Richard, el sexy

Casi 20 años después de protagonizar Cotton Club, de Francis Ford Coppola, el superastro mimado de Hollywood, Richard Gere, vuelve a la era del jazz en la versión fílmica –dirigida por Rob Marshall– del célebre musical Chicago. La obra, cuya famosa puesta teatral fue un éxito en 1975 gracias a Bob Fosse, gozó de un espectacular renacimiento en la década de 1990, ya convertida en clásico.

En la que probablemente sea laureada como la mejor película de 2002, Renee Zellweger y Catherine Zeta Jones encarnan a dos damas muy sexy que se ven sometidas a un juicio por asesinato de sus respectivos amantes, en 1929. Ambas rivalizan por la atención del abogado defensor Billy Flynn (encarnado por Gere), que se ocupa muy bien de cualquier caso que lo ayude a llevar su nombre a la tapa de los periódicos.

Según parece, a Gere no le resultó demasiado difícil imprimir este giro inesperado a su carrera. "Nunca fui bailarín –declaró el actor–, pero Rob Marshall me presentó una coreografía que resultaba natural, afín a mis movimientos. Y los bailarines que están a mi lado me hacen aparecer muy hábil y eficaz. Pero el zapateo americano fue para mí una lucha: tuve que sufrir un mes de humillación y dolor antes de lograr algo decente."

Pero el canto, en cambio, le resultó más natural. Aunque muchos de sus fans lo ignoran, y sin duda se sorprenderán al escucharlo cantar, Gere fue músico antes de debutar como actor, y trabajó en Grease, entre otros musicales teatrales, previo a su rutilante paso a la pantalla.

"Cuando llegué a Nueva York –ha dicho el astro– era el auge de los musicales de rock. En ese momento ya había tenido una carrera paralela en la música, que me sirvió para hacer más mullido mi aterrizaje en Nueva York." Y agregó, para mayor claridad, que en realidad cantar y bailar en Chicago ha sido para él un "simple retorno a las raíces", que están en Syracuse, una ciudad del Estado de Nueva York donde el actor creció. Gere nació en Filadelfia, y fue el segundo de los cinco hijos de un vendedor de seguros y un ama de casa. Sus padres tenían grandes aficiones musicales, y transmitieron el gusto por la música a todos sus hijos.

Aunque cumplir con las exigencias coreográficas le costó bastante, Gere (de 53 años) poseía al menos las condiciones atléticas necesarias para satisfacer una parte de los requerimientos del desafío, ya que en su juventud fue un premiado gimnasta de la Universidad de Massachusetts, donde estudió Filosofía, a pesar de que nunca llegó a graduarse.

Dice que en realidad aceptó porque le gustó el guión de Bill Condon (guionista de la premiada Dioses y monstruos), realizado sobre la pieza teatral original de Maurine Dallas Watkins, una periodista del Chicago Tribune. La obra gozó de enorme éxito en 1926, fue convertida en una película muda en 1927, y en otra sonora protagonizada por Ginger Rogers en 1942. "Había ido a ver la remake de Broadway mucho antes de decidir que haría el film –explicó el actor– y desconfiaba un poco de cómo podría verse en la pantalla. En el teatro, la línea narrativa era muy débil, pero el guión de Condon me dio seguridad. Además, acababa de trabajar en un film muy intenso, Unfaithful, y pensé que haciendo Chicago podría divertirme."

El actor, que en 1999 fue elegido el hombre más sexy del mundo a pesar de sus bifocales y su cabello canoso, seguramente volverá a estremecer los corazones femeninos con la demostración inesperada de nuevos atractivos. Pero a Gere eso no parece importarle demasiado ya que, según dice, encuentra el mayor estímulo y motivación en su familia, formada por su esposa, Carey Lowell, y el hijo de ambos, Homer, de 3 años. "Homer es la mayor alegría de mi vida –confesó Gere, cuyo matrimonio con Cindy Crawford fracasó, aparentemente, porque el actor se negó a tener hijos–. Y con Carey y el niño he descubierto niveles de paciencia que nunca creí que poseía." Algo que él, como budista convencido, sin duda debe tener en alta estima.