Qué trae la moda masculina para el verano 2018
La pasarela de hombres de París anticipa qué será tendencia el año próximo y cómo serán llevadas en la calle. Los deportes extremos, la comodidad y los uniformes de trabajo mandan en siluetas y definen materiales y paletas de color
Louis Vuitton
El espíritu viajero inspiró Archipiélago, la última colección de Kim Jones, su director creativo, que supo reavivar la llama de los adolescentes por la marca. En el Palais Royal, la isla de Hawai fue una de las principales reminiscencias y enseguida aparecieron reversiones de las camisas floreadas en tejidos lujosos como organzas de seda con prints brillantes y coloridos en devorée. Los modelos, vestidos en varias capas con prendas deportivas adherentes como poleras y calzas, acompañaron a una sastrería fluida y sofisticada. Los impermeables, en gris y beige, acompañaron buzos deportivos con el nuevo logo deportivo y noventoso de Vuitton, estampado en multicolor y pantalones en todos los largos modulares posibles, de calce cómodo y oversize.
Al ritmo de la música que Drake compuso especialmente para el desfile, desfilaron una gran variedad de contenedores con guiños al windsurf, al buceo y a la escalada. Mochilas, riñoneras y bolsos estilo balde, en una paleta neutra, en tonos oscuros. Los verdes musgo, khaki, loden, la gama de marrones y ocres y azules mezclados con gris estuvieron se destacaron tanto en la ropa como en los accesorios en materiales innovadores, como cintas de goma, típicas del universo surfer, para sellar costuras, mucho cuero rebajado tan fino que parecía plástico y neoprene bondeado con cuero.
Balenciaga
Con un casting conformado por modelos de Europa Oriental y algunos de sus hijos, la marca liderada por los hermanos Gvasalia presentó una colección en el Bosque de Boulogne que parecía inspirada en los hallazgos del Ejército de Salvación, pero con un twist: los jeans stonewash, los blazers de lino de hombros anchos, las remeras y las camisas, rayadas y hawaianas parecían sacados del guardarropa de fin de semana de un hombre de los 80 o principios de los 90.
Sorprendió un tratamiento plastificado sobre camisas y camperas de jean, que rezaba la palabra Europa! y emulaba el plastificado de las tintorerías. También, su amplia paleta, con una gran amplitud de tonos azules, celestes, bordó, rojo, rosa y violeta y, también, mostaza, variedad de naranjas y amarillos, desde fluorescentes y ácidos hasta huevo.
Dior
Kris Van Assche moderniza al hombre Dior con una colección joven, inteligente, casual y fresca. En el 70° aniversario desde el revolucionario new look, el diseñador extrajo del pasado aquello relevante –como la camisa y el ambo con etiqueta a la vista– para una nueva generación de usuarios que va de traje pero no teme mezclarlo con musculosas, buzos, bombers y zapatillas.
Las sobrefaldas de los sacos aparecieron como híbridos en sacos bitono y como prendas nuevas, en medias prendas o a modo de faldas masculinas, estilizadas sobre pantalones oversize, semideportivos y con remeras sin mangas. Los detalles constructivos de las prendas –costuras, pinzas, bolsillos y recortes– fueron puestos en valor en pespuntes a contratono o cintas membretadas que recorrían las prendas, en una paleta donde predominó el negro, blanco, bordó, gris y rojo.
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Thom Browne
El diseñador estadounidense desarrolló una colección genderless, donde sus valores están verdaderamente puestos en práctica. Nada de prendas masculinas que se ven bien en mujeres, sino que Browne adaptó la colección femenina anterior, a la nueva de hombres. Los modelos recorrieron la pasarela con abotinados de taco y medias futboleras, en una colección plenamente sastrera, en la que primaron los textiles lisos en azul, gris, beige y camisas blancas, en géneros a cuadros, de raya diplomática, fil a fil y con prints del perro salchicha Héctor, recurrente en sus colecciones, en dorado.
Presentó una amplia propuesta de maxifaldas y kilts. También hubo shorts, bermudas y pantalones largos llevados con chaquetas de cuello redondo, blazers, sobretodos y capaz y vestidos largos sastreros . Los largos modulares de las camisas variaron. De enaguas que aparecían por debajo de las chaquetas y faldas, pasando por otras cortas sin mangas hasta las infinitas al piso que funcionaban como vestidos. Para cerrar, y acompañado por la música del film Orlando, presentó un estilo de alta costura híbrido: desde el frente parecía un esmoquin negro estrecho y, al girar, apareció un vestido de novia bordado con incrustaciones en la parte baja de la espalda.
Valentino
Pierpaolo Piccioli es otro de los tantos diseñadores que hacen foco en la manera de vestir de los más jóvenes. Deja de lado la formalidad y el lujo italiano para traer una propuesta más deportiva, casual y moderna, de la mano de la reutilización de uno de los logos históricos de la marca: las siglas VLTN atravesaron el pecho de los modelos en camisas, suéteres, remeras y lazos, en un intento por aggiornarse.
Los intrépidos y aventureros millennials fueron reflejados por el diseñador en conjuntos de dos y tres piezas de trackers monocromáticos en jersey, denim y terciopelo, en buzos y pantalones chinos, camisas holgadas, de corte más cuadrado y lazo y camperas de cuero y abrigos, en bloques de colores brillantes –bordó, blanco, verdes y azules varios, naranja-, en cuero, lana y nylon. La influencia de los 70 y 80 se extendió a través de la paleta de color y los bordados populares y tribales: abalorios, puntadas en cruz y trabajos manuales reflejaron reminiscencias de pueblos africanos, centroamericanos, europeos orientales y nativos americanos.
Capítulo aparte para los accesorios. Los bosos –de mano, mochilas al hombro y pequeñas carteras cruzadas en el pecho– y las zapatillas, exclusivas y customizadas en tejidos multicolores de punto, con apliques, zig-zag, destellos de metales, símbolos totémicos, hilos, rayas, terminaron de cerrar el concepto, muy bien llevado a cabo, de cada estilismo.