El dueño del bar, el ladrón y la Argentina posible
Argentina no deja de defraudarnos. La inflación hace estragos en todos los bolsillos, desde los más flacos hasta los más abultados. El 7,7% que registró el mes de marzo dejó boquiabiertos hasta los más pesimistas. El gobierno no da con la tecla para frenar este flagelo. Como dijo la vocera presidencial, Gabriela Cerruti, en un video intentando dar clases de economía para desquiciados: “Yo sé que la inflación te indigna, porque te jode la vida cotidiana”. Más que “jodernos”, nos arruina la vida y la proyección de futuro.
La realidad es que el gobierno tampoco ayuda mucho porque vive embarrando la cancha. En vez de tirar para adelante para sacar el país adelante, la tríada de poder representada por el presidente Alberto Fernández, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el ministro de Economía Sergio Massa, tironean de la soga para tratar de que el otro tropiece y caiga en la cloaca del poder cuando no se dan cuenta -o no les interesa- que la sociedad paga las consecuencias de ese tironeo como un Tupac Amarú contemporáneo.
La esperanza sería ver a una oposición sólida y unida mirando el futuro. Pero no. Están combatiendo una interna que seguramente tendrá un ganador, pero que llegará agotado de tanto remar en dulce de leche.
En este contexto revuelto donde mirar el futuro es agarrar el diario y ver la cotización del dólar que no tiene techo, una situación llamó la atención al país y se hizo viral. Todos pudimos ver los videos donde el dueño de la cafetería Dalchemist en Cañitas tackleó a un menor de edad que había robado el celular de una clienta (artículo y video de La Nacion-https://www.lanacion.com.ar/seguridad/palermo-el-encargado-de-un-bar-tackleo-a-un-ladron-que-le-habia-robado-el-celular-a-un-cliente-nid18042023/). El video muestra también a ambos protagonistas volar por los aires para aterrizar en la vereda.
Hasta ahí una historia que se repite en el país donde la inseguridad es moneda corriente para los comerciantes. Sin embargo, más allá de la proeza estilo Superman, la historia siguió y el dueño del bar, Martín Moschioni, le ofreció trabajo al chico que había intentado robar, también llamado Martín.
“Yo necesitaba plata para llevar comida a mi casa, alimentar a mi familia, le dije que me perdone, que yo estuve mal, y él me ofreció trabajo. Bueno, y yo al otro día salí del Instituto y vine para acá, le pedí perdón, lo abracé y me recibió con un café con un plato de comida y me dijo que me iba a ayudar y que le va a dar laburo a mi hermano…Yo estaba emocionado que mi hermano iba a tener laburo. Entiendo que hay otro camino, y ese camino es el que voy a tomar, voy a empezar a hacer las cosas bien e ir al colegio de nuevo”, dijo Martín, el ladrón que fracasó en su intento pero que recuperó la dignidad con ayuda de quien lo había atrapado.
“Me di cuenta que era un chico. Sentí que no tenía maldad, que estaba haciendo algo por necesidad. Le miré las zapatillas, todas rotas, ropa sucia, rota. Que no venía para otra cosa, que lo que realmente me decía era así. Cuando lo agarro y caemos él se quejó mucho del golpe. Era como un nene al que habían golpeado. Lo miré y le dije que, si necesitaba algo, acá estaba la puerta abierta, que yo necesitaba gente, que comida no le iba a faltar y que me venga a ver. Yo confié”, comentó Martín Moschioni, el dueño del bar.
Estos gestos de gente anónima que se viralizan nos muestran la necesidad que tenemos de tener esperanza, de mirar el futuro y, como dice Moschioni, de confiar. Hace mucho que los argentinos no confiamos en nadie. Hace mucho que somos sobrevivientes de un cataclismo socio económico manejado por sedientos de poder pero que están ajenos de lo que le pasa al ciudadano común.
El dueño de la cafetería donde todo esto sucedió fue mi alumno. Yo elegí ese lugar para trabajar y escribir. Ojalá existan muchos Martín, tanto los que, como mi alumno, dan una oportunidad, como aquellos que la reciben y pueden cambiar sus vidas. Los políticos de este país podrían ir tomando nota de lo que realmente necesitamos los argentinos: una oportunidad.
PhD, profesor de la UTDT