Aquello que debería evitarse
En pos de usar lo que se usa, a veces hay que pagar las consecuencias. Para evitarlo, un repaso a las tendencias más contraproducentes no viene mal.
Secador de pelo. Es perjudicial si se aplica a alta temperatura, con el pelo embebido en agua. La queratina del pelo absorbe el agua y el calor la hace hervir, destruyéndola. Entonces, el pelo se vuelve quebradizo y se corta. Las cremas de cuidado no impiden que esto lo afecte. Como rutina, es recomendable emplear el secador a bajas temperaturas o evitarlo.
Hebillas y recogidos. Al tirar en continuado, asfixian el bulbo y provocan su caída. En este caso, se trata de una acción traumática del bulbo, no de un efecto superficial en el pelo. Sucede cuando ese efecto es constante.
Cepillos. Por el tironeo, ejercen un efecto traumático en el bulbo cuando el pelo es muy fino y se enreda fácilmente. En estos casos, conviene recurrir a un peine de dientes anchos y puntas redondeadas, ya que los de dientes en punta pueden traumatizar el cuero cabelludo.
Extensiones. Producen una tracción permanente si no son las adecuadas. Generalmente adoptadas por personas con problemas de escasez de pelo, pueden empeorar el problema. Las que no causan inconvenientes porque no traccionan son las que se colocan con dos peinetas por debajo del pelo.
Tacos y puntas. La eterna moda de los tacos muy altos y los zapatos en punta, para lograr ser más estilizada y femenina, también tiene su precio. Con su uso se rompe el equilibrio perfecto del pie, el peso del cuerpo se desbalancea y la descarga se hace sobre la punta en un 80%, y en el talón el peso restante. Esto trae probemas de deformación estructural en la mayoría de las mujeres: juanetes, dedo martillo, juanetillo del quinto dedo, desviación del dedo gordo (hallux). Mientras, los hombres sólo acusan el problema en un 10%. Los traumatólogos recomiendan usar un taco medio, de hasta 3 centímetros.
Maquillaje. Lo que afecta no es la cantidad, sino la calidad del make up que se utiliza, que si es deficiente puede resultar comedogénico. Si, además, este hábito se acompaña con falta de limpieza apropiada, la piel no se oxigena, lo que contribuye a su envejecimiento. Conviene elegir productos oil free.
Corpiño. Con los años, el no uso de corpiño puede provocar flaccidez, sobre todo en mujeres que practican deportes. Además, dado que el tejido cede, puede causar estrías. En todos los casos es recomendable no abandonarlo.
Telas sintéticas. Ya sea en la ropa interior o en la de calle, las fibras artificiales pueden originar prurito y alergias importantes, e intensificar procesos de transpiración. Cuando esto sucede se indica abandonar su uso, y reemplazarlas por algodón de colores claros. El tema de los colores se debe a que los teñidos, que no son vegetales, son también responsables de ciertas alergias y manchas en la piel. Estos casos suelen darse, sobre todo, en zonas de roce.
Pantalones ajustados. No son la causa de ciertos problemas en la piel, pero pueden agravarlos. Se trata de la foliculitis del cavado, o pelo encarnado en la ingle, y también de los granitos en los glúteos. En ambos casos, el roce del pantalón con el área afectada la empeoran. A nivel venoso, los pantalones ajustados, si no está más ajustada la parte superior que la inferior de la pierna, pueden resultar beneficiosos porque cierto grado de compresión en las piernas facilita que aumente la presión de los tejidos. Entonces, la filtración de líquidos de los vasos hacia los tejidos se reduce, ayudando a que se produzca menos hinchazón. Si la parte superior de la pierna es la más ajustada ocasionará dificultad en el retorno venoso, puesto que la sangre va de abajo hacia arriba. Si se comprime la parte de arriba, la sangre no pasa bien, afectando la circulación.
Masajes para adelgazar. Tienen sus riesgos, por eso es muy importante asesorarse con un profesional para que oriente sobre el tratamiento adecuado y recomiende manos idóneas. Cuanto menos invasivos sean los masajes, menor riesgo hay. No deben ser bruscos ni acompañarse de cremas vasodilatadoras, que pueden ocasionar erupciones y enrojecimientos. Si no están bien hechos, pueden romper y ablandar los tejidos. O, en el mejor de los casos, perpetuar el método sin obtener resultados.
Natación en piletas con cloro. Si se practica como rutina, puede secar mucho la piel. El cloro, además, es capaz de provocar acné. Lo recomendable para evitar sus efectos es colocarse vaselina en la cara, de modo que la piel quede aislada. Al salir de la pileta, enjuagarse y aplicar la crema de uso diario. Para proteger el cuerpo, en tanto, optar por una crema siliconada, sobre todo para pies y antebrazos, zonas más propensas a secarse.
Ejercicios de alto impacto. Aquellos ejercicios en los que los pies están en el aire al mismo tiempo no son buenos para cuadros de celulitis, y pueden también ser nocivos a nivel vertebral. Para personas con problemas de celulitis o en las articulaciones está contraindicado correr. Toda actividad física de alto impacto requiere de un chequeo previo. Si existe celulitis y se desea practicarla, hacerlo con medias elásticas, para impedir presiones de sangre que afecten la circulación.
Actividades con complementos. Si no se hace bajo los debidos controles, puede favorecer la aparición de várices. No se trata de la gimnasia con uno o dos kilos de peso, sino de aquella actividad basada en alta sobrecarga. Sucede que al levantar peso aumenta la presión dentro de la vena, pudiendo romper una de sus capas, lo que genera la formación de várices.
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