La colisión de dos lógicas contrapuestas
Mauricio Macri rechazó ayer por enésima vez un acuerdo electoral con Sergio Massa con argumentos de los que sería difícil regresar: dijo que para la provincia tiene una candidata mejor, que es María Eugenia Vidal.
Esa negativa pública había quedado sellada en privado la noche del miércoles. Massa, Francisco de Narváez y el asesor político de Macri, Jaime Durán Barba, mantuvieron ese día una reunión que se prolongó hasta las primeras horas de anteayer. Fue en la casa de De Narváez.
Durante ese encuentro, confrontaron argumentos, estrategias y encuestas. Se trató de la aproximación más directa que pudo tener Massa hasta ahora al pensamiento de Macri sobre el proceso electoral en el que ambos están involucrados. La conclusión fue que la visión de Pro sobre el presente y el futuro inmediato está muy lejos de la que domina al Frente Renovador. Dicho de otro modo: la conclusión fue la ruptura.
Quien estuvo más expansivo fue Durán Barba. El ecuatoriano explicó que, según su visión, Massa sólo tiene tres salidas para su situación actual. Insistir en la candidatura presidencial y exponerse a una gran derrota, postularse como gobernador y también perder, o hacer un gran renunciamiento a cualquier aspiración electoral en homenaje a una derrota del kirchnerismo. En ese caso, prometió Durán, "en un gobierno de Mauricio cobijaríamos a tu gente". Y concluyó: "Tienes que pensar en tu largo plazo: la sociedad te reconocería ese gesto".
A Massa le interesó refutar rápido el último pronóstico: "Acá Francisco -argumentó, señalando al dueño de casa- derrotó a Kirchner en 2009; y yo la saqué de carrera a Cristina en 2013; y, por lo visto, todavía no tuvimos reconocimiento porque, según decís, tenemos que seguir esperando".
La hipótesis central de Durán Barba es conocida: la proximidad de Massa contaminaría a Macri con la mala imagen de la clase política tradicional. Ese contagio se produciría también si fuera candidato a gobernador. "Mauricio comenzaría a perder votos y los dos terminarían perjudicados", sostuvo en lo de De Narváez.
Ese andamiaje conceptual se basa en una encuesta de la consultora Isonomía, que Durán Barba expuso ante Massa: "Scioli y Macri están parejos, en más o menos 26 puntos, y tú mides unos 14 o 15 puntos".
Esa hipótesis numérica está en la raíz del diferendo. Massa citó un estudio de 3000 casos de su asesor de campaña, Sergio Bendixen, según el cual la alianza entre él y José Manuel de la Sota recogerá en las primarias 22% de los votos.
"Es un sondeo presencial, es decir, indaga también en los sectores más pobres; en cambio, el tuyo es telefónico", aclaró el candidato del Frente Renovador. Y agregó: "Si yo me retiro, el 40% de ese 22% va seguro a Scioli, que quedaría en las puertas de ganar en primera vuelta en el caso de que el Frente para la Victoria obtenga alrededor de 35% en las primarias".
Para Durán Barba la dinámica electoral tendrá otro ritmo: habrá una polarización cada vez más marcada, que terminará reduciendo el espacio electoral de Massa hasta 7 u 8% de los votos. De esta presunción deriva la propuesta de desistir de la carrera.
La brecha es evidente. Macri y Massa no sólo tienen dos visiones distintas del presente. Difieren, sobre todo, acerca de cómo será el futuro. La ruptura está garantizada.
Por si faltaba un seguro antiacuerdo, Macri lo estableció ayer: "Massa no va a ser mi candidato a gobernador porque tengo una muy buena, que es María Eugenia Vidal". Sería muy difícil regresar de esas palabras.
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