Héroes y villanos
Entre las fuentes de Cibeles y Neptuno, el Museo Naval de Madrid guarda las hazañas marinas de un país que alguna vez fue un imperio. En el salón del siglo XIX, separadas por apenas algunos metros, dos figuras muy conocidas en estas tierras reciben su homenaje. Mirados con ojos argentinos, los dos retratos de los oficiales de la armada española Baltasar Cisneros y Santiago de Liniers nos recuerdan la inestable frontera que separa a héroes y villanos, siempre según desde dónde se mire y desde qué perspectiva.
Los últimos dos virreyes del Río de la Plata terminaron mal con Buenos Aires. Cisneros, desalojado por los revolucionarios de Mayo, fue deportado. Liniers, hasta entonces el artífice de la Reconquista, fue fusilado para apagar la reacción de los realistas. Eran los días del separatismo americano.
La historia está poblada de esos casos en los que pueden verse una y mil paradojas bailando entre el derecho y el revés, entre la suerte y la desgracia. Es precisamente por eso que en estas horas en que el gobierno catalán habla de independencia y el gobierno español denuncia traición, es imposible saber de quién serán y dónde se colgarán los retratos de los protagonistas del presente en el incierto juicio del futuro.