Triaca busca recomponer con los gremios y aislar a Moyano
En tren de recomponer el vínculo con los gremios tras la huelga general de la CGT , el Gobierno refuerza su plan de negociar acuerdos salariales y de productividad "sector por sector" y excluir de las tratativas a los sindicatos más díscolos, entre los que distingue a los camioneros de Hugo Moyano .
La estrategia oficial se puso en marcha al día siguiente del paro, con la escenificación de un acuerdo entre la Cámara de la Construcción y el gremio de la Uocra para continuar con los proyectos de obra pública previstos antes de la crisis cambiaria. Y continuó el jueves con un encuentro en Córdoba vinculado a la industria automotriz, que incluyó a funcionarios, empresarios y gremialistas. Ambas convocatorias fueron el campanazo de largada de una agenda de más de 15 reuniones sectoriales de diferentes rubros que servirán para restaurar la relación con los sindicatos.
Con el proyecto de reforma laboral empantanado en el Senado, el Gobierno encontró en los pactos sectoriales un atajo para debatir sobre la productividad y los conflictos puntuales de cada actividad. También para discutir sobre la reducción de costos laborales y aggiornar convenios colectivos, como sucedió con los gremios petroleros y el de los lecheros de Atilra.
Con los petroleros se avanzó en una reducción de beneficios a los trabajadores en lo relativo a las horas extras y los traslados a cambio de dinamizar la llegada de inversiones al yacimiento de Vaca Muerta . En el caso de los lecheros, a partir de la crisis de SanCor, se modificó la letra chica en cuanto al presentismo y los francos, y el gremio aceptó reducir de 3000 a 1500 pesos el aporte patronal permanente que hacen los empresarios por cada trabajador para la obra social.
No siempre el debate por los cambios en los convenios colectivos, algo así como la biblia de cada sindicato, repercute de manera negativa. En el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), por ejemplo, se abrió ahora una oportunidad interesante: debe definir una adecuación de su convenio para ubicar tripulación argentina en Buquebus y los diferentes cruceros que amarran en el puerto de Buenos Aires. En el Ministerio de Trabajo hablan de 2000 potenciales nuevos empleos para el sector. El SOMU, que estuvo intervenido durante casi dos años por los desmanejos de Omar "Caballo" Suárez, está actualmente en conflicto por un reclamo de aumento salarial.
En la agenda oficial, figuran encuentros sectoriales con las siguientes actividades: energías renovables; maquinaria agrícola; comercio; citrícola; cuero; textil; calzado, y minería. El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, es una de las locomotoras de estos encuentros, aunque también participan activamente los ministros Guillermo Dietrich (Transporte) y Rogelio Frigerio (Interior). Se sumó además el nuevo ministro de Producción, Dante Sica , que prevé un encuentro en el corto plazo con los gremios industriales de la CGT a partir de sus lazos como asesor de la Unión Obrera Metalúrgica.
En paralelo a las negociaciones sectoriales, Triaca dio luz verde para avanzar en las readecuaciones de las paritarias que firmaron un 15% antes de la crisis cambiaria y la devaluación. Tras el acuerdo salarial que cerró Moyano, el ministro estaría dispuesto a avalar una recomposición de hasta 10 puntos, lo que ratificaría en 25% la nueva pauta salarial de referencia. En ese porcentaje subiría en agosto el salario mínimo vital y móvil, que es hoy de $10.000 y que sirve como referencia para los sectores informales.
El enfrentamiento con Moyano podría cruzar en los próximos días la frontera retórica. Triaca está dispuesto a avanzar en la sanción económica al sindicato de los camioneros por incumplir dos veces la conciliación obligatoria en menos de seis meses. La pena sería millonaria. Además, el Ministerio de Trabajo no homologaría aún el acuerdo de los camioneros porque espera una rectificación de Moyano. Triaca considera que la suba acordada es del 23,2 y no del 25%, como informaron el gremio y la federación que reúne a 51 cámaras empresarias.
Moyano se aferró a la conquista salarial de 25% para jactarse de que fue su gremio el que abrió las compuertas para reabrir las paritarias. Su hijo Pablo se apropió del logro como bandera electoral para su campaña como candidato a secretario general de la CGT. El camionero fantasea con la posibilidad de una elección directa, secreta y transparente que le permita competir en las urnas con "los Gordos" e "independientes", los dos sectores sindicales más numerosos y que son cercanos al Gobierno.
El desafío electoral que anhelan los Moyano no se concretará. Las definiciones democráticas deberán esperar. Es probable, incluso, que el 22 de agosto, el día que fijó el triunvirato de mando para su salida, quede como una fecha insignificante y que nada cambie en la cúpula de la CGT hasta 2019. Si eso sucede, en el Gobierno lo celebrarán: interpretan que sería una manera de correr del centro de la escena a Moyano.