Alfredo Leuco: “Un show de Cristina contra todos”
En su comentario de opinión, el conductor de LN+ analizó el discurso de Cristina Kirchner en el CCK; “No dijo ni una palabra contra los crímenes de Putin”, señaló
Una vez más, Cristina lo hizo. Una vez más utilizó un atril institucional para hablar de ella y de la obsesión que tiene contra sus enemigos. Le dio para que tenga al partido Judicial “que siempre enfrenta, según ella a los gobiernos nacionales y populares”, a la actividad privada, al expresidente Macri y a las grandes potencias que permiten una base de la OTAN en Malvinas.
Fue un show auto referente de Cristina y de su guardia de hierro, La Cámpora que copó las instalaciones del CCK y que publicó un video donde aseguran que de la mano de la jefa van a volver al poder. Como si ahora estuvieran en el llano.
En todo momento la presidenta de facto repitió su antigua propuesta para reformar la ingeniería y la Constitución Nacional porque la justicia nunca se mete con los poderes económicos ni con los monopolios ni con el mercado. Puso como ejemplo que un día como hoy, un juez la procesó por una decisión política transparente y no judiciable, como fue la causa del dólar futuro. Cuando empezaron los primeros silbidos contra Claudio Bonadío, ella los detuvo y dijo “no, no, Dios… ya está… no”, como diciendo que Dios ya se había encargado de ese magistrado fallecido.
Y de paso, cañazo. Ahí aprovechó para cuestionar que nadie en la justicia había actuado en contra del préstamo ilegal que “endeudó al país en la cifra más grande que se tenga memoria”, en obvia referencia al FMI y Mauricio Macri.
Cuando se refirió brevemente a la invasión de Rusia a Ucrania, no dijo una sola palabra de condena contra los crímenes de lesa humanidad de Vladimir Putin. Por el contrario, fustigó a la OTAN por el doble estándar que tuvo en Malvinas donde instaló una base a 14 mil kilómetros del Reino Unido.
A la hora de castigar a la actividad privada dijo que el estado ayudó a los empresarios durante la pandemia. Y que ahora que los necesitaban a ellos, por culpa de la guerra, ponían excusas y no se hacían cargo. Utilizó un concepto infantil: “Ah no, así no vale, no juego más, como dicen los chicos”. Y agregó: " No les interesa nada. Los demás, que revienten”. Su conclusión fue que para los privados, el estado es bueno cuando te ayuda con créditos, subsidios y baja impuestos pero es malo cuando quiere regular para combatir las desigualdades.
Advirtió Cristina que hay que tener cuidado porque la gente se enoja con la política pero los poderes económicos nunca son juzgados.
Sin nombrarlo, tuvo un tiro por elevación para el presidente formal, Alberto Fernández. Por lo menos así lo interpretaron los hinchas en las gradas que la ovacionaron porque entendieron el guiño. Dijo Cristina que la banda y el bastón, solamente te dan un poquito de poder, lo digo por experiencia “y ni te cuento si además no se hacen las cosas que hay que hacer. Pero mejor lo dejamos ahí…”.
Lo dijo porque cuando habló del poder judicial comentó que fue tantas veces cooptado por el poder económico y el mercado”. El mismo discurso de los últimos días de Oscar Parrilli y Leopoldo Moreau. La Corte Suprema se ha convertido en el principal blanco de sus misiles, como le dije ayer. Hasta ahora, Cristina no encontró ningún camino efectivo para que el lunes no asuma el doctor Horacio Rosatti, como presidente de Consejo de la Magistratura en su nuevo formato. Y eso la preocupa mucho porque es un límite ético y profesional a cualquier locura que se quiera hacer para garantizarle la impunidad y la venganza que tanto desea.
Cristina no dejó pasar la oportunidad para auto elogiarse al recordar, asi… de la nada, algo que ocurrió hace 10 años cuando el Banco Mundial la felicitó porque en diez años habían duplicado la clase media. Fue una interpretación forzada y sesgada pero ella dijo que se sentía “orgullosa”.
El show de Cristina incluyó una factura al presidente Macri porque había utilizado esa sala tan maravillosa. “Yo lo inauguré, pero es la primera vez que hablo acá. Yo se que otros presidentes lo hicieron. Pero fue un proyecto de Néstor que hicimos nosotros”.
Otra vez la tribuna que cantaba: “Cristina, Cristina corazón/ acá tenés los pibes/ para la liberación”.
La puesta en escena, las flores y las chicas que la recibieron a la vice presidenta fue responsabilidad de Tristón Bauer, el ministro de propaganda y venganza.
En otro pasaje de su discurso, Cristina calificó de “necio o cínico” al que no reconoce que el rol del estado es definitorio para la vida de los ciudadanos. Y fechó el nacimiento del neoliberalismo que se desentiende de la suerte de la gente, con la caída del Muro de Berlín. Y concluyó que la pandemia puso otra vez en el escenario la gran importancia del estado de bienestar. “Las desigualdades no son producto de la naturaleza. Son producto de las decisiones o de la falta de decisiones”. Cuando dijo falta de decisiones, otra vez pareció un toque contra Alberto. Sus muchachos camporistas rieron y cantaron.
Una Cristina auténtica que se muestra con superioridad moral incluso sobre quien eligió como presidente, pese a que ella maneja el 71% del presupuesto nacional.
Es imposible saber cuándo y cómo volará por los aires esta farsa de divorciados que conviven bajo el mismo techo del poder. Alberto y Cristina, tienen el botón rojo. Pero si se puede advertir que Cristina está construyendo exitosamente un partido minoritario, con fondos millonarios, cada vez más lejos del peronismo y como corresponsable del peor gobierno desde el regreso de la democracia. Solo que esta vez no hay helicóptero porque tienen una oposición responsable y democrática.