Mercedes Marcó del Pont: una heredera del desarrollismo
Sobrina de Rogelio Frigerio, Mercedes Marcó del Pont, hoy directora del Banco Nación, fue militante desarrollista, investigadora de FIEL y opositora a las políticas de Cavallo en los años 90. El establishment le critica su defensa del rol del Estado en la economía y muchos desarrollistas, que se ha "peronizado". Aunque ella lo niegue, los rumores insisten en señalarla como la preferida de Cristina Kirchner ante un eventual cambio en Economía
Confiesa sus inclinaciones artísticas de juventud, pero después insiste en que no se publique nada de eso, quizás temerosa de que esos temas suenen demasiado sensibles o frívolos para el mundo en que ahora se maneja. Tampoco quiere aparecer como candidata a ministra de Economía de Cristina Fernández de Kirchner, como se dijo en la campaña electoral y en las últimas semanas, ante los rumores sobre Martín Lousteau. La economista Mercedes Marcó del Pont, bella mujer de 48 años, de pensamiento ágil y opiniones firmes (cabeza dura, subrayan algunos), asegura que, desde fines de enero, todas sus energías están puestas en recrear el Banco de la Nación Argentina, el mayor del país, y convertirlo en una entidad que financie la inversión.
La ex diputada nacional no guarda sólo una relación de parentesco con su tío Rogelio Frigerio, el fundador del desarrollismo, a quien recuerda emocionada con el apodo de el "Tapir". Ella se ha convertido en la heredera de sus ideas, aunque algunos desarrollistas la acusan de haberse peronizado. Los colegas que la conocen desde joven reconocen su firmeza de convicciones. Los más liberales la critican por su testarudez en la defensa de una fuerte intervención del Estado en la economía y la desconfianza en los mercados, y la consideran arcaica por que sigue siendo desarrollista. Los heterodoxos, como ella, elogian su capacidad analítica y la califican de brillante.
"Se necesita que exista un Estado eficiente y capaz de regular y arbitrar los mercados para garantizar la acumulación y la distribución más justa del excedente", es el primer mandamiento de esta economista que se ha ganado la confianza de Cristina Kirchner. Para Marcó del Pont, la expansión del mercado interno es fundamental si se quiere insertar a la Argentina en la economía mundial. Y la recomposición salarial es condición necesaria para el fortalecimiento del mercado interno, admite la presidenta del Banco Nación, cuyo sindicato le está pidiendo que los sueldos aumenten un 30 por ciento.
Nació en 1959 en Barrio Norte. Allí se crió y allí vive. Los Marcó del Pont eran una familia de comerciantes catalanes que llegaron a la Argentina hacia 1785. En el siglo XIX, Antonino Marcó del Pont fue el primer presidente de Lotería Nacional y directivo del estatal Banco Argentino. El apellido materno de la actual jefa del Nación es Blanco. Su madre, Nélida Blanco, era cuñada de Rogelio Frigerio y también se había comprometido con el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), el partido también fundado por Arturo Frondizi en 1964.
Mercedes Marcó del Pont asistió a un colegio privado en la primaria, el Madame Renard, y a uno público en la secundaria, el Lenguas Vivas. De pequeña "era defensora de pobres y ausentes", recuerda. Pensó en estudiar medicina, pero terminó optando por la economía, "como ciencia social que atraviesa todos los aspectos de la vida".
Desde adolescente comenzó a militar en el MID. Pegaba los sobres con las boletas para enviárselas a los afiliados antes de las elecciones de 1973. Cansada de la secundaria, rindió libre el quinto año e ingresó a la carrera de economista en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Ya eran los tiempos de la última dictadura militar. Algunos de sus compañeros de estudios -Carlos Melconian era de la misma camada- recuerdan que, en las discusiones, Marcó del Pont ya se definía favorable a la sustitución de importaciones y estudiaba a Karl Max y Georg Hegel, pese a que soplaban vientos liberales entre los profesores y en el país, que se había abierto a lo importado bajo la conducción de José Alfredo Martínez de Hoz como ministro de Economía. Frigerio le contaba lo que sus docentes no le enseñaban.
Militante de la Unión Nacional de Estudiantes, una agrupación que nucleaba a desarrollistas y peronistas, ya desde aquel tiempo Marcó del Pont consideraba imposible la construcción del desarrollo sin la participación de la clase trabajadora, mayoritariamente representada por el peronismo.
En aquella época atendía un negocio de ropa con sus dos hermanas, con las que guarda una estrecha relación. Como no sólo era simpática, le sobraban pretendientes, y finalmente, a los 32 años, se casó con Jorge, un médico psiquiatra con el que tuvo tres hijos: María, de 14 años; Juan, de 12, y Josefina, de siete. Marcó del Pont aspira a que sus hijos sigan su mismo camino educativo: primaria privada (sus hijos menores van al Colegio San Agustín) y secundaria pública (la mayor asiste al ILSE). Trata de compatibilizar trabajo y familia y, cuando puede, va al cine o lee (ahora está con tres libros, uno de Martin Amis). En los veranos le gusta la tranquilidad de La Pedrera, en Uruguay.
Lejos del menemismo
Recién recibida, en 1982, Marcó del Pont se incorporó a la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE), presidida por Octavio Frigerio, hijo de Rogelio, su fundador, y dirigida por Héctor Valle. Desde diciembre de 2005, cuando asumió como diputada, sigue figurando en el staff de FIDE, pero como ad honorem.
Aunque algunos sectores del establishment consideran que no está suficientemente preparada para ser ministra, la actual directora del Banco Nación llegó a la universidad de Yale en 1987 para hacer un master en Desarrollo Económico, en la ciudad norteamericana de New Haven. Allí disfrutó de las bibliotecas, conoció de cerca la economía de Estados Unidos, aprendió a valorar ese país y vivió en una localidad afectada por la desindustrialización y una fuerte brecha social.
Cuando el MID apoyó, en 1989, a Carlos Menem, Valle asumió como subsecretario de Programación Económica y ubicó a Marcó del Pont como asesora de temas productivos de la Secretaría de Planificación de la Presidencia de la Nación. En 1991, Valle renunció como director del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), cuando Cavallo asumió como ministro de Economía. Marcó del Pont también dimitió. Ambos criticaron desde entonces la convertibilidad, la desregulación energética y la privatización de YPF.
Como investigadora de FIDE, fue designada consultora de organismos internacionales para proyectos de mejoramiento de las estadísticas de la provincia de Buenos Aires (1996) y la Capital Federal (1999-2000). Sus conocimientos en la materia la llevaron a convertirse en una crítica -puertas adentro del Gobierno- de la intervención del Indec que comenzó en enero de 2007. Redactó un proyecto de ley de reforma del sistema estadístico nacional, pero nunca lo terminó de presentar. Cuando en noviembre los Kirchner decidieron sacar a Miguel Peirano del Ministerio de Economía por su desacuerdo con la intervención del Indec, Marcó del Pont fue la única dirigente oficialista que lo defendió públicamente.
A Peirano lo conoce de cuando el ex ministro era economista de la Unión Industrial Argentina (UIA) en los 90. Valle y Marcó del Pont comenzaron a asesorar a la UIA, aún menemista, porque el díscolo Manuel Herrera había asumido como secretario de la entidad. Por aquellos años también integraron el Encuentro de Economistas Argentinos, a contramano del pensamiento dominante, junto a Eduardo Conesa, Juan José Guaresti, Eduardo Curia y Marcelo Lascano. Marcó del Pont se acercó a la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), aunque allí hay quienes la critican porque se concentró en la lucha contra el uno a uno, pero se alineó con los grupos económicos que apuntalan la UIA. Tomó contactó con Carlos "Chacho" Alvarez, pero la Alianza prefirió seguir con la receta económica de Menem.
En 2001 adhirió al Plan Fénix, que encabezaba Aldo Ferrer y reunía a economistas de la UBA que proponían una salida ordenada de la convertibilidad. En los comicios legislativos de ese año, apoyó la candidatura a senador del cura Luis Farinello. Ella y Valle nutrieron de ideas al entonces presidente de la UIA, José Ignacio de Mendiguren, que en 2002, en el gobierno de Eduardo Duhalde, los llevó como asesores de su ministerio, el de la Producción. Valle duró un mes; Marcó del Pont, tres y Mendiguren, cuatro. Los dos economistas de FIDE criticaban que la devaluación no hubiese sido acompañada por la inmediata aplicación de retenciones a la exportación y la creación de un impuesto extraordinario a los sectores concentrados de la economía. A ella le costó irse porque quería comprometerse con el modelo que siempre había defendido.
Marcó del Pont reconoce que Néstor Kirchner fue una "agradable sorpresa" y explica sus razones: la política de derechos humanos, la reforma de la Corte y la distante relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). En 2005, Alberto Fernández, amigo de siempre de una de sus hermanas, buscaba extrapartidarios para el Frente para la Victoria y le propuso a Marcó del Pont que fuera la segunda candidata a diputada de la nómina que encabezaba Rafael Bielsa. Le costó mucho aceptar, pero su marido la incentivó. La lista salió tercera, pero la economista resultó elegida. En 2007, secundó a Daniel Filmus en el camino al Senado. El salió segundo y ella no entró.
Como diputada mantuvo un perfil bajo, pese a que muchos habían pensado que iba a lucirse más. No habló mucho en el recinto, aunque sí dentro de su bloque para criticar algunas iniciativas oficialistas. A poco de asumir, defendió desde su banca la cancelación de la deuda con el FMI y en una sesión de madrugada abogó por un proyecto de ley a favor de las pymes que había promovido Roberto Lavagna y que ella reformó. El proyecto quedó trunco en el Senado porque Néstor Kirchner consideró que impactaría en el superávit fiscal.
En los círculos económicos, allí donde también se rumoreó sobre su futuro en el ministerio, las opiniones sobre su capacidad están divididas: algún ex compañero la sigue considerando "un cero a la as", pero otros admiran su "solidez". "No se las cree, tiene una honestidad a prueba de todo. Quizás parezca un poco ingenua, pero no lo es", dice Valle. Los economistas liberales la consideran buena persona, bien formada y lúcida, pero testaruda y retrógada. Y en Wall Street, desliza un prestigioso analista financiero, sólo se la conoce por su iniciativa de reformar la Carta Orgánica del Banco Central. El proyecto, de abril pasado, preveía la modificación del artículo 3, que desde 1992 establece que el objetivo de la política monetaria radica en combatir la inflación. La diputada quería que el Central también tuviese como meta el sostenimiento del crecimiento y el empleo, como ha sido en la Argentina desde 1936 hasta Cavallo y como funciona en EE.UU. (y no en la zona euro). El presidente del BCRA, Martín Redrado, y en Wall Street consideraron que la iniciativa podía ser interesante, pero era inoportuna porque se presentó en momentos en que ya se discutía sobre una aceleración de la inflación y porque podía abrir un debate parlamentario sobre el uso de las reservas para gasto público. El proyecto no prosperó.
Marcó del Pont promovió otra iniciativa para que la cuota Hilton, de exportación de carne de calidad a la UE, se distribuyera entre frigoríficos de capital nacional y entre las regiones de todo el país. La idea contó con el respaldo del sector ganadero y de los frigoríficos nacionales, pero fue rechazado por los brasileños, cada vez más presentes.
Cristina Kirchner y Alberto Fernández han querido levantarle el perfil a Marcó del Pont. En plena campaña electoral, el secretario general de la CGT, Hugo Moyano, la definió como "candidata a ministra". Pero ella por ahora respalda a Martín Lousteau y sus amigos afirman que nunca pisó cabezas para escalar.
Quién es
Economía y desarrollo
Mercedes Marcó del Pont nació el 28 de agosto de 1959. Es Licenciada en Economía (UBA, 1982), con máster en Economía internacional y del desarrollo (Centro de Crecimiento Económico de la Universidad de Yale).
De diputada al BNA
Ex diputada nacional por la ciudad de Buenos Aires, con su designación al frente del Banco Nación el Gobierno espera reforzar el perfil productivo de esa entidad.
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