Convirtieron un vagón de circo en una casa y en el baño instalaron un “trono dorado”

Acróbatas, contorsionistas y la famosa caminata en la cuerda floja son algunos de los atractivos más famosos que desfilan hace años por las carpas de los circos. En Inglaterra, una pareja de 28 años heredó un vagón que supo pertenecer a la compañía de entretenimiento Jolly Circus y lo renovaron para convertirlo en su hogar rondante.

Años atrás, el padre de Frankie Lord había invertido US$2700 en la cabina. Después de estar abandonado por muchos años en la granja familiar, la pareja decidió reconvertirlo en febrero de 2021 como proyecto casero para entretenerse durante la cuarentena. Pero esta meta se tornó más seria cuando ganaron la participación en un capítulo del programa “George Clarke’s Amazing Spaces”, que trata sobre la renovación de hogares. Si bien él y su pareja, Olivia Dann, hicieron la mayor parte del trabajo, la intervención del equipo televisivo los ayudó a definir la decoración.

La decisión principal fue la de dejar el exterior del vagón fiel a su identidad. Con la pintura original de color ladrillo, amarillo y esténciles de estrellas azules, la parte de atrás sigue conservando el cartel que dice “On tour. Long vehicle” (En tour. Vehículo largo). Sin embargo, el dueño luego decidió agregarle un toque personal y le agregó su nombre para que se lea “Frankie´s Circus” (El circo de Frankie).

Por dentro el cambio fue radical. Tanto paredes como techo pasaron a estar recubiertos por tablas de madera aserrada para unidad estética y asilamiento de temperatura. En la parte superior hay dos tragaluces que junto al par de ventanas le dan una gran luminosidad al ambiente. El piso, por su lado, está reconfigurado con parqué en forma hexagonal y la instalación de agua y electricidad fueron hechas desde cero.

El símil monoambiente incluye una cocina nueva con horno, pileta de lavar, heladera pequeña y una mesada de madera sobre la que guardan frascos metálicos de distintos colores con las inscripciones en cursiva de los ingredientes que llevan dentro. A un costado, cuelgan cacerolas de distintos tamaños y colores de un gabinete de madera que usan de alacena. En el fondo del vagón, una cama de dos plazas ocupa el ancho entero y eligieron decorarla con almohadones rayados rojo y blanco con amarillo.

Completan el ambiente un par de sillas, una lámpara, un tambor rojo y blanco y el cuadro tridimensional con una estrella. Del otro costado hay un sillón de dos cuerpos con más almohadones coloridos que tiene un espacio hueco debajo para poder guardar cosas en canastos.

Una de las intervenciones más destacadas de la propuesta televisiva es tal vez el baño. Clarke había pasado por el taller de la pareja cuando se topó con una silla en desuso y se emocionó con la idea de usarlo como inodoro. Es así como al abrir la puerta corrediza del baño, los visitantes se encuentran con un “trono pintado de dorado” que en el asiento tiene un inodoro incrustado. En un intento de darle un giro moderno, este espacio tiene azulejos de mármol en las paredes y otro blanco estampado con más hexágonos en el piso, una ducha esquinera y, como excepción de la impronta novedosa, un lavamanos hecho a partir de una cacerola antigua y oxidada.

Los cálculos estiman que la transformación completa le debe haber costado al dúo entre US$6.700 y US$9.400, y la experiencia les entusiasmó tanto que ya se están embarcando en otros proyectos del mismo estilo, como un vagón del subte londinense de 1949.

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