¿Sigamos robando?
"Sigamos robando y que siga la droga"
(De Agustín Tolaba, excandidato a edil de Tafí del Valle, Tucumán)
Si los borrachos y los chicos siempre dicen la verdad, los próximos candidatos a cargos electivos en nuestro país deberían abstenerse de beber alcohol, incluso en encuentros sociales. No vaya a ser cosa que se los descubra infraganti, a pura confesión, como se lo atrapó al postulante a concejal por un acople de la Lista Oficial de Tafí del Valle, Tucumán.
Nenes malos los amigos de Agustín Tolaba. Lo grabaron sujetando una botella de gaseosa recortada, llena de alcohol, alardeando: "Sigamos robando y que siga la droga". Con el agravante de que esa frase fue la respuesta a la pregunta sobre cuáles eran las principales propuestas de su candidatura. De su excandidatura, ya que el partido por el que se presentaba rápidamente le echó flit y lo dejó fuera de competencia. "Les pido mil perdones. Yo no estaba en mis cabales", dijo Tolaba. Tarde pio. WhatsApp ya había hecho lo suyo.
El caso, aunque lejano para muchos, cobra enorme sentido a la luz de varias de las últimas encuestas que arrojaron que la lista de preocupaciones de los ciudadanos empieza por la inflación, sigue por la inseguridad, el desempleo, la pobreza, la educación y, recién después, la corrupción.
Otro dato: ya se escucha a algunos precandidatos haciendo gambetas para evitar hablar del mal que generosamente abonó la construcción de todos los demás males de la historia política reciente. "No voy a hacer campaña en torno de la corrupción", dijo Lavagna a la nacion el mes pasado. "No todos somos iguales. Es como cuando dicen que todos los periodistas son corruptos", chicaneó Sergio Massa cuando el colega Nicolás Wiñazki cuestionó a candidatos del peronismo con más problemas judiciales que demandas de filiación contra Maradona.
No hay que perder de vista tampoco la letanía de la mayoría en el Congreso a la hora de sancionar la ley de extinción de dominio, que permitiría al Estado recobrar los bienes robados por la corrupción.
En 1983, cómo olvidarlo, la principal preocupación fue recuperar la democracia. Con el tiempo, su continuo y maravilloso afincamiento entre nosotros no evitó que la maltratáramos y hasta que la pusiéramos en riesgo con la aparición y permanencia de dirigentes que poco o nada respetan sus instituciones.
Si los Tolabas no nos horrorizan, después no nos quejemos.