A propósito del Incaa
Poco después de haber tomado el poder. en septiembre de 1955, el gobierno de facto presidido por el general Aramburu anuló las leyes que beneficiaban a la industria cinematográfica sancionadas por el gobierno del general Perón. La ley más significativa imponía un impuesto de diez centavos a las entradas de los cines, sin importar que la película exhibida fuera nacional o extranjera. El monto resultante se destinaba a estimular la producción de cine nacional. La pérdida de este apoyo financiero coincidió con la difusión de hechos de corrupción de ciertos productores con el Banco Industrial. El año finalizó con una gran desazón entre los miembros de esta industria cultural y de entretenimiento, que desde el inicio del cine parlante fue recibido con un gran apoyo de nuestro público.
A principios de 1956 -con el fin de luchar a favor de la continuidad del apoyo oficial- las entidades de productores, directores, autores, intérpretes, técnicos y músicos, crearon la Unión del Cine Argentino, UCA, de cuya primera Comisión Directiva fui secretario en tanto era uno de los tres presentantes del Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina (SICA). Nuestra primera decisión fue designar una comisión que solicitara una entrevista con el presidente Aramburu. La integraron los directores Mario Soffici, Lucas Demare, Daniel Tinayre, Leopoldo Torre Nilsson y Fernando Ayala, los productores Eduardo Bedoya y Juan Carlos Garate, los productutores Eduardo Bedoya y Juan Carlos Garate: por Argentores Sixto Pondal Ríos y Ulyses Petit de Murat y por SICA, Ramón Martínez, René Mugica y quien esto escribe.
En la Casa Rosada fuimos recibidos por el Secretario General de la Presidencia, capitán de navío Francisco Paco Manrique, quien nos manifestó que como funcionario amante del cine nacional, hablaría con el presidente Aramburu y trabajaría activamente para la concreción de una nueva positiva legislación. Semanas después se produjo una segunda reunión en la que comprobamos que lo prometido se estaba convirtiendo en realidad. Terminada la reunión varios de los delegados, entre ellos Fernando y yo, fuimos a tomar el té a la confitería London, en avenida de Mayo y Perú. Comentamos en detalle lo auspicioso que había sido lo informado por el capitán Manrique. Cuando los colegas comenzaron a retirarse, retuve a Ayala y le comenté: –No hablamos de algo importante: Manrique dijo que en la nueva ley habría un decidido apoyo a la creación de nuevas productoras. Fernando, ¿por qué no formamos una? Mi amigo quedó de una pieza. Pasada la sorpresa, me respondió: -Dejámelo pensar. A los pocos días, no del todo convencido, me dio su conformidad. En ese instante nació Aries Cinematográfica Argentina, que comenzó con un armario metálico como único capital y llegó a ser una empresa líder en el cine nacional.
El decreto-ley 62/57 firmado por el presidente Aramburu fue más allá de nuestras expectativas pues no sólo restablecía el impuesto cinematográfico y la obligatoriedad de exhibición sino que creaba un organismo destinado al fomento de nuestro cine: el Instituto Nacional de Cinematografía, INC, décadas después ...de Cine y Artes Audiovisuales, Incaa.
Durante el año de su creación ni las autoridades del INC ni las entidades de esta industria pudieron lograr la reglamentación del decreto-ley debido a una feroz oposición de los empresarios de salas que no aceptaban ni la obligatoriedad ni los porcentajes mínimos de la taquilla.
Mientras tanto, Aries se puso en marcha con la realización de documentales y el desarrollo de un proyecto de largometraje basado en un cuento de David Viñas titulado El jefe, que recién pudo realizarse en 1958 gracias al crédito otorgado por “El Instituto” en su primer acto de fomento sin el cual Aries quizás no hubiera podido subsistir y, a lo largo de algo más de medio siglo –en el que generalmente contó con apoyo del organismo- produjera 113 largometrajes que incluyeron todos los géneros, incluso el testimonial sin duda el más destacado.,
Entre las medidas propuestas por la administración libertaria se ha incluido la supresión del Incaa. Entre los motivos esgrimidos para justificar lo injustificable, se han mencionado supuestos actos de corrupción habidos durante el gobierno anterior. Si así fuera no quedaría en pie ni un solo organismo del Poder Ejecutivo.
No puedo opinar sobre los resultados de la reciente política de fomento del Incaa porque he estado alejado de esta actividad y porque toda la obra de Aries fue filmada en soporte película virgen, mientras que hoy…
Hoy y mañana debe mantener activo el organismo que facilitó la producción de miles de largometrajes, dramas y comedias y un cine testimonial que sólo los realizadores argentinos pudimos crear y cuya vigencia no morirá nunca.