Uberti no dejó su amor por volar
El año pasado, pasó buena parte del tiempo volando. Viajó al exterior, en promedio, por lo menos una vez al mes. Las fuentes judiciales que siguen sus pasos dijeron estar sorprendidas: los viajes solían durar pocos días. Varios, incluso, un puñado de horas. Los destinos todavía son una incógnita.
A pesar de mantenerse alejado de las luces del poder, Claudio Uberti mantiene sus misteriosas costumbres de hombre influyente. Investigado por el escándalo de la valija de Antonini Wilson, ahora volvió a estar en el centro de la atención pública, después de ser señalado el jefe de "una embajada paralela" en Caracas, que tramitaba las supuestas coimas que ahora investiga la Justicia.
De acuerdo con los registros de la AFIP, Uberti hoy hace aportes como trabajador autónomo, en la categoría 3. O sea, cobra más de 25.000 pesos. En 2008, adujo que era "asesor" de una "constructora". Pero nunca quiso revelar el nombre de la compañía que lo había contratado.
Varias versiones señalaron que su empleador era Lázaro Báez, un constructor de íntima relación con Néstor Kirchner. Fuentes allegadas al empresario ayer lo negaron rotundamente: "El nunca le daría trabajo a un amigo de Rudy Ulloa".
Rudy Ulloa era chofer de Néstor Kirchner en Santa Cruz. Hoy es empresario de medios. Está enemistado con Báez, pero es íntimo de Uberti. Incluso, lo llevó a vivir a su casa cuando fue acosado por la prensa.
El asesor
Según los registros públicos, el 4 de diciembre de 2008, Ulloa creó una nueva empresa. Una constructora. Lo hizo con Marcia Débora Peisci, una mujer que Uberti conoce bien: era la gerente financiera del Organismo de Concesiones Viales cuando él era el jefe máximo de la dependencia.
Dedicado al "asesoramiento", los empresarios relacionados con las concesiones viales dicen que no lo han vuelto a ver. En cambio, sí hubo noticias de su trabajo en la Feria de Infraestructura, en abril del año pasado. Varios hombres de negocios lo señalaron como uno de los encargados de presionarlos para que participen en una exposición que tenía lazos estrechos con el Gobierno. La otra persona a cargo de la promoción de aquel evento fue Rudy Ulloa.
Hoy, Uberti dejó el lujoso departamento que habitaba en la Avenida Libertador. También abandonó el country que frecuentaba, por las protestas en su contra de los vecinos. Igual mantiene su nivel exclusivo: el último domicilio que declaró es en Arcos 1254, piso 5, en el corazón del barrio porteño de Belgrano.
En el edificio hay sólo un departamento por piso. Tiene comodidades de primer nivel y, al menos, 15 metros de frente, sostenido en siete columnas, con balcones revestidos de dorado. Cada piso está valuado en unos 400.000 dólares. Anteayer, LA NACION intentó encontrarlo ahí. Sólo respondió un empleado de seguridad con una frase, y no permitió repreguntas: "Acá no vive ningún Uberti. Y en el quinto piso no lo van a atender".
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