Oscar Laborde es el elegido para ir a la embajada en Venezuela, vacante desde hace siete años

En 1988, y como coordinador de las juventudes políticas argentinas, Oscar Laborde pasó tres meses en las denominadas Brigadas del Café, organizadas por el sandinismo en la Nicaragua de Daniel Ortega. Lejos de aquella romántica aventura juvenil, y luego de una extensa carrera política y diplomática que viró hacia el pragmatismo, el hoy vicepresidente del Parlasur se prepara para viajar a Caracas para asumir como nuevo embajador en la Venezuela de Nicolás Maduro, hoy convertida en un importante objetivo geopolítico mientras Rusia sigue con su invasión a Ucrania.

“Oscar tiene la camiseta puesta del Gobierno, conoce bien a los venezolanos y no es Alicia Castro, que era la embajadora de (Hugo) Chávez para Argentina cuando debería haber sido al revés”, cuenta una alta fuente oficial al tanto de las conversaciones, y que da por hecho que Laborde ocupará, en un par de meses, el lugar vacante desde fines de 2015, cuando la sede diplomática quedó a cargo del Encargado de Negocios, el diplomático de carrera Eduardo Porreti.

Más allá de la afinidad ideológica de Laborde -de pasado lejano en el Partido Comunista y exintendente de Avellaneda por el Frepaso entre 1999 y 2003- con el chavismo, la decisión de la cancillería responde a la necesidad de ubicar, en ese sitio, a un dirigente que goza, a la vez, de la confianza del presidente Alberto Fernández y la de Cristina Kirchner.

Una vez que su nombramiento se oficialice, el pliego de Laborde irá probablemente al Senado junto al de Gabriel Fuks, ex funcionario del Ministerio de Seguridad y propuesto para la embajada argentina en Ecuador. Son las únicas dos embajadas del continente que la Cancillería aún no ha cubierto en más de dos años de gestión del Frente de Todos.

Más allá de las vacantes a llenar, el Gobierno cree que Venezuela, con el precio del petróleo por las nubes desde la invasión de Vladimir Putin a Ucrania, jugará “otro papel”, más cerca de Estados Unidos, que ya dio pasos hacia la distensión con Caracas-antiguo aliado de Moscú-y que ahora necesita de ese combustible luego de dejar de importar el petróleo ruso. Laborde, que fue presidente del Parlasur en 2020 y coordina el grupo Hermandad dónde participan ex presidentes como Luiz Inacio Lula da Silva y Fernando Lugo, sostuvo desde el parlamento del Parlasur la necesidad del diálogo político en Venezuela para superar la grave crisis política y social que desde hace años vive ese país bajo la presidencia de Nicolás Maduro.

Conexiones

De trato ocasional pero cordial con Maduro, y opuesto a la asunción del opositor Juan Guaidó como presidente interino, Laborde buscará afianzar un vínculo bilateral con altibajos, que empeoró mucho con las condenas argentinas a las violaciones a los derechos humanos, en sintonía con el informe de Michelle Bachelet en la ONU. Una relación que parece reflotar en los últimos meses con los avances en el proceso electoral venezolano y la participación de un sector de la oposición al chavismo. Maduro dio un gesto adicional meses atrás, cuando junto a Nicaragua y Cuba apoyaron a Fernández para la presidencia de la Celac.

Sin pertenencia al Instituto Patria, Laborde tiene una larga y buena sintonía con la vicepresidenta Kirchner, quien lo designó embajador plenipotenciario para la integración en 2008 luego de su paso por Cascos Blancos en el gobierno de Néstor Kirchner. Como presidente del Parlasur, y a modo de demostración de fe kirchnerista, tuvo especial interés y participación en la acusacíón de integrantes dd ese cuerpo al entonces legislador Fabián “Pepín” Rodríguez Simón, amigo personal del ex presidente Mauricio Macri, actualmente en Uruguay y buscado por la Justicia en la causa por presunta extorsión y amenazas contra empresarios de la cadena C5N durante el gobierno de Cambiemos. Semanas atrás debutó como cineasta al estrenar un documental sobre el año que Evo Morales pasó en México y Argentina luego de su violenta salida del poder en Bolivia.

Desde el inicio de su mandato, el Presidente intentó afianza su perfil “multilateralista”, sosteniendo a la vez buenas relaciones con Estados Unidos y los países como Venezuela, Nicaragua y Cuba, considerados dictaduras por Washington. Ahora que, fruto del nuevo escenario, el presidente Joe Biden se acerca a Caracas, la designación de Laborde-que según allegados considera hoy a Nicaragua como una “revolución fallida”-sería la jugada argentina para afianzar su rol de mediador.

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