En una tormenta importante, el agua fluirá por el primer piso de un edificio de la Universidad de Columbia; se estudiaron las tormentas y el aumento del nivel del mar hasta el año 2100
Situada frente al mar en el extremo norte de Manhattan, es probable que una instalación deportiva recientemente inaugurada para la Universidad de Columbia se inunde en el futuro. El cambio climático está aumentando el riesgo de lluvias extremas y marejadas ciclónicas. Pero en lugar de intentar mantener el agua fuera, el nuevo edificio está diseñado para dejarla entrar.
El edificio Tennis Center, un centro de tenis con canchas tanto en el interior como en el techo, tiene un primer piso lo suficientemente elevado como para estar fuera del alcance de la llamada inundación de los 100 años. “No queríamos ubicar el edificio en una situación en la que estuviera inmediatamente amenazado por inundaciones en el corto plazo”, dice Tyler Hinckley, gerente senior de proyectos en Perkins&Will, la firma de arquitectura que diseñó las instalaciones. Pero construirlo lo suficientemente alto como para evitar una inundación de 500 años sería prohibitivamente costoso. Y sellar completamente el primer piso, sin ventanas, ignoraría las espectaculares vistas del lugar.
“Hay edificios en todo el país que han sido construidos casi como una bañera, con muy pocas aberturas en el nivel inferior”, dice Stephen Sefton, director de Perkins&Will. “Y donde había aberturas, se proporcionaban puertas contra inundaciones que se cerrarían para no dejar entrar el agua. Como queríamos construir esto abierto y conectado con el exterior, no queríamos crear un edificio como ese. Queríamos crear lo contrario”.
En una inundación importante, una red de respiraderos (pequeñas puertas en la fachada) se abre para permitir que el agua fluya hacia el primer piso, desde el vestíbulo y los vestuarios hasta las canchas de tenis, y luego sale del edificio cuando termina la inundación. Los lockers están en lo alto de las paredes y son impermeables. También se plantean otros equipos mecánicos. Cuando las aguas pluviales disminuyen, las canchas de tenis se pueden limpiar y volver a utilizar inmediatamente.
Permitir que el agua fluya también significa que el edificio podría utilizar menos materiales. “Todo tiene que ser más resistente para impedir la entrada de agua”, afirma Hinckley. “Mientras que si dejamos entrar el agua, no tendremos que sobredimensionar la estructura para soportarla”.
La losa de concreto debajo del edificio podría tener 15 centímetros de espesor en lugar de 30 centímetros, por ejemplo, lo que ayudaría a reducir la huella de carbono del edificio, ya que la fabricación de cemento es una fuente importante de emisiones de gases de efecto invernadero. Y como no será necesario reemplazar elementos como los sistemas mecánicos después de una inundación, eso también reduce el impacto ambiental del edificio a lo largo de su vida útil.
El equipo de diseño estudió escenarios de aumento del nivel del mar y tormentas hasta el año 2100 para trabajar en los planos. Los mapas de inundaciones actuales de la ciudad de Nueva York no requieren este tipo de diseño resiliente. “Esos mapas de inundaciones están desactualizados; miran hacia atrás, no hacia adelante, 80 años”, dice Hinkley.
Otros edificios diseñados para inundarse
Este enfoque de la resiliencia no funcionaría para la mayoría de los otros tipos de edificios; un edificio de departamentos no puede dejar que el agua fluya por el vestíbulo. Pero otros también están repensando cómo interactúan las ciudades con el agua.
En Bangkok, por ejemplo, un parque está diseñado para contener hasta 3,78 millones de litros de agua de lluvia durante una tormenta para ayudar a reducir las inundaciones en el barrio de alrededor. Un parque en Atlanta tiene un diseño similar.
En la ciudad holandesa de Rotterdam, un estacionamiento subterráneo y una cancha de básquet hundida también están diseñados para llenarse de agua durante las tormentas.
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