Cultura y arte sagrado
La primera fue allá por 1986 y entonces ni siquiera el confiado entusiasmo de su impulsor monseñor Vicente Oscar Vetrano invitaba a imaginar que se hallaría la favorable y creciente respuesta que ahora diez años después permite tener ya en avanzada organización la VI Bienal de Arte Sacro - Pintura 1996. Desde aquella que abrió la serie realizada en Morón diócesis de cuya Vicaría para la Cultura es titular monseñor Vetrano en cada nueva versión fue creciendo la cantidad de trabajos presentados y la calidad artística de las obras.
En 1986 se entregaron 155 y se aceptaron 62 exhibidas posteriormente en el Museo de Morón y en las salas nacionales de exposición de Buenos Aires; en 1994 la precedente fueron 121 las obras seleccionadas de las 676 que se presentaron. Procedían ya no sólo de la Capital y de la provincia de Buenos Aires sino también de Catamarca Córdoba Corrientes Chubut Entre Ríos La Pampa Mendoza Neuquén Río Negro Santa Fe San Luis y Tucumán y su muestra se realizó con reconocido suceso en el Museo Nacional de Arte Decorativo.
"Este esfuerzo que juntos realizamos nace y se sostiene en la fe -regalo de Dios a los hombres- que orienta nuestras búsquedas en estos tiempos de transición en que a tientas avanzamos hacia nuevos horizontes. Se alimenta y renueva en la esperanza de quienes frente a las incertidumbres apostamos al futuro desde espacios que posibiliten que la fe se haga cultura...´´ dejó escrito monseñor Vetrano en la presentación del catálogo que recogió y difundió la última bienal.
Un estilo pastoral
En la sexta versión el jurado estará integrado por Julio Barragán Carlos Cañás Rosa Faccaro Aldo Galli y Guillermo Roux; los trabajos deberán enviarse a las salas nacionales de cultura entre el 14 y el 16 de agosto y las obras seleccionadas se exhibirán en ese mismo lugar del 7 de noviembre al 1§ de diciembre.
Los artistas pueden participar con una sola obra inspirada en temas bíblicos o manifestaciones humano-religiosas y se otorgarán cinco premios en efectivo otros tantos estímulo y cinco menciones del jurado.
La bienal es una de las realizaciones que explica el sentido y propósito de la Vicaría para la Cultura estructura creada en 1982 por el obispo de Morón monseñor Justo Oscar Laguna que plasmó así en la organización de su diócesis lo que sin duda es parte del estilo pastoral que mejor lo caracteriza: su permanente actitud de diálogo con el mundo su tenaz búsqueda de restablecer la comunicación entre el Evangelio y la sociedad de este tiempo.
No hace mucho el papa Juan Pablo II refirmó su prédica en esa misma dirección al expresar a los miembros y consultores de la Comisión Pontificia para los Bienes Culturales de la Iglesia su preocupación por mantener "una relación abierta y confiada con el mundo de la cultura y del arte tratando de acercarlo...´´.
Con la memoria en el Concilio Vaticano II su mensaje a los artistas y las amplias referencias de algunos de sus documentos al fenómeno cultural el Pontífice insistió en la necesidad de trabajar para que los que cultivan las artes se sientan reconocidos por la Iglesia en su actividad y gozando de una libertad ordenada establezcan contactos más fáciles con la comunidad cristiana.
No es simple decoración
Al cabo de cinco bienales se ha acumulado una valiosa experiencia humana y pastoral que en no pocas oportunidades monseñor Vetrano vuelca en otra realización que es también un aporte a la cultura y a la presencia de la Iglesia en ese mundo: la revista Actualidad Pastoral por él fundada y que dirige desde hace 28 años. Esas páginas caracterizadas por su espíritu ecuménico y por su servicio a la labor pastoral y a la acción litúrgica recogen los frutos de los viajes y contactos que el vicario para la Cultura de Morón mantiene con diversas manifestaciones religiosas aquí y en otras partes.
Algunas de las reflexiones formuladas por el Papa en la mencionada oportunidad constituyeron también aliciente y estímulo para los organizadores de la ya tradicional Bienal de Arte Sacro.
"No ahorréis energías al promover el arte sagrado. Es sabido -dijo Juan Pablo II- que la peculiaridad del arte sagrado no consiste en ser una decoración simplemente superpuesta a realidades que de otra manera resultarían insignificantes. En ese caso el arte se reduciría a un embellecimiento estético de un ser informe subyacente.
Cuando la Iglesia se sirve del arte para apoyar su propia misión no es sólo por razones de estética sino también para obedecer a la lógica misma de la revelación y de la encarnación. No se trata de endulzar con imágenes tonificantes el camino arduo del hombre sino de ofrecerle la posibilidad de hacer ya desde ahora una experiencia de Dios que recoja en sí todo lo que es bueno bello y verdadero.´´
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