Las aromáticas tienen la capacidad de generar en nuestro organismo cambios percibidos por los sentidos y evidenciados en nuestra salud. Gabriela Escrivá, experta en huertas orgánicas, nos cuenta cómo cultivarlas y aprovecharlas
Las aromáticas son plantas que poseen aceites esenciales aromáticos en diferentes órganos. Esta definición generalizada engloba desde hierbas anuales, como el cilantro, hasta árboles de hoja perenne, como el laurel. Algunas de estas plantas conservan sus aromas en las raíces, como el jengibre, otras en las flores, como la lavanda, otras en sus semillas, como el coriandro, pero el mayor número de ellas presenta los aceites esenciales en sus hojas, como el romero, la albahaca o el tomillo.
Reproducir estas plantas a partir de semillas tiene muchos beneficios. El primero es el ahorro de dinero, ya que con pocos insumos y varios sobres de semillas ya tendremos una colección completa de aromáticas. La ausencia de fungicidas y otros agrotóxicos también estará garantizada, ya que utilizaremos técnicas orgánicas de siembra. La prevención de plagas y enfermedades depende del momento correcto de siembra y de las condiciones que encuentre la semilla al germinar.
Las bandejas plásticas de siembra o plugs están compuestas por pequeñas celdas en número variable y son muy adecuadas para el desarrollo de las semillas de aromáticas. Es recomendable elegir las bandejas con celdas de mayor capacidad que permitirán un mayor desarrollo radicular. En cada celda se coloca el sustrato y una semilla. Otra opción es usar envases reciclados.
Mezcla de sustratos para la siembra
- ¼ de turba
- ¼ de perlita agrícola
- ¼ de compost maduro tamizado
- ¼ de tierra negra tamizada
Es necesario mantener la humedad constante del sustrato, en especial hasta la germinación. Los plantines van a necesitar sol para su desarrollo cuando emerja la plántula. Especies que se multiplican por siembra: albahaca, perejil, cilantro, ciboulette, nirá, eneldo, perifolio, borraja, hinojo, manzanilla.
Cuáles son sus virtudes
Para cocinar
El ser humano ha aromatizado sus alimentos a lo largo de toda la historia, y cada cultura ha creado una tradición culinaria propia gracias a los matices especiales aportados por las hierbas y las especias utilizadas.
Son sabrosas. Presentan una amplia gama de sabores. Estimulan las papilas gustativas y favorecen la producción de saliva, lo cual se refleja de inmediato en los procesos digestivos y en la asimilación de los nutrientes. Además, las comidas con hierbas desprenden olores agradables, lo cual también prepara al organismo para la digestión. Un 80% de la percepción es olfativa y el 20% restante corresponde al gusto. Esa es la razón por la cual al estar resfriados no sentimos los sabores.
Son saludables. Los ingredientes activos pasan al tubo digestivo facilitando el proceso de diferentes formas. Las hojas amargas como las del diente de león mejoran la función hepática. Las flores de la manzanilla tienen un efecto sedante general e incluso sobre las paredes del tubo digestivo. El ajo es un poderoso antiséptico y fortalecedor del sistema inmunitario.
“Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina, tu alimento.” Hipócrates
Ofrecen variedad. Las hierbas nos estimulan a experimentar sabores y aromas, lo que nos abre a nuevos horizontes gastronómicos. Buscar los ingredientes, cultivarlos y emplearlos de cosecha propia puede ser el comienzo de un viaje fascinante.
Por sus propiedades medicinales
Las plantas contienen sustancias químicas naturales o fitoquímicas que interactúan con componentes activos y atenúan posibles efectos secundarios. Algunos componentes activos de las hierbas son:
Mucílagos. Sustancias gelatinosas que refrescan, calman y protegen la piel y las mucosas de los aparatos digestivo, respiratorio y urinario (presentes en aloe vera y salvia)
Taninos. Provenientes de la corteza. Tienen efecto astringente y antiinflamatorio. Abundan en la cola de caballo y las hojas de frambuesa.
Flavonoides. Sustancias que favorecen la circulación y protegen las paredes de los capilares sanguíneos.
Aceites esenciales. Se extraen por destilación y dan el aroma propio a cada planta. Suelen usarse en aromaterapia (como lavanda y romero).
Vitaminas y oligoelementos. Aportan vitalidad y son esenciales para la salud en general. Abundan en todas las hierbas.
¿Qué preparados obtenemos de las plantas?
Infusiones. La forma más sencilla de preparar las hojas y las flores de las plantas. Se coloca la hierba en una taza y se cubre con agua recién hervida. Luego se tapa y se deja reposar de 5 a 10 minutos.
Cocimientos. Este método se utiliza para las partes más duras de las plantas (raíz, corteza, ramas). Se cocinan a fuego lento durante 20 a 30 minutos.
Maceraciones. Para evitar que el calor elimine los principios activos de las plantas se recurre a la maceración en frío. Se colocan 25 g de planta seca en un recipiente y se cubre con medio litro de agua fría. Se deja reposar toda la noche y luego se cuela.
Jarabes. Se preparan combinando infusiones concentradas o cocimientos con miel o azúcar. Tomillo y jengibre son excelentes tónicos respiratorios indicados para preparar jarabes.
Por su uso cosmético
El agua absorbe los componentes activos de las plantas de manera eficaz, sobre todo a cierta temperatura. Desde la antigüedad se recurrió al uso de las hierbas con fines cosméticos y de belleza. Por ejemplo, la manzanilla y la lavanda son indicadas para limpieza de cutis.
Por su uso en el hogar
Las aromáticas siempre han tenido un uso doméstico. Se las recolectaba en los campos y se las cul cultivaba en los jardines con fines específicos. Muchas son excelentes detergentes, insecticidas o purificadores de ambientes. Son útiles para lavar y perfumar la ropa blanca e inclusive se las incorpora en la fabricación de velas.