Aunque se dedica desde hace 30 años a construir edificios, Gerardo Azcuy volvió a la escala chica y plasmó una variedad de ideas innovadoras –recolectadas en sus viajes por el mundo– para crear su casa.
Viaja, se enamora de detalles exóticos y recorre kilómetros por canteras, talleres y fábricas de distintos países en búsqueda de materiales y novedades tecnológicas. Si lo hace para propiedades que luego pone a la venta, ¿cómo no hacerlo para su propia casa? Hace tiempo que Gerardo Azcuy planifica y construye edificios de propiedad horizontal que rondan los 10.000m2, pero lejos está de haber perdido el ojo para las obras más chicas; basta con recorrer esta reforma para corroborarlo.
Cuando el arquitecto y desarrollador encontró este chalet de 1980 excelentemente ubicado y dotado de un jardín generoso, lo notó oscuro, compartimentado y abandonado. “Lo barrí por completo. Paredes, instalaciones, revoques y contrapisos; quedó la estructura”, nos cuenta. Con la hoja casi en blanco y la ayuda de su socia, Sol Juárez, gerente de producto en la firma Azcuy, aprovechó para plasmar allí las influencias de sus viajes.
"El ‘capuchón’ metálico de la fachada es tan original como funcional: decora, filtra la luz, es reja y baranda. Para hacerlo, nos inspiramos en el hotel Hoshinoya de Tokio, que visitamos con mi socia, Sol Juárez, quien tiene un ojo único para las terminaciones."
Arq. Gerardo Azcuy, dueño de casa y fundador de la desarrolladora Azcuy
“Si de mi padre heredé el perfeccionismo; de mi madre, el amor por la naturaleza”, dice Azcuy. Y se nota: aquí ningún detalle se escapa, ni tampoco falta el verde. Por el contrario, se cuela a través de los grandes ventanales y de un sofisticado tejido floral de aluminio, que los colegas idearon tras una estadía en Japón, la misma que sirvió de inspiración a otro ícono de la casa: un rincón ‘tatami’ para leer y descansar en un extremo del living.
“Veinte años atrás, se hacían casas con terminaciones distintas en cada ambiente ; ahora, todo se resuelve con una misma estética. Este proyecto toma fuerza en la síntesis de formas, materiales y colores, y fue un desafío no caer en la tentación de romperla”.
Un poco de Oriente, también en el interior
“En este extremo del living, propusimos una reversión del cuarto de tatami japonés (con colchonetas de paja para relajarse o practicar artes marciales). Es un rincón alternativo para recostarte o leer en paz, resguardado por una espectacular aislación acústica”.
Como si fuera una ventana, a este espacio lo delimita un marco perimetral de madera
Para trabajar o recibir invitados
“Quise resetear este chalet y pensarlo como mi casa definitiva. Se fueron el ladrillo, las divisiones y el vidrio repartido para traer paredes blancas, ventanales y ambientes flexibles, donde pueden coincidir cuarenta personas o puedo estar yo solo frente a una mesa repleta de planos y maquetas”
“Cuando viajo, capto imágenes que reproduzco al extremo. Eso hice en la cocina: encargué una isla completa en acero, mientras buscaba, en Alemania e Italia, proveedores de bachas para mis obras. Confieso que la primera raya sobre la mesada me dolió, pero, después, me empezó a encantar”.
La heladera se recubrió para quedar camuflada en el mueble de cocina
La trama metálica de la fachada se replica en el ploteado de la ventana de un baño, para proteger su privacidad
“Si el piso era de incienso, la escalera también tenía que serlo. Son divertidos los retos de llevar las decisiones al extremo”
El encanto verde de la planta alta
Los dos paños de vidrio corredizos se repliegan y dejan el dormitorio abierto de par en par
Al costado de la cama, un pequeño living invita descansar de otra manera: sentarse a recibir los estímulos del espectacular contrafrente, repleto de plantas.
Baño compartimentado: ¿sí o no?
“Puede que al dividir el baño se pierda un poco de superficie, pero es práctico. Podés quedarte un buen rato en el agua y dejar libre el sector de la bacha para otra persona”.
Con su brillo implacable, la placa de Carrara reproduce el tejido metálico casi con la misma nitidez que el espejo.
Un remate para continuar la desconexión
“El último piso solía ser depósito y sala de máquinas. Ahora, es un espacio multiuso despojado, con algo de aire nórdico. No busqué que fuera minimalista, pero, a veces, no hacen falta demasiados muebles para que un lugar cumpla con su función”
El tejido, desde el jardín
La fachada fue diseñada por los arquitectos y ejecutada por el Estudio Marshall & Asociados en planchas de aluminio plegado. Para las ventanas también se optó por el aluminio: las corredizas son modelo ‘Lumeal’; los paños fijos, ‘Soleal’ (ambos de Technal).
El jardín se divide en dos tramos: la galería, continua al living, y una segunda plataforma que se elevó para conectarla mejor con el espacio integrado de la planta baja.
“Para todo ese piso exterior traje de Italia Ceppo di Gré, el mármol que recubre la mayoría de las fachadas del centro de Milán. Rugoso, es muy resistente al tránsito y al desgaste de la intemperie”