En el marco de un deporte cada vez más mediatizado, violento y empresarial, se formó la agrupación que lleva un mensaje diferente a las tribunas y a los clubes.

En diciembre de 2017, el sociólogo Julián Scher presentó Los desaparecidos de Racing, un libro donde narra la historia de los 11 hinchas del club de Avellaneda detenidos durante la última dictadura. Allí, Sergio Smietniansky, un hincha de Banfield invitado a la presentación, se comunicó con un amigo suyo hincha de San Lorenzo, Mariano Colangelo, y decidieron juntarse y pensar en formar una organización de derechos humanos para el fútbol donde las diferentes camisetas no sean un impedimento, sino un motor más desde el cual promoverlos.
A través de un grupo de WhatsApp se dieron las primeras charlas junto a otros hinchas y militantes de derechos humanos. Allí, notaron que en el fútbol había una cuenta pendiente, muy diferente a lo que ocurre en universidades, colegios y trabajos. “Pusimos fecha y nos juntamos en la casa sanlorencista, en Boedo”, cuenta Mariano Vignozzi, presidente de la Subcomisión de Derechos Humanos del club Ferrocarril Oeste y de la Coordinadora del Fútbol Argentino. Fue allí donde empezaron a trazar las primeras ideas de un proyecto social donde la igualdad esté presente como bandera.
La Coordinadora del Fútbol Argentino se formó para saldar una deuda existente en el fútbol con los Derechos Humanos, diferente a lo que ocurría en universidades, colegios y trabajos.
Según datos oficiales de AFA, son 87 las instituciones afiliadas, y en los inicios de la coordinadora, tan solo 8 fueron los pioneros: Argentinos Juniors, Banfield, Defensores de Belgrano, Ferro, Lanús, Racing, Rosario Central y San Lorenzo. “Se fueron sumando más, y lo importante es que lleguen, no importa cuándo’', señala Vignozzi. La primera aparición pública de la organización fue el 24 de marzo del 2018, y allí las personas vieron con interés la llegada de un grupo con las camisetas de todos los equipos de fútbol: “Nos veían a los de Boca con los de River, a los de Lanús con los de Banfield y a los de Estudiantes con Gimnasia. Todos marchando por la misma causa”, recuerda Mariano sobre aquella tarde en el Obelisco.
Al poco tiempo, se sumaron más clubes y llegaron a ser 20, entre ellos Huracán, Boca Juniors y River Plate. “Nosotros decimos que somos la coordinadora mágica porque nos pasaron cosas inesperadas como haber recibido el apoyo de AFA y ser invitados al predio de Ezeiza a plantar memoria’', explica Vignozzi.
Desde la coordinadora organizan charlas con diferentes personalidades, y abordan temas sociales y deportivos, como el título de Racing del 2001, en medio del estallido social, y la campaña solidaria en favor de niños y niñas de Palestina, donde donaron 100 pelotas de fútbol.

También sufrieron hechos violentos. El último ocurrió en febrero del 2021, en la sede de Ferro. Una pintada que decía “Perdón Videla” sobre el mural que recuerda a los socios desaparecidos en la dictadura. Algo similar a lo que les pasó en el club Ituzaingó, donde rompieron las placas con los nombres. “También pusimos baldosas en Vélez y en San Lorenzo. Volvimos a restaurar todo lo que dañaron con la misma fuerza de siempre’', sostiene Vignozzi.
–¿Cómo es la relación con AFA?
–No tuvimos tanto acercamiento, pero nos trataron muy bien cuando nos invitaron a plantar memoria. Además, hicimos entrega de proyectos que imagino estarán en revisión. Uno es para que La Copa Libertadores de América en el fútbol femenino se pase a llamar Libertadoras de América, porque las hubo, y es algo importante en el terreno de la igualdad de género y la lucha de las mujeres.
–Sin embargo, AFA no suspendió el fútbol cuando fue el asesinato de Lucas González, víctima de gatillo fácil, y en el comunicado oficial lamentaron el fallecimiento, en lugar de decir que fue un asesinato. ¿Qué piensan al respecto?
–La violencia institucional lamentablemente no da tregua. Nos interpela y nos hace salir a la calle de manera constante. Matar a un chico porque pensaron que un botín era un arma es terrible, y AFA debería haberse pronunciado como corresponde. La verdad es que meternos en ese campo, que les corresponde a ellos, es complejo. Pero lo tenemos que hacer; no falleció, lo mataron y salimos por eso también.