El proyecto Edén (Eden Project) se originó con la premisa de transmitir la importancia de las plantas para el planeta. Situado en el condado de Cornualles, intenta que nos acerquemos más a la naturaleza, la conozcamos y seamos conscientes de la procedencia y el impacto que tiene cada cosa que consumimos. Se eligió una antigua cantera de arcilla para desarrollar el proyecto. Gracias a la profundidad, relieve y sus 50 hectáreas de extensión se logró crear un anfiteatro con jardines y plantaciones que van sucediéndose por las laderas de la cantera, envolviendo los amplios "biomas".
La idea consistió en construir invernáculos de gran envergadura, donde pudieran representarse los biomas mediterráneos y de selva tropical. Exteriormente, mediante aterrazamiento, se desarrolló una serie de espacios limitados por senderos o cercos, que ejemplifican los tipos de vegetación, así como algunos de los principales cultivos.
Los espacios exteriores comprenden ocho hectáreas de jardines en terrazas y bancales surcados por senderos que invitan a visitar los diferentes sectores. Encontramos a la misteriosa "Eva", que simboliza las leyendas y mitos asociados a las plantas; una espectacular floración de narcisos, que aquí se cultiva como flor de corte; distintas terrazas de flores silvestres de las praderas americanas; las plantas que aportan fibras (formio, lino, cannabis), aceites (girasol, maíz, colza) y biocombustibles (miscantus, álamos, sauces).
Continuando el recorrido, se pasa junto a una plantación de camelias para la producción de té y un "patio de cerveza" rodeado de lúpulo y cebada. Al final de estas sendas placenteras, llenas de perfume, color e impactantes obras de arte, aparece una abeja gigante que simboliza la importancia de la polinización para los cultivos, por lo que recomienda ser cautelosos en el uso de pesticidas. Con ejemplos de borduras, muy acertados, se incentiva a plantar flores en el jardín que promuevan la visita de estos insectos.
Edén trabaja en varias partes del mundo con proyectos para promover un comercio justo entre productores locales y grandes empresas, la preservación de zonas de selva, la restauración de biodiversidad en plantaciones de palmeras, entre otros
Desde aquí se ingresa al bioma de las regiones tropicales, que cobija ejemplos de la vegetación nativa y cultivada del sudeste asiático, América tropical, oeste africano y de las islas tropicales. A cada paso se encuentran tesoros con historias de cada lugar. Aquí uno se siente explorador aprendiendo sobre los variados usos de la vegetación proveniente de la selva y su importancia tanto para sus habitantes como para el resto del planeta.
Por medio de pasarelas que llevan por debajo y por encima de la selva van descubriéndose los cultivos de bananas, café, nueces, especias, cacao. El aire tibio vibra con el rumor de cascadas y pájaros. A cada paso surgen esculturas y las flores más llamativas que pueden imaginarse. En un sector de plantas medicinales y alucinógenas se descubren varias pinturas enigmáticas que fueron hechas por chamanes peruanos.
La transición entre los biomas es un espacio para el descanso, con varios restaurantes, cuya materia prima proviene en un 95% de productores locales. Los patios de comida están rodeados de huertas y jardines aromáticos. El techo de este sector es de césped, con unas vacas surrealistas pastoreando.
Se continúa el recorrido por el bioma mediterráneo, que recibe con una sorpresiva construcción de estilo español, con su campanario, macetones color terracota con lavandas, salvias y geranios. Representa los cultivos y la vegetación nativa del Mediterráneo, California, oeste de Sudáfrica y oeste australiano. El sector de la costa mediterránea muestra olivos, flores de corte (que aportan un exquisito perfume), tomates, hierbas aromáticas, corcho, vides, dátiles, etc. Los otros climas mediterráneos se van hilvanando por jardines de plantas nativas, como ceanothus y amapolitas de California, proteas de Sudáfrica y la extravagante vegetación australiana, como las patas de canguro (Anigozanthos flavidus), palmeras y banksias.
En un sector de plantas medicinales y alucinógenas se descubren varias pinturas enigmáticas que fueron hechas por chamanes peruanos.
En un espacio central se representa el cultivo de vides, acompañadas por Dionisio (toro), que se inició –según cuentan– como un buen dios de la horticultura, las vides y la fertilidad; pero las cosas cambiaron cuando pasó del cultivo de las vides a probar sus jugos fermentados. En las tierras del Mediterráneo ha pasado algo similar: después de siglos de cultivos intensivos, los suelos han sido muy degradados. Pero la vegetación nativa que rodea expectante todo el sector indica que puede revertirse esa situación. Por medio del arte y el diseño, dan otra lección.
A través de la avenida de las sensaciones, hacia otro espacio muy interesante: el "Core". Esta avenida pasa por jardines para niños, con laberintos hechos de ramas de sauce y juegos de madera.
Un jardín que evoca la historia a través del uso de plantas silvestres. Los solados surcados por el agua copian la baja mar, un estanque con vegetación oscura imita las algas y refleja el cielo como un espejo. Se continúa camino flanqueados por borduras ricas en herbáceas perennes de flores azules, asociadas a árboles de follaje púrpura y arbustos del mismo tono. Los jardines que rodean el Core lo hacen en forma de espiral y crean diferentes espacios con plantas para flores de corte, estanques con su vegetación típica, plantas para tinturas, de uso farmacéutico y un espacio de educación ambiental para los más pequeños.
El Core –centro de exposiciones permanentes e itinerantes– es un espacio que se realizó con la premisa de ser diseñado por "biomímica", ciencia que imita y basa sus proyectos en elementos de la naturaleza. También fue concebido pensando en la eficiencia energética, con maderas recicladas, azulejos de botellas de cerveza, paneles solares y otros componentes que fueron obtenidos en forma sustentable.
La estructura del Core tiene un diseño muy particular: imita la forma de un girasol. Se eligió esa especie porque no es una flor, sino cientos de ellas que se combinan para crear algo superior a lo que son individualmente. Este pensamiento –junto con el hecho de haber convertido una cantera en un paraíso– es el mensaje que el proyecto Edén quiere dejar a sus visitantes. Si todos colaboran, es posible revertir las cosas para dejar un mundo mejor al que recibimos.
Texto: Carolina Soler
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