La hora de las reformas necesarias

Las reformas tributaria y fiscal impulsadas por el presidente Mauricio Macri, demostrando capacidad de liderazgo y coraje, significan un punto de partida importante para mejorar nuestro futuro, insertarnos en el mundo y atraer inversiones beneficiosas para todos los argentinos.
Lamentablemente, en estos últimos días hemos visto actuar un entramado mafioso de políticos, sindicalistas y grupos de izquierda radicalizados, que quisieron sembrar el caos y desestabilizar al Gobierno. Gracias a Dios triunfó la democracia y se fortaleció el Gobierno.
Urge implementar la reforma judicial y política para terminar con la impunidad y lograr que mejore la calidad institucional; y también urgen las reformas tributaria y laboral para mejorar la competitividad y la productividad, lo que podría generar trabajo genuino en el ámbito privado, algo fundamental para ponerle fin a la pobreza.
Una reforma profunda de la Justicia se impone para que esta institución recupere su prestigio y esté efectivamente al servicio del ciudadano. Dicha reforma debería propiciar una mejor selección de los jueces, la ampliación del horario de atención de los tribunales y la revisión de las prolongadas ferias de verano e invierno, para asegurar un mejor y más eficiente servicio de justicia.
Los miembros del Poder Judicial deberían pagar el impuesto a las ganancias como todos, conforme al principio de igualdad constitucional.
También es necesaria una verdadera reforma política, que no sólo instrumente el voto electrónico, sino que también elimine las listas sábana y haga más transparente el financiamiento de la actividad política.
Las listas sábana favorecen la dedocracia en la selección de los candidatos y el desconocimiento del ciudadano acerca de quiénes son sus representantes (diputados, senadores, concejales).
De ese modo, las listas sábana convierten el Congreso en un sitio de "levanta manos", donde se vota en masa por disciplina partidaria, dejando de lado el necesario debate. En la administración anterior hemos tenido ejemplos elocuentes de este problema.
Sugiero que con la finalidad de reducir el gasto público, los legisladores reduzcan la cantidad de asesores y los gastos en viáticos. Sería deseable que los municipios de todo el pais también redujeran la cantidad de ministerios y secretarías. Señalo que en algunos municipios de países europeos, los concejales trabajan ad honorem, una experiencia digna de ser imitada.
Sin duda resulta imperiosa la reforma política, que redundará en beneficio del pueblo en su conjunto, que somos todos.
El denominado reformismo permanente se enmarca dentro de los cambios profundos prometidos por el gobierno nacional, para reconstruir la confianza, recuperar la seguridad jurídica y fortalecer la democracia. Como dijo el Presidente, es ahora o nunca.
Abogado constitucionalista y productor agropecuario