Lugones, la voz fuerte de la Pastoral Social que compromete a la Iglesia en disputas ideológicas
"De gradualidad no hay nada". La frase del obispo Jorge Lugones, la principal y enérgica voz que hoy tiene la Comisión Episcopal de Pastoral Social, se refería en mayo último a las exigencias del FMI plasmadas en el acuerdo con el gobierno argentino. Pero bien podría aplicarse a su temperamento frontal y al fuerte tono crítico con el que acompaña cada instancia de análisis de la situación del país.
Unido por lazos familiares a dirigentes del peronismo bonaerense, su estilo directo lo lleva a confrontar sin redes de contención con el gobierno de Mauricio Macri.
Esa identificación con reclamos de organizaciones que militan en la oposición no es bien vista por muchos de sus compañeros en el Episcopado. La mayoría de los obispos, por el contrario, ponderan la necesidad de actuar con prudencia para evitar comprometer a la Iglesia en disputas políticas e ideológicas.
Al frente de la Pastoral Social desde noviembre de 2017, Lugones cobró protagonismo hace dos semanas, cuando tres días antes del paro de la CGT describió un cuadro social alarmante, con "miles de despidos y suspensiones, cierre de empresas y comercios y niños no escolarizados que ni siquiera tienen una copa de leche".
Confrontó -y puso incómodas- a la gobernadora María Eugenia Vidal y a la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, dos de las funcionarias macristas que mantienen buen trato con la Iglesia y que dos semanas antes habían tenido una audiencia privada con Francisco.
Si bien Lugones integraba desde hacía seis años el área de Pastoral Social, su llegada a una de las estructuras de la Iglesia con más repercusión política fue casi fortuita. El candidato cantado era Marcelo Colombo, actual arzobispo de Mendoza, a quien los propios obispos votaron como vicepresidente segundo, por lo que Lugones tuvo el camino más allanado, aunque resultó elegido al cabo de una tercera votación. Su estilo combativo se diferencia del de sus antecesores Jorge Casaretto y Jorge Lozano e incluso del estilo del presidente del Episcopado, Oscar Ojea, que manifiesta una clara opción por los pobres, sin llegar a una identificación con posiciones políticas.
Muchos obispos, sin embargo, valoran su compromiso social y cuestionan las críticas que aparecen en los medios. "Se escandalizan por las palabras de un hombre veraz y comprometido con su pueblo, que solo llama la atención sobre los problemas de la gente", confió una autoridad episcopal.
Su confrontación con Vidal tiene un antecedente. Como obispo de Lomas de Zamora, reclamó la construcción de un hospital en un barrio vulnerable. La respuesta de la gobernación fue que la prioridad era poner en condiciones los hospitales que ya habían sido inaugurados durante el kirchnerismo y no tenían capacidad para funcionar.
En noviembre pasado, además, definió como "una inequidad" la reforma previsional impulsada por el Gobierno, que modificaba el cálculo de los haberes jubilatorios.
Hermano desaparecido
El obispo Lugones, de 66 años, tiene un hermano desaparecido: Carlos Eduardo, militante de la Juventud Peronista y estudiante de medicina en La Plata, secuestrado en diciembre de 1976, a los 21 años. Su cuerpo fue identificado en 2009.
Los seis hermanos Lugones, nacidos en 25 de Mayo, se mudaron a La Plata para estudiar. El hoy obispo, incluso, se graduó como médico veterinario antes de ingresar en abril de 1979 al seminario de los jesuitas, que en ese momento era dirigido por el padre Jorge Bergoglio.
Otro de sus hermanos -Luis Enrique- fue interventor en la policía bonaerense durante la gobernación de Eduardo Duhalde y a fines del año pasado accedió a la presidencia del PJ de La Plata. Lo acompaña el concejal Gabriel Bruera, hermano del exintendente platense Pablo Bruera. Los tres hermanos Bruera -incluido Mariano, detenido en una investigación por coimas durante la gestión municipal de Pablo- son sobrinos de los Lugones, ya que los tres son hijos de su hermana Marta.
En agosto de 2017, Lugones expresó su conmoción por el caso Santiago Maldonado, afectado por ser ambos oriundos de 25 de Mayo. "Como veinticinqueño me uno al sufrimiento por este hermano nuestro nacido en el mismo pueblo", escribió en una carta abierta.
Al margen de la formación jesuita, su sintonía con Francisco se explica principalmente porque fue uno de los primeros obispos que tomaron como bandera la encíclica Laudato si. Recorrió las diócesis como uno de los principales impulsores de la preservación del medio ambiente y la cultura en favor de la ecología.
Antes de llegar a Lomas de Zamora, Lugones fue obispo de la diócesis salteña de Orán, donde mantuvo fuertes cruces con los gobernadores Juan Carlos Romero y Juan Manuel Urtubey -ambos peronistas-, particularmente por la situación de los sectores vulnerables en Tartagal, expuestos al abandono y a los desastres naturales.
Desde hace diez años conduce la diócesis de Lomas de Zamora, cuyo territorio comprende seis partidos del conurbano: Lomas, Almirante Brown, Ezeiza, Esteban Echeverría, Presidente Perón y San Vicente. Los cinco primeros son gobernados por intendentes peronistas, en territorios castigados por la pobreza y las urgencias sociales.
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