Fue una de las protagonistas de las idas y venidas en el Senado. La riojana Teresita Nicolasa Quintela resguardó hasta ayer su posición frente a las retenciones móviles. El voto de esta peronista fue en contra del proyecto de ley promovido por el Poder Ejecutivo. Ni siquiera una conversación personal con la presidenta Cristina Kirchner, realizada el lunes último en la Casa Rosada, logró retener la disciplina partidaria de una especialista en temas sociales, cuya determinación quedó enmarcada en las luchas internas por el poder riojano.
Su hermano, Ricardo Quintela, es el intendente de la capital de La Rioja. Y a pesar a pertenecer al mismo partido que el gobernador Luis Beder Herrera (además de los lazos históricos que los unen en la génesis menemista), ambos políticos quedaron enfrentados desde las elecciones de 2007, cuando la Casa Rosada kirchnerista dio su bendición a dos ramas peronistas en La Rioja.
Beder Herrera se presenta como un aliado fiel al kirchnerismo. Los Quintela empezaron a cruzar de vereda en el peronismo que se reorganizó para enfrentar a los Kirchner. La posición de la senadora Quintela tuvo como antecedente inmediato el desplante que ella y su hermano hicieron al Gobierno en el acto del 19 de junio. Se trató de una de las demostraciones de fuerza que el oficialismo repitió a lo largo de esta crisis con el campo. La orden de la Casa Rosada era clara y apuntaba a que todos los gobernadores, legisladores e intendentes debían asistir a la Plaza de Mayo. Los Quintela no fueron. "No es un acto oportuno", dijo entonces Ricardo Quintela. Esta frase lo colocó del otro lado de la raya marcada por Néstor Kirchner.
Pese a esa ofensa política, el Gobierno tentó a la senadora Quintela para volver a contar con la gracia kirchnerista. En esta semana cada voto en el Senado valió mucho para la Casa Rosada. No alcanzó en el caso de Quintela, nacida en La Rioja en 1950.
En el Senado, al que llegó en 2005, Quintela ocupa la presidencia de la comisión de Asuntos Municipales. Por otra parte, tuvo cargos estatales desde la recuperación de la democracia en 1983, en ese año se integró a la dirección de asistencia social de La Rioja; luego fue concejala de la capital de esa provincia y en 1995 asumió como secretaria provincial de Desarrollo Social, avalada por su título de licenciada en servicio social de la Universidad de Córdoba.
