Mitre en la Isla de la Libertad
En mayo de 1844 Bartolomé Mitre se encontraba en Montevideo. Esta ciudad, sitiada por las fuerzas porteñas del gobernador Juan Manuel de Rosas, era, en aquel mayo de 1844, el escenario de un proceso de singulares ribetes políticos y militares, emanado de Buenos Aires, por el enfrentamiento entre el régimen “federal” del “Restaurador de las Leyes” y el partido “unitario”, y caracterizado, en la Banda Oriental, por una intensa lucha de partidos. Pero lo que nos interesa más ahora es recordar la pléyade de intelectuales argentinos que, desde el exilio montevideano, se unieron a las mentes más brillantes de la Banda Oriental para levantar las banderas de la libertad en nombre de las ideas del Mayo porteño y del latente espíritu francés.
El polígrafo oriental Andrés Lamas había sido autor del proyecto fundador del Instituto Histórico y Geográfico Nacional, aprobado oficialmente en Montevideo con fecha 25 de mayo de 1843. Para conmemorar el primer aniversario de esta creación y rendir homenaje a la Patria vieja que hermanaba a ambas Bandas del ancho río, se convocó a un acto cívico-patriótico a realizarse en el Teatro El Comercio de Montevideo el 25 de mayo de 1844 con la participación de poetas uruguayos y también argentinos radicados en esa ciudad entre los cuales se encontraba Mitre. Ahora bien, en este homenaje, quedemos con la obra de su pluma, leída e incluida en el tomo que reunió todos los poemas allí presentados, con Notas en las que el autor, anticipándose como historiador, deja testimonios del mayor valor documental.
La composición de Mitre se titula “Al 25 de Mayo” y es, por muchos motivos, sorprendente. Construida con sextetos endecasílabos de no completa regularidad, es un largo discurso épico-lírico que, en el marco de una América vista de norte a sur, evoca la gestación, la plenitud, la dispersión y las luchas para evitar la extinción de las ideas de libertad y de independencia. Rasgo común a todos los poetas de aquel ciclo singularísimo, libertad era la palabra sagrada que traía la cultura francesa; independencia la aspiración a que conducía el modelo norteamericano. Con esas consignas, que se manifestaban con viva fuerza en el ambiente cultural de la moderna Delio, Mitre canta otorgando carácter simbólico a los elementos de la naturaleza americana, invoca a Dios –al “sacro Redentor” y a su madero– y desciende para evocar los días y exaltar a los hombres de la gesta independentista sudamericana. A pocos años de ocurrida la Revolución de los Libres del Sur y el dramático Grito de Dolores, el discurso de repulsa de Mitre se dirige contrastantemente a Rosas y clama por venganza para los mártires de su tiranía. Si al comienzo Mitre invoca elementos del norte americano ( “Cascadas de Niagara y Tequendama/…/”) el final del poema, a gran orquesta, encierra en su metáfora curiosos elementos proféticos. Dice así:
“/…/ Oh Mayo! de tu espíritu invisible /Penetrarás un mundo indivisible /Como el aire, de Dios la inmensidad, /Y al esplender tu sol del alto cielo, /Se elevará sublime desde el suelo /Un coro de alabanza universal: /…/ Bajo la inmensa cruz del cristianismo /Que domina tu domo, el despotismo /Yace herido del rayo popular, /Y la divina imagen que soñaron /Los hombres que tu base levantaron /Le oprime con su planta de Titán.
“Isla de la Libertad, Mayo de 1844.Bartolomé Mitre.”
Desde el norte hasta el sur de América, como un estremecimiento que no cesa, la lectura del poema de aquel Mitre joven, escrito bajo el cobijo fraternal de la linda Montevideo, bajo la influencia cordialmente próxima del libertario espíritu francés, vuelve a recorrer hasta nuestros días la columna vertebral del continente para avivar la hoguera de la lucha contra todo despotismo, contra toda opresión del hombre por el hombre, contra toda tiranía.