¿Por quién doblan las campanas en Wall Street?
Los hechos desmintieron el puente de oro que los libertarios creyeron ver entre Menem y Milei: Néstor Kirchner también hizo sonar la misma campanita
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La primera etapa del nuevo periplo de Javier Milei por los Estados Unidos llega cargada de preguntas. Al menos cuatro. Primera: ¿cuánto peso tiene la campanita de Wall Street que hizo sonar ayer para mover a los inversores en favor de la Argentina? En Manhattan, Milei martilló la campanita con la misma energía iconoclasta con la que zarandeaba la motosierra el año pasado. Logró una foto única. No está tan claro que correlacione con logros a la hora de atraer inversiones para la Argentina. Segunda: la inflación cero que Milei espera como la llegada de la cigüeña para levantar el cepo, según anunció en su discurso en la Bolsa neoyorquina, ¿es cero o no es tan cero? Hay debate en torno a ese número, y también sobre el objetivo de anunciarlo. De ahí el tercer interrogante: ¿el anuncio de “cepo atado a la inflación cero” esconde un truco político económico? Retacear información para evitar especulación y corridas cuando se levante el cepo, quizá mucho antes. Cuarta: ¿la visita a la Bolsa de Valores de Nueva York y las palabras del Presidente son un incentivo real para atraer a los mercados o no tanto? ¿Los inversores están o no están bullish (alcista) con la Argentina de Milei, después de nueve meses de gestión? Esa es la cuestión.
Desde Wall Street, Lynn Martin, la tercera mujer en ocupar la presidencia de la Bolsa de Nueva York, cree que sí: “El mundo está bullish respecto de lo que está pasando en la Argentina, y nosotros también”, afirmó. Lynn es una matemática y programadora que se metió en el mundo de las finanzas en 2001, en Londres, en la Bolsa de Futuros, donde cruzó la matemática y los algoritmos con el mundo financiero. Fue la única estadounidense que estuvo junto al presidente Milei en el estrado de Wall Street.
Sin embargo, gente de los mercados de Wall Street, muchos de ellos argentinos con décadas en ese mundo, matizan esa afirmación. Relativizan también el peso del ritual de la campanita. “La campanita no mueve nada. Tocar la campanita es positivo, pero se agota en ese gesto”, precisó un argentino de los mercados basado en Nueva York desde hace más de treinta años, que ve con entusiasmo llamativo el programa de Milei y es respetadísimo por su precisión sobre el caso argentino.
Desde el Gobierno, voces moderadas rescatan la visibilidad que da al “caso argentino”, como lo llama Milei, pero no le atribuyen un efecto tan concreto. “El problema es ese, precisamente: faltan efectividades conducentes”, cuestiona otro inversor argentino con base en Manhattan. Se refiere a medidas determinantes como el acuerdo con el FMI.
La campanita que hizo sonar ayer Milei en la Bolsa de Valores de Wall Street sí disparó celebración en el ecosistema libertario. Pero la realidad es más prosaica. Los hechos desmintieron el puente de oro que los libertarios creyeron ver entre Menem y Milei: a sus ojos, los únicos héroes, los dos liberales, que habrían alcanzado ese reconocimiento en el centro del centro del capitalismo global, uno en 1998 y otro en este 2024. Pero en 2006, desde la izquierda, Néstor Kirchner también hizo sonar la misma campanita. Los datos de la historia a veces confunden a las jóvenes huestes libertarias: ya pasó con Astiz y la diputada Arrieta. Otra vez faltó googlear.
Ayer, el discurso de Milei generó debate y también confusión en un punto clave: su anuncio de que la salida del cepo recién llegará cuando se alcance la “inflación cero”. En la Argentina, buena parte de la interpretación asoció “inflación cero” con la inflación mensual del Indec y la caída de bonos y acciones con un impacto negativo de ese discurso.
“Si ese fuera el objetivo, el cepo no se levantaría nunca porque la inflación bajaría el día del arquero… Bueno, Milei fue arquero; sería su día”, ironizó un argentino de Wall Street. En realidad, el discurso de Milei obliga a pensar en un nuevo concepto de “inflación cero”. La inflación “cero no cero”. Hay coincidencia en interpretar sus dichos de esta manera: el 4 por ciento de inflación del consumidor, según Milei, está compuesto por la suma del 2,5 por ciento de inflación, derivada de la inflación del 2 por ciento que genera el crawling peg y del 0,5 de la inflación internacional, más la inflación “propia” del 1,5 por ciento. Milei quiere llevar a cero ese 1,5 por ciento. Es decir que la “inflación cero” de Milei sería una inflación del 2,5 por ciento del IPC. En X, el economista Lucas Llach planteó el mismo análisis.
¿Es alcanzable ese objetivo? En Wall Street, los inversores argentinos tienen posiciones diversas. Para algunos, no es un objetivo disparatado si siguen el ajuste y el superávit, bajan la nafta, abren importaciones y aumentan competitividad. Para otros, está difícil.
En Manhattan hay otra lectura, más bien política. “Puede ser una maniobra distractiva, pero también para ganar tiempo: patear la decisión del cepo para el día del arquero. Así tener más margen de acción: no atarse a una medida”, dice un inversor. “Vos no tenés que darles más información de la necesaria a los operadores”, dice un operador del mercado que se pone en los zapatos de Milei. “Cuanto menos hable y más muestre, mejor”. “Mostrar” es hacer lo difícil, que según el operador ya hizo: ajuste, pelea con gobernadores, veto a la ley previsional.
¿Milei fue confuso estratégicamente con el tema “inflación cero no cero”?
Un análisis indica la necesidad de no dar señales sobre el momento en que se levantará el cepo para evitar maniobras especulativas previas que compliquen el efecto buscado de esa medida. En ese marco conceptual, el Gobierno estaría pensando en levantar el cepo antes de tiempo, pero es una medida que no puede anunciar.
“Es posible. Todos creemos que la salida del cepo se va a dar antes de que se den todas esas condiciones que anunció Milei en el discurso de Wall Street, y no solo la condición de inflación cero. Todos entendemos que la salida del cepo se va a dar de forma sorpresiva cuando el Gobierno piense que los riesgos son menores”, explicó otro argentino.
En el círculo de Wall Street que sigue de cerca el caso argentino, también hay una expectativa para que Milei mantenga encuentros menos simbólicos y más concretos, es decir, inversores de sectores pujantes que podrían interesarse por la Argentina. Sin embargo, hay sorpresa por la decisión del Gobierno de rechazar algunas rondas con nombres potentes del mundo de los negocios de Estados Unidos. “Ya van tres veces con Elon Musk. Hay otros sectores cruciales para la Argentina y los evitan”, resume un argentino. El embajador argentino en Estados Unidos, Gerardo Werthein, es una figura clave en la definición de la agenda de encuentros.
¿Crecieron las ganas de invertir luego del paso de Milei por Wall Street? “Los inversores están largos: compraron Argentina hace un tiempo después de la suba de precios. Pero no están comprando hoy. El mundo más o menos entiende esta versión de Milei: habla mucho, pero todavía no implementa tanto”, define el argentino de “los efectos conducentes”. “Sigo comprado. Pero por ahora no compro más: Argentina siempre es Argentina y en algún momento te pega un patatús”, dice otro argentino de los mercados.
La inflación cero es central para muchos inversores: “la frutilla arriba del postre”. Para el mercado, el postre son el ajuste sostenido, las medidas de desregulación, el RIGI. Lo simbólico, desde el Pacto del Futuro y la campanita de Wall Street, lo de menos.
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