Atraída por una arquitectura sensible que se fusiona con el paisaje del barrio, planteó la decoración de sus 120m2 con pocos objetos, valorados y de buen diseño.
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La arquitecta Cielo Pipkin y su marido, Juan Pablo Haloua (ingeniero industrial y asociado a la inmobiliaria Keller Williams), se mudaron hace cinco años. Con mirada profesional, encararon una búsqueda exigente que finalizó cuando encontraron este edificio que los fascinó desde la fachada por los detalles de construcción, su materialidad y la paleta de colores.
Un mes después del desembarco, Cielo quedó embarazada de Gael, su primer hijo, y luego llegó León, así que, desde el principio, el departamento de 120 metros y tres ambientes amplios se dispuso para la vida familiar con una coherencia genuina: muebles a medida, calidez y espacios fluidos.
El edificio, proyectado por MTL Group, Carlos Levit y Del Puerto-Sardin Arquitectos tiene siete pisos y 28 unidades de tres ambientes con o sin dependencias. La obra fue concebida como un encuentro de materialidades: la crudeza del hormigón martelinado, superficies de vidrio y madera.
“El balcón corrido y las aberturas de pared a pared y de piso a techo reflejan el planteo arquitectónico del edificio y fue uno de los aspectos que nos convencieron”, dice la arquitecta Cielo Pipkin
La mocheta se aprovechó para instalar la guía de la puerta corrediza de chapa plegada que da al dormitorio principal.
El mueble que viene desde el comedor finaliza con la puerta corrediza de chapa plegada.
El sector privado
“El cuero del respaldo de cama fue el punto de partida para definir los colores de mi cuarto; fue la guía para elegir textiles y muebles en tonos similares”, comparte Pipkin. Porque, desde luego, acá también se mantuvieron los materiales y la paleta que le dan identidad al edificio: maderas, texturas puras y cuidadas dosis de negro.
“Aprovechamos lo amplio del balcón para hacer un paisajismo en altura que funciona como fachada verde y adentro se disfruta por las grandes aberturas”
“Pensamos los ambientes según el uso que les damos y teniendo en cuenta que estamos mucho tiempo en casa. En el cuarto de los chicos, priorizamos el espacio para jugar”
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