Poderosa, la chiquitita
Valeria Narváez, la bailarina sexy de Sábado Bus, ahora es la estrella del video de Leo García
¿Qué hombre no suspendió su cena unos segundos para perderse en las curvas de las chicas de Sábado Bus ? ¿Quién no se tildó con el sugestivo cantito femenino todas queremos hacerlo con vos ? Ahora bien, ¿quién de todos sería capaz de reconocer a más de una de esas chicas atractivas con porte de femme fatal? Curioso, ¿no?, pero para esta última pregunta casi nadie tiene respuesta. Es que de la veintena de bailarinas que capturan las miradas en el programa de Nicolás Repetto, hay una con brillo especial. Siempre en el centro de las coreografías, Valeria Narváez es, además, ama y señora del bolillero y auxiliar en la cocina. Algo así como la saracatunga por excelencia.
"No tengo un rol principal; hago lo mismo que todas, pero me demanda otra energía no poder relajarme nunca: termino de bailar y tengo que salir corriendo para otra parte. Fue de casualidad, un fenómeno raro. Un día vino Sebastián Borenzstein (cuando todavía producía el ciclo) y dijo: "Che, dice Nico que la chiquitita vaya a ayudarla con el bolillero"", recuerda.
Eléctrica y siempre sonriente como en la pantalla, Valerita (un apodo usual de causa evidente) no ignora que cuando aparece en la tele además de bailarina es objeto de seducción. "Así y todo, los que se me acercan en la calle o me gritan ¡Saracatunga!, en general son chicos o gente mayor -revela, segura de llamar más la atención por venir en frasco chico que por sus atributos físicos-. Soy la que menos perfil sex symbol tiene. A mí no me van a poner el traje de gladiadora ni voy a salir con un látigo. Doy más para otros papeles, como el de hormiguita viajera. Podés mostrar algo más que el cuerpo", remarca.
Aunque en los musicales se la vea suelta de ropa, Valeria descarta la posibilidad de regalarle a la teleplatea un desnudo cual portfolio. "No me siento capacitada. El otro día tuve que vestirme con unos corazoncitos que me tapaban acá y acá -se señala los pechos y el pubis-, pero como no me iba a quedar pensando que estaba casi desnuda, armé un personaje y me divertí con eso. Hastá ahí llego, pero ¡qué no me saquen los corazoncitos!", se ríe.
Bailarina en la oscuridad
A los 28 años, la Björk local -muchos señalan el parecido entre Narváez y la cantante islandesa- lleva 24 de affaire con el baile. Cuando apenas tenía cuatro, participó de unos cursos para niños que dictaba la Escuela Nacional de Danza, donde ingresó en su adolescencia; y, todavía hoy, toma cuantas clases le son posibles. Sin embargo, le llevó un par de años más darse cuenta de que había algo mejor que clásico y contemporáneo: el hip hop y el funky.
Antes y después de su feeling con la música negra, anduvo de aquí para allá marcando el ritmo: integró durante cuatro años un elenco latino de Disney que viajó por todo el mundo, se sumó al ballet del Parque de la Costa y debutó en la TV con el programa Vereboo . Siempre (y todavía) sin dejar la noche porteña. "Con un grupo de amigas, ex bailarinas de Ricky Martin, nos presentábamos como las Funky Divas en un restaurante disco. Estuvimos dos años en Morocco y quedamos bastante enganchadas, porque el lugar estaba bueno, era un teatrito, tenía su puesta", destaca con cierta nostalgia. Allí, más tarde, fue una de las Moroquitas, las chicas de un show de trance más heavy y, el año último, se meneó en las tarimas de las fiestas Latinoremix (donde, por un accidente escenográfico, terminó ocupando el lugar de una gogo dancer cercada por hombres al acecho).
De allí, y de la familiaridad de la ex disco con Frágil Discos, su aparición en el video de Leo García, Morrissey . "No querían nada muy armado, sino una fiesta, gente bailando... estuvo bueno -dice otra leoadicta de la escudería Morocco-. Es un flash lo que pasa con Leo. Además de Sábado Bus sigo haciendo shows en fiestas y me pasa que ahora cuando termino de bailar, los chicos me dicen "Ey, Morrissey"; antes era siempre, "Che, saracatunga ". Pero ojo, nunca falta el que la hace completa y me grita: " Saracatunga Morrissey"".
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