saben hacerlo.