La ex mansión de Madonna: la propiedad fue vendida por un perro ¿cómo es posible?
El perro más rico del mundo le había comprado la propiedad a la reina del pop en el año 2000 y ahora la pone en venta
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Una herencia millonaria y vacaciones de lujo es un sueño que muchos anhelan. Por muy utópico que suene, algunos cuentan con esa fortuna y la disfrutan a lo grande. Sin embargo, el protagonista de esta historia no es un personaje cualquiera, sino la mascota de un miembro de la realeza. Un perro de raza pastor alemán llamado Gunther VI heredó US$500 millones de su dueña, la condesa alemana Karlotta Liebenstei, cuando falleció en 1992.
Desde entonces, el can amplió su repertorio de propiedades y hasta llegó a comprarle a la mismísima Madonna una de sus casas en el año 2000 por US$7 millones. Después de dos décadas de gozar de sus 780 m², los asesores detrás de la suma millonaria del perro decidieron vender la casa por US$31,7 millones.
Con un emoticón de una casa y una cara llorando, la reina del pop publicó una historia en su cuenta de Instagram con la siguiente reflexión: “Cuando descubrís que un perro está vendiendo tu antigua casa por tres veces la suma que se la vendiste”.
Ubicada en 3029 Brickell Avenue, la propiedad tiene nueve habitaciones y ocho baños y medio. Para hacerla propia, en la sala de estar hay un retrato de Gunther VI enmarcado en tonos dorados encima de la chimenea, que se conjuga con una carpintería personalizada en el techo y una gran escalera de coral. La finca tiene 4738 m², donde Ghunter corre y disfruta del sol en su paso por Miami. Además, cuenta con su propio muelle que da a 30 metros privados de agua para zambullirse en los días de calor.
Afuera, una gran pileta se extiende con dos fuentes que la decoran en sus laterales. La rodean varias reposeras y mesas con sillas para pasar una velada en el exterior disfrutando de la brisa de la costa Este estadounidense. Entre el pasto y las típicas palmeras de la zona, sus jardines tienen una fuerte presencia de verde que se conjugan con los caminos y escaleras que recorren los desniveles de la propiedad.
Además de sus inversiones en el mercado inmobiliario, el perro gasta sus fortunas en viajes en yates y jets privados, come costillas y caviar de alta calidad y -en lugar de huesos- cuenta con su propia colección de autos deportivos.
LA NACIONTemas
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