Kirchner visita la ESMA con sobrevivientes

El presidente Néstor Kirchner visitará hoy por primera vez el predio de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), acompañado por un grupo de sobrevivientes del centro clandestino de detención que funcionó allí durante la dictadura.

En medio del debate por la construcción del Museo de la Memoria, Kirchner tiene la intención de conocer el estado actual de los edificios ubicados dentro de las 17 hectáreas del terreno y cotejar planos de cómo era el complejo a fines de los años 70.

La idea surgió durante una entrevista que mantuvo el Presidente en la Casa Rosada con representantes de organismos defensores de los derechos humanos y cuatro sobrevivientes de la ESMA, la semana pasada.

Kirchner ha dicho en los últimos días que necesitaba una "preparación emocional" antes de participar del acto oficial que se llevará a cabo en la ESMA el miércoles 24, en el 28° aniversario del golpe militar de 1976.

Ese día, el Presidente prevé firmar el convenio por el cual se ordena el inicio de las obras de un museo sobre la represión ilegal, pese a que todavía se desconoce qué espacio del predio se destinará para ese fin.

Los organismos de derechos humanos exigen que se desalojen todos los edificios de la ESMA (donde aún se cumplen actividades educativas navales y privadas), mientras que la Armada espera que sólo se afecte el Casino de Oficiales (que albergó el centro de detención y torturas).

Emociones fuertes

Durante aquella reunión en la Casa Rosada, Kirchner se conmovió con los relatos de los ex detenidos y recordó a varios de sus amigos y amigas que desaparecieron durante el proceso, según comentó en charlas con sus colaboradores. "Por momentos se le llenaban los ojos de lágrimas", relató uno de los testigos del encuentro.

Graciela Daleo, Enrique Fuckman, Osvaldo Barros y Carlos Lordkipanise fueron los cuatro sobrevivientes a quienes el Presidente invitó para que lo acompañen a recorrer la ESMA por dentro. Ellos jamás han regresado desde el fin de sus días de cautiverio. Se espera que otros ex detenidos y dirigentes de los organismos que participan del proyecto del museo concurran a la visita.

Los voceros oficiales de la Presidencia informaron que, por pedido expreso de los sobrevivientes, el recorrido por el predio de la Avenida del Libertador al 8000 será reservado, con acceso prohibido a periodistas y camarógrafos. Aun así, se indicó que empezará a las 18 de hoy.

Entre los organismos de derechos humanos interpretan el gesto de Kirchner como una señal inequívoca de que ordenará la entrega de todo el terreno de la ESMA para el museo de la memoria.

Sin embargo, persisten las dudas. Durante su viaje a Río de Janeiro, esta semana, el Presidente anticipó que no quiere imponer una decisión arbitrariamente.

"El Gobierno tomó la decisión de levantar el museo. Ahora se abrirá un gran debate en los medios, en los organismos de derechos humanos, en los centros educativos para definir cómo será el proyecto", sostuvo en una reunión con sus ministros, según relató un testigo.

Aun entre las organizaciones que promueven la idea del museo existen fuertes diferencias sobre el proyecto. No faltan sectores que consideran útil que se mantengan las actividades educativas en una parte del predio, como símbolo de reconciliación de las Fuerzas Armadas con la sociedad.

"Esto acaba de empezar. Si hay un debate largo, mejor. No tenemos apuro, siempre que se cumpla el objetivo final de preservar la memoria de los crímenes que se cometieron en la ESMA para que no vuelva a ocurrir nada parecido", sostuvo un funcionario nacional de diálogo permanente con Kirchner.

La decisión de construir el museo de la memoria se acopló con dos leyes de la Legislatura porteña que autorizan la cesión de los terrenos de la ESMA.

El predio para la instalación de la ESMA fue cedido en 1924 por la Municipalidad de Buenos Aires al Ministerio de Marina. En 1998, el presidente Carlos Menem dispuso el traslado de la ESMA a la base de Puerto Belgrano, y propuso que allí se levantara un monumento a la "unidad nacional", ante el rechazo de familiares de desaparecidos.