Alta Costura: las propuestas para el invierno parisiense
Las etiquetas de lujo presentaron sus colecciones más prestigiosas en una semana agitada
Julien Fournié
Bajo un estilismo gótico, Julien Fournié presentó una amplia propuesta de abrigos, en distintos largos, bordados y destellos metálicos. Los vestidos variaron de diseños a la rodilla, con apliques florales que recorrían el cuerpo hasta los más nocturnos. Modelos adherentes con detalles de corsetería, otros con volados volumétricos, plumetíes y encajes y modernos estampados con superposiciones y transparencias. Eligió una paleta concreta en tonos nude, negro y tiza y sumó metalizados como el verde musgo, el plata y el dorado.
Iris van Herpen
La holandesa de 33 años celebró su décimo aniversario como diseñadora con Between Music, el quinteto musical danés que cantó e interpretó con sumerjido desde tanques de agua. La propuesta de van Herpen es volumétrica y futurista inspirada en la fluidez del agua y el aire que materializó en transparencias y organzas rayadas en blanco y negro y plisadas, para crear ondas y patrones de moiré. También tejidos finos intrincados e impresos en 3D, con corte láser y pegado térmico, en una paleta acotada y neutra: blanco, tiza, nude, negro y plata. Sorprendieron los trajes de rosas de filamentos metálicos y tridimensionales.
Giambattista Valli
En una paleta joven y fresca de muselinas y sedas en amarillo, y coral, broderies en blanco, rosa pastel y encajes y guipures en verde con bordados florales, el diseñador romano mantuvo intacta la identidad couture de la firma, con un twist en vestidos cortos que combinaron pedrería, apliques, transparencias y cortes deportivos, en prendas de paillettes negras. Valli jugó con los largos modulares y los moños en enormes vestidos frou frou, en una gama de tonos cálidos, desde rosas empolvados y malva hasta rojos vibrantes y bordó, en vestidos de reminiscencias helénicas. Un repertorio de detalles táctiles para mirar bien de cerca.
Schiaparelli
Esta temporada, Bertrand Guyon, su director creativo, quiso alejarse del archivo de Elsa Schiaparelli –enemiga íntima de Gabrielle Chanel– para traer una propuesta que represente la independencia y liberación femenina. Faldas y vestidos en gasas plisadas y tules de colores, con acentos en rosa, rojo, bordó y maíz, se superponen en veladuras, con abrigos cortos en clave surrealista. No faltaron la imágenes cubistas y los clásicos de la casa: esta vez, la langosta apareció bordada en una musculosa con guiños a Da Vinci y los guantes largos de organza con uñas pintadas, en pedrería, reversionaron aquellos de 1936.
Margiela
El director creativo John Galliano decidió mostrar su nueva propuesta desde el interior del atelier de Margiela, donde desfiló "Artisanal", una línea en la que deconstruyó el impermeable en múltiples versiones: plisó organzas y gabardinas deshilachadas que parecían cartón corrugado, rellenó abrigos transparentes con plumas sobre bodies con Lycra; fusionó el trench con abrigos en lana y los caló con láser, en nude, negro y blanco, con toques de azul y dorado. El suéter nórdico también se reversionó, en una descomposición de detalles y motivos, que fueron combinados con semiprendas e intervenidos con pintura para la “antinovia” del cierre.
Jean Paul Gaultier
El francés imaginó la Navidad en medio del calor europeo con una pasarela lista para enfrentar la nieve. Fusionó la sastrería occidental –en total looks en príncipe de Gales o de raya diplomática– con los saris y estampados folklóricos rusos, en sacos de hombros anchos y mangas abiertas, prendas con Lycra, shantung de seda, tejidos en lana y terminaciones en cuero, piel de zorro y plumas de pavo real. Además, desfilaron monoprendas adherentes con prints, a modo de tatuaje, con tipografías góticas que rezaban su nombre e imágenes del enfant terrible convertido en muñeco de porcelana. Jean Paul es el rey a la hora de mezclar culturas distintas y sus prendas icónicas, como los vestidos de flamenco, saris sastreros y suéteres nórdicos, y salir ileso.
Franck Sorbier
Otra puesta en escena digna de la semana de la moda más ostentosa. En vez de una pasarela lineal, el diseñador parisiense optó por modelos artistas que mostraron una colección de vestidos y trajes de gran trabajo de encajes, pedrerías y volúmenes, en torno a una bailarina central que concentraba todo el dramatismo del espectáculo: de vestido negro y corset de metal superpuesto, la protagonista bailaba sobre su eje mientras modelos y niñas exhibían los estampado coloridos y opulentos de Sorbier.
Viktor & Rolf
En un momento en que la realidad supera a la ficción, Rolf Snoeren y Viktor Horsting mostraron muñecas interraciales y surrealistas que luchan por un mundo mejor. La pasarela comenzó con una primera pasada de modelos con cabezas de muñecas gigantes y vestidos y abrigos inflables con jabots, moños y volados irregulares de grandes dimensiones, en una paleta que incluyó el verde loden, azul marino, francia y morado, con acentos en dorado y naranja. Además, sumó prendas en denim y recorridos en la ropa en bordados en clave patchwork de textiles vintage.
Fendi
El diseñador Karl Lagerfeld pensó para la pasarela de Alta Costura un campo de flores salido de un cuento fantástico donde convivieron flores abstractas, en apliques, bordadas y en tres dimensiones. También, aquellas peludas y y fabricadas a partir de pelo de visón -teñido y recortado en colores- y yuxtapuestas a los bordados, encajes y tules más increíbles. La paleta fue tan vibrante y variada como el mundo floral y se destacaron, especialmente, los abrigos redondeados y, en especial, uno con miles de pailettes multicolores que simulaba una imagen pixelada.