Recuperar un símbolo patrio
El Estado nacional ha dejado de emplear el verdadero, y legalmente establecido, modelo del Escudo Nacional argentino, sin que ningún cambio legal definiera la cuestión.
El Escudo Nacional apareció en 1813, cuando la Soberana Asamblea General Constituyente adoptó un sello propio. Sin embargo, estos emblemas se representaron con diferencias de detalles de uno a otro, pues cada artista lo interpretaba empleando su propio estilo, aunque conservando los elementos constitutivos. Esta falta de unidad en el diseño se agravó en los años que siguieron, cuando el Escudo fue representado poco menos que de todas las formas posibles.
Los primeros intentos de subsanar esta anarquía se dieron a fines del siglo XIX y principios del XX, aunque siguieron utilizándose muchas variantes. En la década de 1930 se formó una comisión asesora con la idea de fijar las características inalterables de nuestros símbolos. Fueron años de intensas investigaciones. Se debe rescatar a Dardo Corvalán Mendilaharsu, uno de los máximos expertos en símbolos patrios argentinos.
Los vaivenes políticos del país no impidieron que el debate prosiguiera. Un primer intento de legislar sobre la materia no llegaría a concretarse: en 1942 se presentó un proyecto de ley al Congreso basado en la investigación de Corvalán Mendilaharsu y auspiciado por la Academia Nacional de la Historia. El golpe de Estado de 1943 interrumpió el trámite parlamentario. Pese a todo, se siguió trabajando en la propuesta, que se convertiría en el Decreto de Símbolos Nacionales 10302 del 24 de abril de 1944.
Al ver la variedad de escudos empleados, se planteó volver a los orígenes, empleando el modelo que aparecía en el sello de lacrar usado por el gobierno desde febrero de 1813. Por eso, el Decreto de 1944 definió esta versión, agregándole colores, como modelo patrón inalterable de nuestro Escudo.
Sin embargo, desde hace más de 15 años el Estado viene empleando una imagen que, si bien tiene los elementos constitutivos del escudo, no es la legal, definida en 1944. Se trata de una versión rediseñada y sintetizada con importantes diferencias en los detalles de sus partes. Esta representación del emblema fue creada como parte de un Manual de Identidad Visual del Gobierno de la Nación, proyectado durante la presidencia de Fernando De la Rúa. Luego de 2001, y con los siguientes gobiernos, se ha ido difundiendo en otros ámbitos del Estado. Actualmente, aparece en los atriles desde los cuales suelen hablar autoridades, como el Presidente de la Nación y sus ministros, además de sitios web y publicaciones oficiales, de cartelería en la vía pública y en los diseños de papel moneda emitidos de 2012 a 2016, solo por nombrar algunos usos.
Resultaría conveniente que el Ministerio del Interior, responsable en lo referente a símbolos patrios dentro del área gubernamental, corrigiera esta situación y tomara las medidas para que se volviera a utilizar nuestro verdadero Escudo Nacional. Este es el modelo establecido por el Decreto 10302 de 1944, nunca derogado ni modificado en lo concerniente al Escudo. Esta imagen no fue elegida por casualidad, sino por ser una "reproducción fiel", como dice el decreto, de un modelo original de 1813 (agregándole colores), y no una creación moderna.
Tal vez alguien podría decir que este tema es mera formalidad. Pero de estas omisiones formales, y de esta falta de cumplimiento de la ley están construidos muchos de nuestros problemas como país.
Investigador y vexilólogo; coautor junto con Adolfo Mario Golman del libro La Bandera del Ejército de los Andes