Especialistas coinciden en que la medida sólo tiene impacto político
Hay consenso en que el reclamo argentino no prosperará a raíz del poder de veto del Reino Unido
Ante la denuncia contra Gran Bretaña por la "militarización del Atlántico Sur", que la Argentina presentará hoy ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU), especialistas de la escena internacional opinaron que la medida tiene más impacto político que consecuencias jurídicas.
El Reino Unido es miembro permanente del Consejo de Seguridad y, a pesar de que debe cumplir las resoluciones del organismo, tiene poder de veto, por lo que es poco probable que prospere la denuncia.
El Consejo está integrado por 15 países. Cinco de ellos son miembros permanentes -Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia, China y Rusia- y diez son rotativos, se eligen por dos años: Colombia, Alemania, India, Portugal, Sudáfrica, Guatemala, Azerbaiyán, Marruecos, Paquistán y Togo.
Una vez ingresada la denuncia, el secretario general del organismo la comunicará a los representantes del Consejo y redactará, previa aprobación del presidente, el orden del día previsional, donde se fija el tratamiento de la denuncia.
Las cuestiones de fondo requieren de nueve votos afirmativos, pero se exige la conformidad plena de los cinco miembros permanentes.
Consultado por LA NACIONsobre qué posibilidades tiene la presentación argentina, el ex senador nacional Rodolfo Terragno contestó: "Ninguna, pero la denuncia puede servir para llamar la atención internacional. Ahora corresponde demostrar que el Reino Unido tiene aquí una capacidad naval desproporcionada y, que incumple con la zona de paz".
El analista internacional Carlos Escudé coincidió: "No hay absolutamente ninguna posibilidad de que la denuncia prospere, porque Gran Bretaña tiene poder de veto. Eso no quiere decir que no valga la pena ejercer el derecho al pataleo, ya que tiene réditos políticos".
"Si se encuadra el tema en la militarización, es muy precipitado y riesgoso llevar la denuncia al Consejo. Me asombraría si llegara a avanzar", afirmó Vicente Palermo, investigador del Conicet. "La Argentina debería garantizar su disposición a medios pacíficos y no quemar un instrumento anticipadamente", aseguró.
Todos coincidieron en que si se llegara a conseguir algún resultado sería a largo plazo, y que se debe seguir procurando el apoyo de los países sudamericanos, sobre todo Brasil, y conseguir el de China, Rusia o India, integrantes del Consejo de Seguridad.
"Se debe ver como una medida a largo plazo y como un frente permanente con todos los países. Este fue un gesto de ratificación diplomática y en el corto plazo no se puede esperar ningún tipo de cambio o solución", sentenció el ex embajador en Estados Unidos Diego Guelar.
"Para que el reclamo argentino de Malvinas prospere en el largo plazo, se necesita que Gran Bretaña siga decayendo, que Brasil siga ascendiendo y que la alianza argentino-brasileña siga funcionando. Si se dan estas tres condiciones, las Malvinas podrán volver a ser argentinas en medio siglo, más o menos, porque Gran Bretaña terminará entregándolas, como hizo con Hong Kong frente a China", expuso Escudé.
El director del Centro Argentino de Estudios Internacionales, Juan Recce, dijo: "Después del apoyo de América latina, los avales significativos son China y Rusia. La sola presentación y puesta en evidencia de la conducta del Reino Unido condiciona el rompecabezas geopolítico".
A pesar de las presentaciones formales, los especialistas opinaron que los isleños, apoyados por Gran Bretaña, son el nuevo actor y que generarán nuevas condiciones de diálogo y soberanía. "La Argentina es ciega y no presta la menor atención a los isleños que son un actor dentro de la política inglesa", afirmó Palermo. El director del Instituto de Planeamiento Estratégico, Jorge Castro, dijo: "El actor no es Londres, sino la población de las islas".
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