Hace casi un año la firma Airbnb (que alcanzó una valuación estimada de US$30.000 millones) comenzó a tomar reservas para la casa Yoshino Cedar House (YCH), una vivienda de madera de cedro que ellos mismos construyeron en una pequeña ciudad maderera de Japón, lejos del los polos turísticos habituales de esa geografía.
El proyecto estaba destinado a ayudar a revitalizar la ciudad y a proporcionar un medio de apoyo a la población de ese país que envejece a un ritmo vertiginoso. A su vez podría invitar a los viajeros a descubrir su cultura. "Yoshino está allí y tiene cosas increíbles para ofrecer. El problema era averiguarlo", dice Joe Gebbia, cofundador de Airbnb. "La hipótesis de trabajo que sirvió para dar rienda suelta a este proyecto sostenía que podíamos estimular regiones conectándolas a la red de Airbnb", agrega. Los resultados parecen prometedores. Airbnb acaba de publicar un informe anual sobre YCH que da cuenta de haber recibido unos 346 invitados, provenientes de 30 países. El total de reservas fue de casi US$25.000; mientras que los que llegaron en forma directa (sin reservas) aportaron unos US$50.000 adicionales.
Aunque los rendimientos en dólares no son grandes, resultan suficientemente interesantes tanto para la ciudad japonesa Yoshino como para Airbnb. Como los economistas han notado durante décadas, un solo dólar nuevo gastado se puede volver a gastar varias veces. Si gano $ 100 y luego lo gasto en una tienda local, el tendero puede gastar esos $ 100 nuevamente (menos los costos), y así sucesivamente. De esta forma, el dinero que llega al proyecto de Airbnb, ingresa un tiempo después en la comunidad. Es decir, cada reserva o visita se convierte en una inyección económica que sirve para revitalizar la ciudad de Yoshino.
Para Airbnb, el proyecto YCH representa un enfoque novedoso que plasma la responsabilidad social corporativa de la cadena internacional. Según la compañía, en lugar de simplemente regalar dinero, están usando las herramientas disponibles para crear un estímulo económico. En la negociación, obtienen un marketing que ayuda a la marca, una buena voluntad entre las comunidades, una nueva vía potencial de crecimiento y, sobre todo, un banco de pruebas para nuevos modelos de negocios . Por supuesto, la escala y la sostenibilidad de estas empresas aún está por determinarse. Si el YCH fuera una empresa estrictamente lucrativa, probablemente sería difícil justificar el costo de contratar a un arquitecto de clase mundial y construir un edificio personalizado. ¿Hay suficientes viajeros dispuestos a desviarse del camino de los destinos turísticos probados?
Pero el dinero, dice Gebbia, no era el único propósito. Por el contrario, la esperanza es ofrecer al menos una solución al problema de las pequeñas ciudades que se reducen a medida que envejecen sus habitantes. Las conclusiones pueden ser significativas no solo para Yoshino y Airbnb, sino también para cualquier planificador comunitario que lidia con el problema global de las pequeñas ciudades en declive.
Aún mejor si esa solución puede ayudar a difundir la memoria cultural. Los huéspedes pueden reservar diversas actividades en Yoshino, que van desde la pesca hasta la fabricación de sushi, e incluso un taller de carpintería, utilizando el famoso cedro local. Entre tanto, Gebbia dice que el mayor temor era que los anfitriones de Yoshino no pudieran comunicarse lo suficientemente bien con los viajeros de todo el mundo para que la experiencia fuera memorable. Hasta ahora, ese no parecía ser el caso, por una razón sorprendente. El YCH se creó como una cooperativa, con 31 anfitriones de toda la ciudad compartiendo las responsabilidades de alojamiento. Hasta el momento, parece que –por los registros de permanencia de los visitantes– el idioma no se presenta como un problema, ya que entre los propios viajeros y la gente del pueblo, alguien parece ser siempre capaz de servir como el traductor.
La enseñanza que se obtiene hasta el momento es que para que un proyecto sea axitoso se debe asegurar que haya una estructura establecida para que parte de la comunidad pueda desempeñarse en la empresa. El plan de Airbnb es seguir estudiando cómo YCH afecta a la ciudad, y codificar lo que funciona en una bitácora que se disemina entre los funcionarios de las ciudades del mundo. "Espero que la gente sepa que esta es una invitación a contactar si conocen algún lugar que pueda beneficiarse del modelo", dice Gebbia.
Si bien la plataforma digital avanza con el modelo, es curioso que el proyecto de Japón fue inicialmente inspirado por una mujer mayor en las zonas rurales de ese país que comenzó a ofrecer una vivienda a través de Airbnb en su pequeña ciudad de Tsuyama Okayama. Sus vecinos pensaron que estaba loca y se preguntaron por qué alguien visitaría. Pero los hechos demuestran que cualquier zona de Japón despierta encanto en los turistas.
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