Un casamiento sudafricano, entre A y Z
Cari,
Me impactó mucho lo que contaste en el post anterior. ¡Realmente indignante! ¿Cómo puede haber gente que todavía piensa así? Que un negocio pueda depender de la pollerita que se puso una mujer es inconcebible, directamente ridículo.
Pero como dijiste en un comentario, es una cuestión generacional, que poco a poco se va a ir extinguiendo... (lo que no quita que siga habiendo constantemente nuevos de esos inadaptados, más de lo necesario...). Pero no sólo depende de la educación de esos hombres, también depende de la educación de las mujeres. Somos todos parte del juego, sin uno el otro no existe. Si la mujer que se presta a ser ese trofeo que el hombre necesita para sus "batallas", no lo hiciera, el ciclo se rompería. Y yendo más lejos, si no se presta, el hombre dejaría de pensar que el lugar de esa mujer corresponde ahí, le sacaría la etiqueta de "premio". Quizás hasta ni se le ocurriría.
¿Y qué nos hace pensar que al revés tampoco pasa?
Muchas mujeres consciente o inconscientemente encuentran en un hombre el gran premio final, para ostentar frente a todas sus amigas o su "competencia", como si fuese un diamante. Y a no olvidarse de lustrarlo cada tanto, limpiarle esas "manchitas" feas que lo arruinan y embellecerlo con otros accesorios para que reluzca más.
Cuando lo importante es la conexión profunda, la intimidad, el día a día de a dos, la complicidad, muchas se conforman con atar a su pareja como a un perro y pretender que sea fiel, obedezca y espere sentadito las próximas instrucciones.
Como por ejemplo el casamiento. ¿Cuántos hombres conociste Cari, que se sintieron presionados para tomar esa decisión tan importante? Yo muchos. Ojo, también sé de muchos que no veían la hora de dar el gran Sí y no necesitaron ningún incentivo extra. Como siempre, hay de todo. El problema se da cuando uno quiere una cosa y el otro la otra, lo que es perfectamente posible y válido.
Este sábado conocí a una de esas personas. Él sentía esta presión después de escuchar a su novia decir "y... acá estoy, ¡esperando!", como respuesta a la pregunta de cuándo se casarían. Yo opino, que a veces esa respuesta (muy común) no necesariamente es completamente sincera. A veces es una respuesta de manual, debido a la presión del entorno. En vez de decir "todavía no", "aún no lo hablamos" o "ya veremos", le pasamos la pelota al otro. Qué fácil es cuando el otro tiene toda la responsabilidad de la decisión! Y qué decisión!! La mayoría de las veces en este caso dejamos que dependa del hombre. Pero claro, no dejamos de tirarle indirectas, sin pensar que quizás no es el momento para él, quizás le gustaría, pero no está seguro cómo encararlo o tal vez simplemente no es lo que quiere.
Lo extraño y divertido fue que, después de tener esta charla el sábado, inmediatamente fuimos a una playa que se llama Sardinia Bay y justo nos encontramos con una pareja de novios, ¡a punto de casarse! Fueron a esta playa de médanos imponentes a sacarse las fotos previas a la ceremonia. Después de una mañana gris, el cielo se abrió y les regaló unos cuantos rayos de luz. Lo que no se esperaban era un viento huracanado!! A pesar de la arena y la sal en la cara y el maquillaje, el peinado previamente impecable, deshecho, y el ensordecedor viento, los novios no podrían haber estado más felices! Seguro todo quedará para la anécdota!
Les pedí una foto y con la mejor onda posaron para mí. Me arrepiento no haberles pedido un contacto para mandarles estas fotos desde otra perspectiva! Desde la lente de una extraña! Por momentos me sentí una paparazzi!! jaja No podía evitar querer retratar su felicidad extrema!
Cari, es gracioso como vamos pasando de un tema a otro en nuestras charlas cibernéticas, tal y como lo haríamos cara a cara. El clásico encuentro en el que empezamos hablando de A y sin darnos cuenta terminamos en Z, pasando por todas las letras! (de manera desordenada siempre, claro...). Quizás desde afuera puede parecer desordenado y sin rumbo, pero yo creo que refleja lo que vinimos a buscar en este espacio, traduce fielmente nuestra esencia como hermanas, que buscan conexión a la distancia. A pesar de ese desorden entre A y Z, de alguna forma todo está conectado. Todo tiene que ver con todo, porque en definitiva nunca hay una pausa, ni en el tiempo, ni en la materia, ni en la energía. Fluye como un río, que se evapora y vuelve siempre a esa fuente, no sólo al punto de partida, sino condensándose y conectándose en cada punto del afluente de manera aleatoria, sin orden establecido. Pero el ciclo siempre se completa, se cumple. En ese caos, esa entropía, visto desde lejos, reina un orden universal.
Creo entonces, que al final de este recorrido vamos a mirar para atrás y poder darle un sentido a todo esto.
Para cerrar te dedico esta obra maestra que sé que amás y que tantas veces tocamos juntas, entre esas charlas... vos con el teclado y cantando las dos a dúo!
Te extraño Cari, ya cada vez falta menos para nuestro reencuentro!!
Sofi
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