Con una inversión de 30 millones de pesos se ofrecen 30.000 m2 en el Palacio Lezama, el complejo donde funcionó la planta de la firma Canale
El mercado de las oficinas donde confluyen La Boca, Barracas y San Telmo crece con la incorporación de la oferta que suma, por ejemplo, Palacio Lezama. En la avenida Martín García entre la avenida Regimiento de Patricios e Irala, en la que fue la fábrica de bizcochos Canale, ofrece 30.000 m2 al segmento corporativo, con una vista privilegiada al parque Lezama, en una zona muy dinámica.
"Las empresas privadas eligen este punto para puestos administrativos de alta densidad de personal, llamado también Back Office. Las universidades tienen mucha presencia en la zona y existe un espacio del edificio que podría tener un acceso independiente para el uso educativo. Las empresas del Estado que tienen alta dotación de administrativos también eligen la zona", comentó Martín Bustillo, broker de Cushman & Wakefield, una de las tres empresas que se encargan de la comercialización de Palacio Lezama.
Este mercado, denominado centro sur, empieza a consolidarse. La recuperación de esta parte de la ciudad se empezó a observar con el reciclado del edificio Cruz de Malta que hoy ocupa el HSBC, ayudando, de esta manera, junto con la puesta en valor del espacio público y el incremento en la seguridad, a la creación de lo que se comienza a ver como un polo de oficinas, que atrae la atención de los inversores.
"Este submercado cuenta con 220.000 m2 en edificios Clase B, alquilados a un promedio de 15 dólares por m2 al mes. La vacancia de este tipo de edificios en la zona era casi nula; podemos deducir que fueron absorbidos por el sector en poco tiempo debido a sus características de ubicación e infraestructura, por estar cerca del microcentro y el transporte público", agregó Bustillo.
Con alquileres que parten desde los 8 dólares por m2, y promedian los 12,5 dólares por m2, los comercializadores de este desarrollo –Cushman & Wakefield, Toribio Achával y L. J. Ramos– ofrecen las plantas más grandes del mercado, con superficies de 5200 m2 divisibles en módulos de hasta 1000 m2 y oficinas que parten desde los 2000. Contará con seguridad permanente las 24 horas, pisos de oficinas de planta libre, servicios corporativos, zonas de exposición de arte y salones de usos múltiples, gran sector comercial y gastronómico, y amplios estacionamientos con más de 400 cocheras sobre la calle Pilcomayo.
Es un edificio muy versátil, en el que pueden instalarse empresas, universidades, centros de estudio, atención a cliente, entre otras.
"La planta baja tiene inicialmente destino de retail para servicios del barrio o del propio edificio. Se está firmando el primer contrato con una empresa que tomara más de mil metros en la planta baja para hacer un centro médico de diagnóstico por imágenes", detalló Carlos Ferrando, gerente de área de oficinas de Toribio Achával.
Para la puesta en valor y remodelación de Palacio Lezama se necesitó una inversión de más de 30 millones de pesos. Durante tres años se realizaron trabajos en las fundaciones del edificio, se reforzaron más de 100 columnas para poder lograr un núcleo central de diez ascensores y patios internos, dando así luminosidad a los grandes espacios interiores, que poseen plantas libres de 2000 a 5000 metros cuadrados, y que en su totalidad puede albergar a 3000 personas.
‘’Apuntamos a un edificio corporativo debido a las grandes superficies por planta y sus comodidades, aunque el mercado tan cambiante como el de estos tiempos nos dirá qué tipo de cliente podremos incluir", explicó Gustavo Fernández, director de Consultora SA, empresa desarrolladora de Palacio Lezama.
La remodelación de la fachada, que data de 1910, se realizó de forma cuidadosa, ya que fue totalmente reciclada por especialistas que trabajaron más de cinco meses en ella. Se conservaron detalles característicos de la arquitectura original del edificio, sumándole elementos actuales.
"Es inconmensurable la sensación y el desafío que nos genera la puesta en valor de un edificio de estas características. Creo en la importancia de combinar lo antiguo con lo moderno y complementarlo con tecnología de punta, para que pequeñas o grandes empresas puedan instalarse y tener un aliciente más que es la nutrida historia del lugar", añadió Fernández.
Mariana Stange, directora de la división oficinas de LJ Ramos, puntualizó sobre la inclinación artística del inmueble: "Los propietarios están muy ligados al arte, por eso el hall del edificio es una verdadera galería donde los artistas de primer nivel exponen sus últimos trabajos. Hemos construido un showroom donde mostramos distintos tipos de terminaciones".
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