
Mauricio Devoto: "Hay que sacar la política de la Justicia"
Legislador de Pro y presidente del Consejo de la Magistratura porteño, Mauricio Devoto asegura que el principal problema del organismo es que estuvo demasiado politizado, sin independencia partidaria. Dice también que la Justicia es un servicio que debe estar más cerca de la gente y que a la institución que preside le sobran cientos de empleados
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Es escribano, empezó a hacer política en 2001 y puede decirse que tuvo una carrera vertiginosa: es legislador de Pro y, desde mayo último, presidente del Consejo de la Magistratura porteño, el organismo encargado de seleccionar y acusar a los jueces, y administrar el presupuesto de la trunca Justicia de la ciudad de Buenos Aires.
Mauricio Devoto es amigo de Mauricio Macri, pero pese a ello asegura que Roberto Gallardo, el juez que con sus intervenciones obligó al jefe de gobierno a modificar sus planes en varias oportunidades, actuó dentro de la ley. Así, se desmarca de la mayoría del macrismo, que parece haber elegido a Gallardo como su enemigo perfecto. Dice también que hay que sacar a la política de la Justicia, que la Justicia es un servicio que debe estar más cerca de la gente, y que al Consejo de la Magistratura que preside le sobran cientos de empleados.
Afirma que no le gustan las declaraciones grandilocuentes y parece cierto: midió sus palabras y optó por la cautela en cada una de sus respuestas. Nacido en 1962, casado, padre de tres hijos, hincha de Estudiantes de La Plata, egresado de la Escuela Argentina Modelo y de la Universidad Católica Argentina (UCA), experto en tecnología, podría decirse que Devoto es un típico exponente del macrismo. Durante la hora que duró la entrevista, no mencionó nunca la palabra "derechos", aunque sí habló varias veces de la necesidad de mejorar la "eficacia" y la "eficiencia" del servicio de justicia. También se quejó de que falta gente con sentido común y formación y capacidad en el Estado, algo que suelen repetir funcionarios y legisladores Pro.
-¿Qué opina de la pelea del gobierno de Macri con el juez Gallardo? ¿Cree que es aceptable que se lo haya recusado en 700 expedientes?
-Gallardo utiliza, al igual que todos los jueces de la Ciudad, todos los medios y procedimientos de los que la Justicia dispone para dictar sentencia y llevar a cabo su tarea. Esas acciones y procedimientos de los que se vale como juez no fueron bien vistos por parte del Poder Ejecutivo de la Ciudad, que a su vez también utilizó los procedimientos legales que la Constitución le da para expresar su disgusto. Esta es una opinión personal, pero creo que el Consejo de la Magistratura tiene que cumplir su rol y, en este caso, debe limitarse a su función primordial, que es administrar los recursos del Poder Judicial y participar en la selección y disciplina de los jueces. En este caso está todo pendiente de lo que resuelvan las distintas instancias de la Justicia.
-Hay voces que dicen que el camino que debió haber seguido el gobierno de Macri en lugar de las recusaciones masivas era el impulso de un juicio político, pero como no tenía los votos suficientes para una destitución, eligió el otro camino.
-El Ejecutivo ha adoptado uno de los caminos en una causa concreta y, si alguien cree que hay que iniciar el juicio político, debe hacerlo como parte. Nosotros no podemos adelantarnos ni opinar sobre esto, porque podríamos tener que hacerlo en el futuro.
-¿Cuál cree que es o debería ser el rol de los jueces en una democracia como la Argentina? ¿Está de acuerdo con la posición "activa" que tomó la Corte Suprema en el caso Badaro sobre movilidad de las jubilaciones, en el caso Mendoza por la contaminación del Riachuelo y en algunos otros?
-Yo entiendo que los jueces están elegidos por concurso y tienen que ejercer su rol. Y decir hasta dónde un juez debería intervenir o participar, creo que ya sería entrar en disquisiciones de tipo políticas o hasta ideológicas, y eso depende de cada uno de los jueces. Porque así como Gallardo tiene su postura respecto de cómo afrontar ciertos casos y circunstancias, quizás otros jueces opinan y actúan distinto. Esto le puede convenir más o menos a un gobierno o a otro. Creo que los jueces tienen libertad e independencia para resolver las cuestiones como ellos consideren que deben hacerlo, porque para eso fueron elegidos. Y, de hecho, creo que una de las bondades que tiene la Justicia de la Ciudad es que todos sus jueces fueron elegidos por concurso.
-En mayo de 2010, cuando termine su gestión como presidente del Consejo porteño, ¿qué espera haber logrado?
-En principio tenemos que mejorar el estado edilicio del Poder Judicial. Ello es muy mejorable porque actualmente tenemos edificios alquilados y debiéramos tener propios. Otra cosa que nosotros nos debemos y estamos encarando es hacer más eficientes y eficaces los recursos del Consejo. Que efectivamente el Consejo pueda dar el servicio a los jueces que debe dar. Mucho se ha criticado al Consejo porteño por su estructura. Y las críticas son válidas.
-En general se ha criticado que hay muchos empleados con sueldos muy altos y que, si lo que se busca es acercar la Justicia a la gente, convendría que estuvieran en los juzgados, fiscalías u oficinas de atención al público.
-Por eso precisamente uno de mis objetivos esenciales es hacer una reestructuración en general. El Consejo tiene en total unos 800 empleados, de los cuales un cuarto cumple tareas para los juzgados, como con la Oficina de Notificaciones.
-¿Pero 600 en el Consejo son igual muchos, no?
-Sí, por supuesto que son muchos.
-¿Qué van a hacer?
-Ya encaramos un proceso para analizar qué personas están en condiciones de jubilarse y cuáles pueden pasar al Ministerio Público, que está en pleno crecimiento. Por eso, como primera etapa, abrimos un sistema de pases voluntarios. Y en el Presupuesto 2009 pedimos un millón ochocientos mil pesos para comenzar con la reestructuración.
-¿Encuentra resistencias para encarar este proceso, o el número es tan escandaloso que todos aceptan que hay que hacer algo?
-Por ahora estamos manejando la relación bastante bien con los empleados y los sindicatos. Todos somos conscientes de que tenemos que hacer algo. Aunque según el color político se puede exagerar un poco más o menos.
-¿Es crítico de la Justicia porteña o considera que, como en otras áreas del Estado, la ciudad de Buenos Aires es un modelo en el contexto general del país?
-Es una Justicia nueva, que tendría que haberse diseñado como una Justicia modelo, y no se hizo. Hay muchísimo para mejorar. Sin perjuicio de ello, tenemos algunas cosas buenas: la calidad de los jueces es buena y todos fueron designados por concurso. Creo, eso sí, que el Consejo de la Magistratura podría ser mucho mejor.
-¿Por qué piensa que el Consejo no funcionó bien, por una cuestión de diseño institucional?
-No, el instrumento es bueno. El problema no es del Consejo sino de su gente. Tenemos que sacar la política de la Justicia, porque si no la sacamos, seguiremos mal. Creo que el Consejo estuvo demasiado politizado. Por eso, en la medida en que nosotros podamos ir rompiendo con esto, mejoraremos. El Poder Judicial debe ser un poder independiente. Yo, aunque provengo del estamento de la Legislatura, una vez que llegué acá, soy independiente. Tengo que pensar más allá de mi partido.
-¿Cómo se saca la política del Consejo?
-Por ahora, lo que estamos haciendo es preocuparnos por la gestión. Nosotros tenemos que dar el ejemplo. Si no mostramos independencia, autonomía y no podemos tomar decisiones en forma independiente, no podemos pedírselo a los empleados ni a nadie. Si uno cambia su línea todo el tiempo según lo que conviene o no al partido, es difícil hacer algo serio.
-¿Cómo es su relación con Macri?
-Es una relación buena, coincidimos en muchas cosas. Aunque somos amigos, nos manejamos institucionalmente con total naturalidad. Uno puede disentir quizás en los cómo y eso es bueno.
-¿Cuán viable considera que la Ciudad tenga Justicia propia en todos los fueros, como dispone la Constitución?
-Primero vamos al deber ser. Yo creo que nosotros tenemos una Constitución de Buenos Aires que es muy clara y legislación que hace referencia a lo judicial que también es muy clara al respecto. Hay que mirar el futuro y aprender del pasado, pero actuar en el presente.
-No entiendo a qué se refiere.
-En general estamos pensando, especialmente en el nivel nacional, en las vicisitudes del presente, nada más, y no estamos teniendo en cuenta el futuro. Estamos con las mezquindades de la coyuntura y evaluando los beneficios que poco o mucho repercuten ahora sin atender al futuro. Y esto lo veo en general en muchos aspectos: el tema de la autonomía de la Ciudad es uno de ellos. Que la Justicia de Buenos Aires pueda estar integrada y tenga todos sus fueros es un tema que, la verdad, le va a servir e importar al ciudadano, porque va a tener la Justicia más cerca.
-¿Por qué a un porteño le conviene que la Justicia pase a la Ciudad? ¿Qué cosas cambiarían para él?
-Nuestra principal política desde el Consejo de la Magistratura es que queremos acercar la Justicia al vecino. Que cualquier inconveniente que pueda tener una persona pueda presentarse en una boca de acceso cercana a su domicilio. En esta línea está trabajando el Ministerio Público de la Ciudad.
-Cuando se refiere a acercar la Justicia a la gente, ¿se refiere a la descentralización de los Tribunales?
-No necesariamente. Lo importante es que tengamos más bocas de acceso para la gente ante cualquier inconveniente. Por ahora, es en eso en lo que estamos trabajando. No implica trasladar a los jueces a los barrios. En principio estamos pensando en llevar la Justicia al que será el nuevo Centro Cívico.
-Ese es el deber ser. Ahora, yo que soy vecina de Buenos Aires, ¿en 2012 estaré más cerca o más lejos de ese deber ser?
-Creo que todos los días estamos un poco más cerca. Pero es un trabajo permanente, constante, que tenemos que ejercer no sólo desde el Poder Judicial sino que tiene que ver con la autonomía de la Ciudad. De a poco nos vamos acercando. Pero no solamente es una cuestión de pedir. Uno tiene que estar preparado para recibir las cosas. Tenemos que preparar a la Justicia para que los jueces de la Nación quieran pasar.
-¿Avanzaron algo en este sentido, porque los jueces se resisten al traspaso?
-Estamos avanzando en varias cuestiones: en el tema jubilaciones, en cuestiones informáticas. Pero más que nada me interesaría transmitir la idea de que la Justicia es un servicio.
-Entiendo que le gustaría, pero la verdad es que la mayoría de la gente no percibe así a la Justicia, ni en la Ciudad de Buenos Aires ni en la mayoría de los lugares del país. Siente que la Justicia es un proceso burocrático, engorroso, que, en general, no le da soluciones sino que le trae problemas. ¿Cuáles serían sus tres principales medidas para cambiar esto?
-Primero, impulsar la resolución alternativa de conflictos, en la que podemos avanzar aun sin tener una Justicia transferida. También la creación de una Justicia Vecinal. Y, algo aún más simple, difundir los lugares a los que una persona puede recurrir si tiene problemas.
El perfil
Abogado y escribano
Mauricio Devoto nació en 1962, es abogado y escribano. Se formó en la Escuela Argentina Modelo y, posteriormente, realizó su carrera universitaria en la Universidad Católica Argentina. Está casado y es padre de tres hijos.
Firma digital
Experto en tecnología de la información, dictó diferentes cursos, seminarios y conferencias sobre el tema. Es, además, autor de libros vinculados a esa temática. Fue miembro de la comisión redactora del primer proyecto de ley de Firma Digital.




