Amalia Amoedo.“En la relación arte-moda hay límites a explorar y correr”
"Quiero un vestido con tus palabras", le dijo Amalia Amoedo a Javier Barilaro al ver su obra. Así de impulsiva, así de decidida. El artista quedó encantado con el desafío que le hizo la Presidenta de arteBa y se puso a crear. Frases y palmeras, motivos que a ambos les gustan, se convirtieron en estampa de las prendas que formaron parte del equipaje que "Ama" llevó a Miami para participar en la última edición Art Basel.
–¿Cómo es que una obra de arte se convierte en vestido?
- Desde muy chica convivo con el arte en muchas de sus formas. Considero que el "vestir" puede ser una herramienta más para expresar un modo de ser, para construir una identidad. Como escuché decir hace poco a Delia Cancela en una charla "el arte es el arte y la moda es la moda, lo que yo hice fue poner los dos al mismo nivel". Desde esa premisa, ¿por qué no pensar en una obra de arte para vestir, para usar? No es algo disruptivo, acciones de este tipo se vienen haciendo desde hace muchos años. Se lo propuse a Javier ¡y por suerte me dijo que sí! Lo pensé también como una manera de llevar las obras de artistas argentinos a otros ámbitos, dentro de Argentina como afuera de nuestro país.
–¿Anteriormente ya había vinculado moda y arte?
–Varias veces usé obras de arte, o vestidos o accesorios hechos por artistas. Hace un tiempo organicé una comida en mi casa para un grupo de coleccionistas que vinieron a Buenos Aires para visitar arteBA, una de las ferias más importantes de Latinoamérica, y le pedí a Sergio de Loof que me hiciera un vestido de papel como los que había hecho hacía unos años para un desfile que fue más cercano a una performance u obra de teatro. Los invitados se quedaban boquiabiertos con esa maravilla. Varios de los vestidos de de Loof pueden verse en su muestra del Museo de Arte Moderno, realmente imperdible. También he usado accesorios creados por Eduardo Costa, quien hizo una obra en el 66 que inspiró las orejas doradas del desfile de Gucci de 2019, vestidos de Maruki, y más. Muchos de los artistas de los 60s se vincularon a la moda, como Delia Cancela y Pablo Mesejean que tuvieron su propia revista y llegaron a trabajar con Kenzo o Grace Coddington en Vogue, las plataformas de Dalila Puzzovio o Marta Minujín quien llegó a diseñar una cartera con Min Agostini. Los casos abundan, y me gusta ver artistas más jóvenes como Javier Bailaro, entre otros, también animándose a probar otro lenguaje.
–¿Qué lugar tiene la moda en su vida?
–Le presto mucha atención a lo que me pongo. No solo porque quiero verme reflejada en lo que uso, sino porque suelo ser muy activa y necesito estar cómoda también. Puedo ver vestidos colgados que son divinos, pero si no me permiten moverme, no puedo ponérmelos. Mi estilo es casual en general, pero también me gusta jugar con el límite en la moda, con un gran vestido o accesorios exagerados, dependiendo la ocasión.
- ¿Qué intersecciones percibe entre el ámbito de la moda y el del arte, a lo largo de la historia y hoy?
–En el siglo XX hay muchísimos casos paradigmáticos: Yves Saint Laurent y su colección Mondrian, Salvador Dalí y Elsa Schiaparelli diseñando juntos, Rei Kawakubo en colaboración con la coreógrafa Grace Cunningham, Marc Jacobs y Richard Prince, Alexander McQueen y Damien Hirst y Yayoi Kusama con Vuitton solo para citar algunos ejemplos. Desde ya los y las artistas argentinos que nombré anteriormente. Me parece que todavía hay barreras y límites a explorar, para mover, correr o incomodar entre estos dos campos. Es muy interesante.
–¿Cómo ve a las alianzas entre firmas de moda y artistas? ¿Cree que hay oportunidades o riesgos en estas vinculaciones?
–Personalmente me gusta cuando un artista puede trabajar libremente junto a una firma de moda más que la cuestión de intervenir objetos ya predeterminados, que es algo que se ha visto mucho en las últimas écadas. Me gustó cuando la artista argentina Alexandra Keyahoglou realizó la alfombra para el desfile de Dries van Notten en 2015, fue una imagen increíble proyectada al mundo, o el trabajo en colaboración de Hermés con Julio Le Parc, quienes armaron verdaderamente obras de arte sobre seda en ediciones únicas que se presentaron en la Colección Fortabat en 2016, o las fotos que David Lynch hizo para Christian Louboutin que son un poco moda, un poco cine, de locos. Como en todas las exploraciones artísticas hay riesgos, pero creo que, si el artista es fiel a sí mismo y trabaja con libertad, la colaboración es una maravilla.
–¿Encuentra algún tipo de asociación posible entre observar las paredes de la casa de una coleccionista y el armario de una aficionada de la moda?
–Sí. Por el tipo de obra que elige, si le gusta más lo pictórico o las instalaciones, o fotografía. Claramente si el vestir tiene que ver con construir una identidad o un reflejo de lo que uno es, cuando uno colecciona obras de modo privado, es bastante similar el proceso. En un punto las obras que conviven en nuestras casas, refleja una parte de nuestra identidad. También hay un estilo de vestir que está muy relacionado a un tipo de diseño de muebles u objetos que a la persona le gusta tener.
–¿Qué del arte aporta riqueza la moda? Y viceversa.
–Desde mi experiencia de transitar muy seguido los dos mundos, puedo decir que, para los diseñadores o el mundo de la moda, trabajar con artistas puede abrirles el horizonte de modos que no se imaginan, no solo para crear ropa o accesorios, sino para trabajar en colaboración para fotos de una campaña, dirección de arte, armado de un local, styling de un desfile. El universo de un artista es muy rico. Y creo que el arte puede ser enriquecido por ciertos canales de difusión y acceso a la información que ha logrado mundialmente el mundo de la moda, hay más diseñadores renombrados que artistas conocidos, y eso no es una cuestión de talento.
–¿Cree que hay mucho más por explorar en este terreno híbrido?
–Creo que hay muchísimo más por explorar. Como decía anteriormente, una colaboración entre un artista y un diseñador no tiene que estar cerrado al diseño de la ropa, sino que las alternativas son muchas másalternativas son muchas más.
Del cartón a la seda
No es la primera vez que el artista Javier Barilaro -cofundador de la Galería PM y creador de la cooperativa editorial Eloísa Cartonera- circula por la moda. "Hice estampas de ropa con AY Not Dead y ayudé en desfiles de Sergio De Loof", cuenta y agrega, "estaba preparando una serie de pinturas sobre cartón para exponer en una verdulería y Ama me dijo que quería un vestido con mis palabras. Me encantó. Me gusta jugar, transformar un póster en una pintura, de una pintura hacer una tapa de libro, a una tapa de libro, volverla en pintura".