"Veremos", dijo el maestro zen
A grandes rasgos, la humanidad se divide entre los que piensan que todo tiempo pasado fue mejor, los que sienten que el mundo siempre está mejorando y los que están convencidos de que plus ça change, plus c’est la même chose (más cambian las cosas, más sigue todo igual), frase que se difundió desde que el periodista francés Jean-Baptiste Alphonse Karr la publicó en su periódico mensual Les Guêpes a mediados del siglo XIX.
Según el día, los avatares de "esa que llaman Fortuna (…) mujer borracha y antojadiza, y sobre todo ciega, que no ve lo que hace ni sabe a quien derriba ni a quien ensalza" (al decir de Cervantes), y el entusiasmo que nos provoquen las subidas y bajadas de esa montaña rusa que es la vida, uno puede identificarse con unos o con los otros.
Pero el inicio de un nuevo año siempre nos predispone a esperar algo mejor que lo que nos deja el que acaba de concluir. Y éste, tal como señala H. Holden Thorp en un reciente editorial de la revista Science, ofrece motivos para ilusionarse con que será más benévolo que el fatídico 2020. Uno de los datos que alimentan cierto optimismo está a la vista: poco a poco comienzan a distribuirse las vacunas que pueden librarnos de este insidioso coronavirus que tantos estragos de todo tipo sigue provocando alrededor del planeta.
Es cierto que la operación avanza más lentamente de lo que desearíamos y que el reparto es inequitativo entre países, pero esperemos que, a media que avance, las fallas se vayan corrigiendo.
Por otro lado, si todo sale como está planeado, en diversos ámbitos de la ciencia los meses que vienen prometen emoción y logros que harán historia. El mes próximo, tres misiones llegarán a Marte: una sonda de los Emiratos Árabes Unidos; la Perseverance, de la NASA, que por primera vez llevará en su "barriga" un diminuto helicóptero (el Ingenuity) enviará datos y recogerá muestras que a su regreso, en 2031, podrán ser estudiadas en laboratorios terrestres; y la nave china Tianwen-1.
Si no hay nuevos aplazamientos, en octubre se lanzará el telescopio James Webb, sucesor del Hubble, proyecto monumental que lleva más de 20 años y que permitirá "ver" el nacimiento de las primeras estrellas y galaxias después del Big Bang. Thorp también anticipa novedades importantes en computación cuántica que podrían acercar esta tecnología a las aplicaciones prácticas.
En mayo se reunirá en China la Convención de Biodiversidad de la ONU para buscar un acuerdo que permita proteger un 30% de los mares y la superficie terrestre del globo para 2030. Y en noviembre se realizará una nueva cumbre del clima en la que los países deberán presentar sus planes para recortar las emisiones de gases de invernadero.
En la Argentina, en los próximos meses podría sancionarse la Ley de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, que tiene el consenso de todos los bloques y dispone un aumento progresivo de la inversión estatal en ciencia y tecnología hasta llegar al 1% del PBI en 2032. Aunque algunos piensan que la norma es poco ambiciosa y pueden objetar ciertos puntos, permitiría por primera vez fijar un incremento programado que no dependa de la gestión de turno.
Por otra parte, sigue adelante el desarrollo de la nueva generación de reactores Carem y está en marcha la elaboración de un nuevo Plan Espacial Nacional que intentará reactivar el programa de un lanzador satelital propio (abandonado en 2019) con la mira puesta en realizar las primeras pruebas de lanzamiento en 2023.
En todo caso, la experiencia indica que nunca hay que entusiasmarse o deprimirse antes de tiempo. Como repite aquel personaje de Juego de Poder (Charlie Wilsons’s War, el film de Mike Nichols con Tom Hanks, Julia Roberts y Philip Seymour Hoffman): "Veremos, dijo el maestro zen"