La justicia del árbitro solitario
Estos tiempos de fútbol a puerta cerrada son buenos para hacer experimentos, y en un estudio realizado en Italia se observaron 6.400 partidos de fútbol (jugados antes y después del confinamiento) para mostrarnos que cuando no hay hinchada los árbitros se comportan en forma menos arbitraria.
En un artículo titulado "Los efectos experimentales de una audiencia ausente en la actuación y las decisiones de referato durante el COVID-19", se preguntan si aquellas teorías conspirativas de que los árbitros tienden a favorecer al equipo local son verdaderas. La respuesta es "probablemente", porque la presión del ambiente influye en el réferi. "Nuestros resultados sugieren que la total ausencia de afición local redujo la presión social sobre los árbitros para que castigaran al equipo visitante más duramente, conduciendo a decisiones más justas", explican.
Además, disminuyó dramáticamente la penalización con tarjetas amarillas para los visitantes: un 29 % menos. Cuando nos están mirando, tendemos a sobreactuar la autoridad.