Tender puentes de convivencia
La historia del pueblo judío se vio ensombrecida, en repetidas ocasiones, por las consecuencias del odio y la persecución. La catástrofe del nazismo llevó hasta las últimas consecuencias las "capacidades" del hombre contra el hombre en la construcción de un plan sistemático de exterminio que encontró como aliados al fanatismo y la indiferencia. El racismo fue su inspiración y todo el aparato del Estado se convirtió en una máquina infernal para cumplir con el proyecto genocida.
Estos procesos no ocurren de la noche a la mañana; son el resultado de múltiples y pequeñas decisiones que se vuelven cotidianas y casi imperceptibles. Lo importante es desactivar esos dispositivos a tiempo para no llegar hasta las últimas consecuencias. La memoria dolorosa de lo vivido nos ilumina el camino para sensibilizar la mirada y actualizar los debates que urgen en el presente. ¿Quiénes son los invisibles de hoy? ¿A qué nos habremos acostumbrado?
La lucha contra toda forma de discriminación, el respeto por las garantías constitucionales y por el derecho a una vida digna para todos los habitantes del suelo argentino constituyen objetivos fundamentales para la convivencia pacífica. Lamentablemente, el prejuicio, manifestación explícita de los estigmas, las reiteraciones vacías y la manipulación de los sentidos, se adueña de "verdades" aparentes y falacias escandalosas.
El bombardeo de rumores e informaciones prejuiciosas falsea nuestros sentidos y hace que perdamos la capacidad de sensibilizarnos con el que sufre. Como resultado, determinados grupos de personas encuentran en su vida cotidiana obstáculos para ejercer libremente sus derechos, con restricción de oportunidades, y se constituyen en los chivos expiatorios de los problemas estructurales que atraviesan las sociedades.
El concepto de la diversidad, cosmovisión que se encuentra en la variedad y en lo heterogéneo de la composición de las sociedades, se constituye en un valor a proteger y promover. La uniformidad en las ideas, que coquetea con las nociones de pureza, devino siempre en tragedia. Es posible desnaturalizar prácticas muy arraigadas para deconstruirlas y renovar el contrato social a través del diálogo. En ese sentido, es crucial educar, sensibilizar y otorgar voz a quienes se encuentren oprimidos como consecuencia de su pertenencia identitaria o de cualquier otra índole, sin acceder a espacios públicos para ser oídos.
Potenciemos nuestra empatía y seamos un vehículo de transmisión, ofreciendo herramientas pedagógicas que contribuyan a la prevención de la violencia que genera el prejuicio y el desconocimiento del "otro". El rol de las ONG debe orientarse a potenciar las buenas prácticas de la coexistencia y a señalar sus fallas complementando las obligaciones del Estado.
En ese sentido, la DAIA, representación política de la comunidad judía argentina, lleva adelante la tarea de preservar los derechos humanos erradicando el antisemitismo y todo tipo de discriminación. Para dar cumplimiento a su misión, lleva adelante, junto con sus dirigentes y su cuerpo profesional, acciones políticas, jurídicas, pedagógicas y culturales con el fin de proteger el derecho a la igualdad, columna vertebral del sistema democrático.
Por ello, es nuestro deber desempeñar responsablemente la ciudadanía, fortalecer los pilares de la democracia y estar alertas frente a la idea de "normalidad", de los discursos hegemónicos, de la invisibilidad, de los estereotipos interesados y funcionales, de la construcción de imaginarios desde los medios, de la canalización de conflictos propios en otros grupos, de la desvalorización de identidades ancestrales, alentando el ejercicio real de la libertad de cultos. Estar alertas ante los pensamientos binarios que siempre buscan culpables, las violencias explícitas y las ocultas, las omisiones de derechos por parte del Estado, la peyorización y la subalternidad, la fijación de determinados patrones mentales, las cosificaciones. Promover la verdadera accesibilidad a la prevención de enfermedades, combatir la discriminación, así como atender los principales desafíos de una agenda social pendiente.
Negarnos la posibilidad de la inclusión genera el desmembramiento de las propias identidades. Nos empobrece como seres humanos y nos apaga la empatía, crucial para la energía vital. Nuestro desafío: develar lo oculto, iluminar, observar, registrar, diagnosticar, analizar y formar, desafiando lo establecido para tender puentes.
Presidente de la DAIA
Jorge Knoblovits