¿Para qué se educa?
Un sector de las organizaciones de la sociedad civil que trabajamos en educación tenemos el propósito de lograr que el acceso a una educación de calidad sea una realidad en todas las comunidades rurales del país. Sabemos que el Estado argentino tiene la responsabilidad, muy clara en nuestra Constitución Nacional, de concretar este derecho. Y que hacerlo realidad implica poder acordar las características del camino por recorrer y las metas importantes de alcanzar.
Por ejemplo, cuando hablamos de “calidad educativa” ¿a qué nos referimos? Existen un sinfín de definiciones en el campo de la teoría y de la academia, las cuales van adaptándose con el paso del tiempo y el desarrollo de las sociedades. Si vamos a “googlear” en este preciso momento una definición actual, es probable que nos encontremos con más de una. Pero entonces, ¿cómo saber hacia dónde ir para acercarnos cada vez más a este propósito? Quizás la respuesta esté en función a poder responder una pregunta previa a esta: ¿para qué se educa? Para empezar a transitar el camino que nos lleve a responder a esta pregunta les quiero compartir dos breves historias que tuve en mi último viaje a parajes rurales de Chaco, zona donde trabaja nuestra organización.
La primera. Visitamos la escuela primaria rural de Coty, con la cual trabajamos para mejorar el aprendizaje, promoción y permanencia de niños y niñas que asisten a ella. Nos sentamos en los bancos de la clase junto a sus 5 alumnitos y nos ponemos a charlar. Juli de apenas 7 años nos cuenta que en su casa él tiene una yegüita, gallinas y ovejas. También me cuenta que dentro de poco tienen que esquilar a las ovejas por el calor. Se me ocurre preguntar qué hacían con la lana después, si la vendían o usaban ellos mismos para tejer. Me responde “No, la tiramos”. Sorprendido por la respuesta, le pregunto a la maestra Coty por qué la familia de Juli tiraba la lana, a lo que ella me responde “No es solo la familia de Juli, todas las familias de la zona la tiran, no hay nadie que la compre para procesar, lo mismo pasa con el cuero de las vacas”.
La segunda. A 20km de la escuela de Coty y a 300 km de Resistencia se ubica la localidad de Tres Isletas, el centro urbano más cercano, visitamos la escuela secundaria técnica, donde suelen continuar sus estudios los alumnos de Coty y cientos de otros niños y niñas de las zonas rurales aledañas. Allí nos encontramos con varios de los adolescentes que protagonizan nuestro programa de becas y les preguntamos qué iban a hacer una vez finalizados sus estudios secundarios. La mayoría apuntaba a anotarse en el ejército, la policía o probar suerte en Resistencia, ya que sus títulos de técnicos electromecánicos no les resultaban siendo muy funcionales para su proyección profesional o laboral local, ya que la zona carece de presencia de empresas industriales.
Ahora bien, estas dos historias me hicieron pensar en las siguientes preguntas. ¿Por qué la familia de Juli o las de la zona no tienen los conocimientos y herramientas necesarias para poder utilizar esa lana que desechan y convertirla en un producto comercializable, ergo una fuente de ingresos? ¿De qué forma se podría hacer que sea atractivo para los adolescentes que finalizan la secundaria en la escuela técnica elegir desarrollarse profesionalmente o laboralmente en su propia comunidad, aportar al crecimiento de la misma y evitar el desarraigo? ¿Por qué existe una escuela técnica electromecánica en un lugar donde no existe desarrollo industrial? ¿Por qué no existe en toda la zona una escuela agrotécnica que ayude a potenciar el desarrollo productivo local? ¿Acaso el sistema educativo no debería desarrollarse en consonancia con el desarrollo local? ¿Acaso la educación que se brinda no debería pensarse en función al desarrollo económico-productivo de la misma comunidad? ¿Cuál es la función de una educación que solo brinda oportunidades por fuera de la propia comunidad? ¿No deberíamos pensar la educación en función de otros ejes como la cultura, las economías locales/regionales, el trabajo, la salud, etc.? Nuevamente vuelvo a la pregunta inicial: ¿Para qué se educa?
Quizás sea momento de empezar a dejar de ver a la educación como un compartimento estanco donde uno se sienta en un banco de un aula genérica a adquirir ciertos conocimientos definidos en forma centralizada desde una oficina de la gran ciudad. Es momento de que la educación responda a las necesidades que surgen en el entorno educativo, que no estén alejadas de lo que están viviendo los actores involucrados ni sea ajena a los intereses comunes de la comunidad.
Director Ejecutivo Voy con Vos Asociación Civil