La fuerte presencia de jóvenes atraídos por la vida universitaria de la ciudad de Córdoba –además de la Nacional hay tres privadas grandes y numerosos institutos de educación superior- empieza a impactar en el real estate y en las propuestas hoteleras. Un desarrollista prepara el lanzamiento del primer edificio para millennials, Canvas, y una cadena hotelera panameña abrirá en unos meses su desembarco con su propuesta para "nómades digitales".
A pesar de que tanto la Universidad Nacional de Córdoba, la Siglo 21, la Pascal y la Católica cuentan con amplios campus sus referentes coinciden en que los estudiantes, en la Argentina, prefieren no vivir en los tradicionales "dormis" típicos de Estados Unidos o Europa.
Juan Carlos Rabat, presidente de la Siglo 21, admite que aunque el proyecto original de César Pelli para el campus de 30 hectáreas incluye edificio de viviendas, no se avanzó en esa iniciativa porque las investigaciones demuestran que los jóvenes "prefieren instalarse en zonas de la ciudad donde hay más movimiento, polos gastronómicos y más chicos. Aun cuando deban trasladarse, eligen esas opciones".
Sergio Villela, titular de una de las inmobiliarias más grandes de la provincia, coincide en que los relevamientos apuntan que los jóvenes "quieren vivir en la ciudad en zonas distintas a la estrictamente universitaria. La cultura de instalarse en residencias en los campus no ‘pegó’, probablemente porque son zonas sin desarrollos atractivos para ese segmento".
El barrio de Nueva Córdoba es el tradicionalmente considerado "para jóvenes"; está a mitad de camino entre de la Ciudad Universitaria y el centro urbano. En los últimos cinco años se sumaron Guemes -en la misma área, avenida de por medio, y más bohemio- y General Paz, más alejado del casco céntrico. En las décadas de los 60 y los 70 fue Alberdi la zona más elegida por los estudiantes, especialmente de Medicina, por su cercanía a la Maternidad Nacional y al Hospital Nacional de Clínicas. Entre 60 y 70 por ciento de las unidades de los edificios de Nueva Córdoba son para locación y la mayoría son alquilados por estudiantes.
Lucas Zunino, director de Galp Inversiones, explica que la decisión de construir un edificio para jóvenes es porque los millennials "no son solamente usuarios, sino que además ya son decisores de la compra de un inmueble". Plantea que, en esa elección, valoran "intangibles" como el diseño, la estética, la practicidad, y la posibilidad de desarrollar un estilo de vida "libre, desestructurado". La desarrollista empezará la obra en unos tres meses en barrio Guemes; el edificio tendrá como una característica distintiva que sus fachadas y medianeras se plantean como un "paño en blanco" en donde irán "sucediéndose" en el tiempo "obras de arte murales para la ciudad: el edificio será una obra de arte en sí mismo". Son unidades de planta libre sin muro, con hormigón a la vista y madera para dar calidez y espacio. "Cada uno podrá integrar o no los ambientes, generar un espacio que puede ser cambiante". Zunino describe los departamentos como "atelieres urbanos", un lugar que es, a la vez, para vivir y para trabajar, con una impronta "importante de diseño interior". La constructora ofrecerá una serie de "consejos" como el que el dormitorio estaría bien separado con un mueble del espacio más amplio y la cocina integrada al balcón con quincho. "Mucho metal, madera y vidrio; todo muy relajado". El acento, además, estará puesto en los amenities concebidos como un espacio "de encuentro y de expresión".
Turistas y coworkers
Villella enfatiza que hasta el momento en Córdoba no había iniciativas "específicamente" pensadas para jóvenes. "Se apostó siempre a la fórmula que funciona que es alquilar o vender unidades chicas; con la autorización de la Municipalidad para hacer monoambientes puede abrirse una oportunidad".
La posibilidad que liberará la Municipalidad apunta a formatos de 35 metros cuadrados (ahora lo mínimo son 40) y será sólo para las 30 manzanas del Distrito Abasto, en el área del Mercado Norte, y para los lotes angostos de los barrios ya consolidados. "Hay un mercado de gente joven al que apuntar y también inversores que quieran alquilarlos", aporta Villella.
Selina es una cadena hotelera panameña fundada por dos israelíes hace cuatro años que interpretaron que la hotelería "no satisfacía las necesidades de los nuevos consumidores". Cuenta con 27 establecimientos en nueve países; en diciembre abrirá en Palermo el primer de la Argentina y el año que viene habilitaría dos en Córdoba (Nueva Córdoba y Guemes). En cinco años esperan tener 15 en el país. "Córdoba es vista como una ciudad atractiva, un polo de tecnología, con una población estudiantil enorme, mucha vida social joven y actividades de amplia variedad en las cercanías. Sus características están muy ligadas con el ADN de Selina", dice Fernando Bigio, head of country en Argentina. El modelo es el de un hotel boutique en el que conviven "habitaciones de US$ 120 con otras con seis camas de US$10. Priorizamos las áreas comunes; hay play ground, bar, restaurant, espacios de coworking y para fiestas. Una cocina común, biblioteca y cine. La palabra clave es ‘experiencia’, atraer al que viaja, trabaja y explora".
Zunino entiende que para los desarrolladores ya es momento de mirar el mercado de los millennials: "Eso implica romper con lo que hay; cortar con lo tradicional y, en los mismos metros, generar un ambiente diferente", finaliza.